El autor de Aura y la Región Más transparente cumple tres años de su fallecimiento. Te presentamos un decálogo de Carlos Fuentes para que seas un mejor escritor.   Este 15 de mayo, se cumplen tres años desde que Carlos Fuentes abandonó para siempre la región más transparente. En conmemoración de su aniversario luctuoso, te compartimos algunos datos sobre uno de los intelectuales más notables de la cultura mexicana. Fuentes nació el 18 de novimebre de 1928 en Panamá. Al lado de su padre, vivió su infancia en múltiples países latinoamericanos como Perú, Argentina, Chile, Brasil y Estados Unidos. Durante su adolescencia se mudó a México. Realizó estudios en lo que hoy se conoce como Centro Universitario México y posteriormente ingresó a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). El escritor mexicano fue una de las principales figuras intelectuales de la época al lado del premio Nobel, Octavio Paz y el filósofo  Alfonso Reyes.  Universidades como Harvard, Cambridge y la UNAM lo galardonaron con el Doctorado Honoris Causa. También fue premiado por la Orden Nacional de la Legión de Honor de Francia. El premio Miguel de Cervantes entre muchos otros. Para Fuentes, la literatura es “una educación de los sentidos. Una indispensable escuela de la inteligencia y la sensibilidad a través de lo  que más nos distingue de y en la naturaleza, que es la palabra”. Entre sus principales obras literarias se encuentran La región más transparente, La Muerte de Artemio Cruz, Aura y La Silla del Águila.   Decálogo para escritores de Carlos Fuentes Te presentamos 10 consejos para ser un mejor escritor que el autor mexicano compartió en una conferencia impartida en la Cátedra Alfonso Reyes del Tecnológico de Monterrey durante marzo de 2001.   1. Disciplina. Los libros no se escriben solos ni se cocinan en comité. Es un acto solitario y, a veces, aterrador. Es como entrar a un túnel sin saber si habrá salida. 2. Leer mucho, todo, verazmente. La vida no te va a alcanzar para leer y releer todo lo que quisieras. 3. Relación entre tradición y creación. No hay nueva creación literaria que no se sostenga sobre la tradición, de la misma manera que no hay tradición que perviva sin la savia de la creación. El autor de ayer se convierte en autor de hoy, y el de hoy, en el de mañana. Es así porque el lector conoce algo que el autor desconoce: el futuro. El siguiente lector de Don Quijote será siempre el primer autor de Don Quijote. 4. La imaginación. “La loca de la casa”, abre con todas sus locuras toda las ventanas. Respeta a los vampiros que duermen en los sótanos. Levanta los techos de las casas. La imaginación vuela y sus alas son la mirada del escritor. Mira y sus ojos son la memoria el presagio del lector. La imaginación es la unidad de nuestras sensaciones lideradas. Es el as en que se reúne lo disperso (…) Imaginar es trascender  o por lo menos darle sentido a la experiencia, es convertir la experiencia   en destino y salvar al destino con suerte de la simple fatalidad. 5. La importancia de la realidad literaria. No se limita a reflejar la realidad objetiva.  Añade algo que no estaba allí, enriquece y potencia la realidad primaria. 6. El tiempo en la literatura  transforma la historia en poesía y ficción. La literatura ve a la historia y ésta se subordina fatalmente porque la historia es capaz de verse a sí misma sin un lenguaje. 7. Publicada, la obra literaria ya no te pertenece.  Se convierte en propiedad del lector. También en objeto de la critica y en un diálogo con la obra. La literatura es idéntica al instrumento de su crítica, que es su propio lenguaje; ni las artes plásticas, ni música, el cine, incluso el teatro sufren de esta incestuosa relación entre palabra creadora y palabra crítica. 8. No dejarse seducir por el éxito inmediato ni la ilusión de la inmortalidad. La mayoría de los best sellers de una temporada se pierden muy pronto en el olvido; el bad seller de hoy puede ser el long seller de mañana. Sé fiel a ti mismo y escucha la voz profundad tu vocación. Asume el riesgo tanto de lo clásico como de lo  experimental. 9. Posición social del escritor. El escritor cumple con una función social siempre, manteniendo vivas en la escritura la imaginación  y el lenguaje. Aunque no tenga opiniones políticas, el escritor, le plazca o no, contribuye a la vida ciudad con el vuelo de la imaginación y la raíz del lenguaje. No hay sociedad libre sin ella. No es fortuito que los regímenes totalitario traten de silenciar a los escritores. 10. El décimo mandamiento está en tu imaginación y de todos los escritores  “de su palabra y su libertad”.  

 

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