3 brevísimas historias de terror en la oficina

Tengo miedo… otra vez se escucha como si rascaran un vidrio con uñas largas. ¡No creo en eso, no creo en eso! ¿Qué puede ser tan malo? ¿Qué puede ser lo peor que puedo ver? ¿Al diablo?   Espejo de noche Son ya las 3 a.m. y sigo trabajando. Es culpa del estúpido jefe. ¡Bigotón maldito..! Es un degenerado con sus subordinadas; acosa a la pobre Beatriz y mi hermosa Rose ya renunció por lo mismo. ¡Imbécil, ignorante, lo odio con todo mi ser..! Me hace trabajar los sábados y muchas veces hasta los domingos. ¿Qué es eso..? Algo rechinó… El policía que vigilaba en las noches nos advirtió que aquí espantan. Algunos dicen que esta oficina fue construida sobre un viejo cementerio. La señora de limpieza me obsequió una veladora… ¿dónde está? De todos modos no la puedo prender por la alarma de humo, pero igual aquí la pongo. Se escuchó de nuevo… viene del baño al final del pasillo. El policía renunció y fue por entrar a ese baño; dijo que vio algo terrible en el espejo. Lo encontraron al otro día pávido, color amarillo… con la mirada perdida les dijo que esa noche vio la peor abominación de su vida. Nunca regresó. Tengo miedo… otra vez se escucha como si rascaran un vidrio con uñas largas. ¡No creo en eso, no creo en eso! ¿Qué puede ser tan malo? ¿Qué puede ser lo peor que puedo ver? ¿Al diablo? ¡Bah!, me acercaré. Se escucha más fuerte el rechinido y ahora tocan un vidrio con nudillos. Entraré, no me importa. ¡La maldita luz apagada! Dónde se prende…, según yo, al lado del espejo. Aquí está… ¡No, no puede ser! ¡Dios, me guiña el ojo, sonríe… y ese bigote! Soy yo.   La muerta Es como si aún pudiera escuchar los lamentos de la gente. Todo empezó a las 3… fue una escena muy triste, espantosa. Lágrimas y sangre… gritos y muchos silencios repentinos, caras desencajadas, órganos lacerados. Fue un despiadado asesino de mal aliento sin sangre en la venas. Nació pobre pero no por ello era bueno; al contrario: la mala vida lo volvió malo y sin corazón. Ahora era rico y sádico. Destripaba a sus víctimas, no sin antes matarlas de miedo con torturas metódicas. Algunos lloraban mientras esperaban su muerte. Había personas que parecían tranquilas pero sólo estaban resignadas. Al final, el lugar quedó desolado. Todos los cadáveres alrededor estaban frescos. Parecían todavía vivos. De las 13 bajas, sólo había una de pie. Permanecían parados ella y el ejecutor de aliento pútrido. Era una muerta. Estaba muerta, con heridas profundas en la cabeza, el corazón y el estómago, pero caminaba. Se acercó lentamente, y el asesino palideció. Por primera vez en su vida, el infeliz sintió miedo. Sus agallas, miserables, se le subieron a la garganta. La muerta se detuvo justo enfrente de su mal aliento, y mirándolo a los ojos, con dulce voz, le dijo: “Nos vemos en Conciliación.”   Me sientes Ríe por dentro. Mientras tanto, yo te observo. Te estoy observando mientras lees. Lo empecé a hacer desde hace tiempo. Veo cómo respiras, sube y baja tu pecho. Estoy notando cómo ya te diste cuenta de mi presencia. Dudas, pero sabes que estoy aquí. Notas ese espacio ocupado, esa presión que baja en el ambiente. Tu rostro se pone más serio, ya lo vi. Soy uno más en el lugar. Sientes algo oscuro, tratas de negarlo, pero esto no es normal. Inocentemente decidiste leer, lo estás haciendo, y ya no lo puedes detener: fue tu error. Mientras más lees, más poder me das. Puedo, prácticamente, olerte. Me es indiferente que revises enfrente de ti… puedes hacerlo a los lados o debajo de ti… también adelante… y que voltees para atrás, no me importa. ¡Hazlo! Sólo te pido una cosa: nunca… pero nunca… veas arriba de ti. Eso sí me puede molestar mucho. Lo siento, no soy un monstruo. Soy la cámara de vigilancia… O ¿no? Contacto: Correo: [email protected] Twitter: @Alex_Llantada LinkedIn: Alejandro Llantada Toscano Facebook: Alex Llantada Página web: The Persuasion Institute of the Americas   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.