cintillo-2014 Aunque no hay reglas estrictas, existen algunas recomendaciones para enfrentar los retos que implica la apertura de un negocio. Antes de entrar en pánico, más vale saber cómo actúa un buen empresario.   Por Vanessa Matesanz   Empezar un negocio o mantenerlo representa muchos retos para los empresarios. Para ser un buen emprendedor es necesario tener en cuenta factores como la aptitud, ser autocrítico, adaptarse a los cambios o ser mesurado. Te presentamos 10 rasgos de que todos los buenos emprendedores deben tener.   1. Mantiene la calma. Un buen empresario jamás pierde las formas, la tranquilidad y la mente fría. Si las cosas en su negocio se ponen difíciles, sabe detenerse a pensar de forma tran­quila y sosegada, y encontrar una solución siempre basándose en criterios certeros. 2. Es optimista. Jamás pierde el optimismo: un buen emprendedor es aquel que siempre ve las cosas de la mejor forma posible y afronta los problemas como nuevos retos. Para él nada es imposible y se cree capaz de cualquier cosa. 3. Sabe reconocer el triunfo de otros. El buen empresario reconoce el triunfo de las ideas de sus empleados, compañeros y socios. Si es bueno para el desarrollo del negocio se alegrará sea de quien sea la idea o el proyecto. Valora a todo el mundo que trabaja con él y se apoya en ellos. 4. Lucha hasta el final para conseguir lo que quiere. Para un buen empresario, rendirse es la última de sus opciones: lucha siempre con uñas y dientes por sacar adelante su negocio que tanto esfuerzo le ha costado llevar adelante. Es obcecado y persistente hasta conseguir lo que está buscando. 5. Es autocrítico. Sabe ver dónde está cometiendo los fallos, acepta las críticas de buena manera y siempre quiere mejorar. Es capaz de modificar su conducta e incluso su forma de ser con tal de que su empresa se vea recompensada. 6. Está dispuesto a grandes cambios. Al buen empresario le da igual lo que tenga que hacer con tal de que su negocio despegue y sea próspero. Es todo aquel que no se mantiene estático y obcecado en una sola idea, aquel que escucha consejos y que está dispuesto a llevarlos a cabo por el bien de su negocio. 7. Todo lo que hace es por algo. No hace nada porque sí. Todo está hecho conforme a un plan, un estudio o datos concretos. El buen empresario no deja sitio a la improvisación o a la duda, ya que es un riesgo demasiado alto. 8. Contrata a los mejores. No se conforma con empleados que puedan realizar su trabajo de una manera simple, con empleados que pasen “sin pena ni gloria” por su empresa; él siempre quiere a los mejores. La inversión es grande, ya que a grandes talentos grandes sueldos, pero merece la pena. 9. Jamás derrocha. Cuando las cosas van bien en su empresa sabe ser previsor y no derrochar en cuanto tiene la oportunidad. Es un gran ahorra­dor e inversor que sabe manejar perfecta­mente las finanzas de su negocio. 10. Piensa a corto, mediano y largo plazo. El mal empresario sólo piensa en el hoy, cuando debería pensar también en el mañana. Un buen empresario ve las cosas con una perspectiva de tiempo real, y es consciente de que todo lo que haga hoy repercutirá en el futuro.

 

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