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Estas son las 30 promesas de los negocios 2024
Para decir que el mundo está cambiando y no caer en el eterno lugar común hay que dar argumentos. La transformación de las perspectivas del crecimiento profesional es un tema que no deja de maravillar. Hasta hace unos años, los estudiantes entraban a las aulas universitarias con el deseo de obtener un título que los ayudara a conseguir un empleo; hoy, muchos jóvenes siguen queriendo entrar a trabajar a grandes corporativos, sí, sin duda, y muchos otros quieren seguir el camino del emprendimiento. Las universidades están transformando su papel como espacios de formación de ejecutivos y comienzan a ser semilleros de empresarios. El nuevo enfoque que tienen los egresados de programas de licenciatura o maestría confirma dos grandes verdades:
  1. Nuestros jóvenes están conscientes de la dificultad para encontrar y conservar un trabajo.
  2. No están dispuestos a conformarse. Quieren poner manos a la obra y se preparan para satisfacer las demandas de clientes cada vez más cambiantes, para aprovechar las oportunidades que proveedores tradicionales están desestimando, y buscan sacar el máximo provecho posible de factores internos y externos que impactan la economía.
Hasta hace unos años, el tema del emprendimiento quedaba circunscrito a quienes tenían aversión al riesgo o heredaban los negocios familiares. Incluso, hubo historias de personas que dejaban de lado la tradición que el abuelo había iniciado, y volaban a otros nidos, yéndose a trabajar para empresas más grandes o corporativos internacionales. Hoy, no todos los muchachos piensan que al salir del ambiente estudiantil su destino es el emprendimiento, pero gran parte de ellos está despertando a esta posibilidad y la están considerando seriamente. Estamos en los albores de una nueva época en la que se está formando una comunidad empresarial renovada. Las perspectivas profesionales corren los caminos de dos aspiraciones: alta dirección y emprendimiento. En ambos casos, los directivos y emprendedores están poniendo énfasis en el valor de la información, en la innovación, en la ayuda que les presta la tecnología y en aplicar las mejores prácticas a un negocio con el que se identifican en la cotidianidad.   Punto de inflexión Según Roberto Cabrera, de KPMG, las perspectivas profesionales tienen claras opciones, aun cuando el futuro próximo se plantee incierto. Tanto para los futuros emprendedores como para los nuevos directivos los esfuerzos deben concentrarse en construir relaciones cercanas con los clientes, desarrollar talento humano y desarrollar nuevas formas para entregar productos y servicios. Los jóvenes están abiertos a formar estrategias que los ayuden a ir a conquistar su porción de mercado. Buscan explorar expectativas para encontrar oportunidades, ya sea en el extranjero o en el interior de la República. Este dato marca un punto de inflexión en el paradigma de los nuevos profesionales. En el pasado, el interés estaba marcado en las tres ciudades más grandes del país: Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey. Hoy, es posible imaginar empresas medianas y pequeñas que manifiestan deseos de afincarse en otros estados. Los estados de Querétaro y Guanajuato marcan el liderazgo en esta tendencia, con 27% y 24% de interés para iniciar o expandir operaciones. Jalisco alcanza el 23%, igual que Nuevo León. Y el Estado de México y la Ciudad de México se quedan en un rezagado 18%, según el estudio Delineando estrategias, de KPMG. En un segundo plano está el interés por incursionar en las tres Zonas Económicas Especiales, que tendrán un impulso por parte del gobierno para su desarrollo. Muchos jóvenes están al tanto de los proyectos que se pueden desarrollar en el corredor Interoceánico en el Istmo de Tehuantepec, en Puerto Chiapas, cerca de la frontera con Guatemala y en las zonas promovidas con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial. Lo relevante es que la Universidad de Harvard está acompañando estos proyectos. La academia se arremanga y está dispuesta a ensuciarse las manos.   Perspectivas de crecimiento Esta nueva generación viene con mucho entusiasmo empujando duro. Entienden las variables y saben que no tienen todas a su favor. Se hacen cargo de que más bien es al contrario, y en vez de lamentarse y sentarse a llorar porque ahí viene la tormenta, ponen manos a la obra y le sonríen al mal tiempo. Me atrevo a decir que lo desafían. Nos toca ver nacer a empresarios y ejecutivos más flexibles y dispuestos a sacar ventaja de las complejidades. Saben manejar la tecnología y la ponen a trabajar. Los que entienden el procesamiento analítico de datos y saben jugar con los números tienen grandes posibilidades de éxito, ya que están al corriente sobre cómo pronosticar tendencias, interpretar el comportamiento del mercado y de los consumidores, así como sondear la capacidad de cada negocio frente a la demanda y la innovación, tienen muchas posibilidades de alcanzar el triunfo. Estos muchachos son sensatos. Han dejado de soñar con oficinas elegantes y séquitos de servidores. Saben de las bondades de trabajar desde su casa, de reciclar materiales y de comunicarse en forma gratuita en tiempo real sin importar las distancias. Entienden que el éxito puede ser un golpe de suerte y que la caducidad de los negocios se ha acortado. Deducen que nada es para siempre y aprovechan las oportunidades y las disfrutan mientras están vigentes. Lo mismo se ven a sí mismos en saco y pantalón que poniéndose un mandil para despachar detrás de un mostrador. Alta dirección y emprendimiento son las perspectivas de crecimiento profesional que están marcando tendencia. Son parámetros para trazar estrategias que ayudan a conformar un desarrollo sostenido de una región y de un profesional. En muchos casos, ven ambas alternativas convenientes, están dispuestos a contratarse y a desarrollar proyectos. En otros, ven el emprendimiento como una posibilidad para el futuro. También son capaces de vender su idea al mejor postor. Es la fórmula para lograr resultados confiables dadas las condiciones del mundo actual. Pocos le hacen gestos al escenario de ejecutar sus propias ideas. Entender estas perspectivas de desarrollo profesional, en las que empresarios y ejecutivos, directores y emprendedores se suman en un esfuerzo conjunto, nos llevará a dejar un sendero en el que se vean las huellas de valor. Los que hemos estado en la circunstancia de preparar el terreno y fertilizar la tierra no nos sorprendemos al ver cómo el campo profesional está empezando a germinar con este tipo de frutos, y más bien nos llenamos de admiración.   Contacto: Correo: [email protected] Twitter: @CecyDuranMena Blog: Las ventanas de Cecilia Durán Mena   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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