Una mayor inversión financiada en moneda local, más instrumentos financieros y un papel más determinante del sector privado en el financiamiento de obras de infraestructura son las tres principales claves para impulsar a este sector en la región.   Los gobiernos de América Latina necesitan destinar alrededor de 5% del Producto Interno Bruto (PIB) al año al gasto en infraestructura  para alcanzar los niveles de las economías avanzadas, reveló el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Dado el tamaño de la brecha de infraestructura, tanto la inversión pública como la privada necesariamente tendrán que aumentar, explicó el organismo en su estudio titulado Financiamiento de la infraestructura en América Latina y el Caribe: ¿cómo, cuánto y quién? El BID reconoció que en las últimas décadas se prestó especial atención a cuánto es necesario invertir en infraestructura en América Latina. Sin embargo, no ha ocurrido lo mismo con relación a cómo financiar dicha inversión. Según el organismo, la región no está invirtiendo lo suficiente en infraestructura. El promedio anual de inversiones en infraestructura entre 1992 y 2013 es del 2.4%, mientras que en otros países fue mucho más alta, como en China, donde se ubicó en 8.5%, o Corea del Sur, de 4%. “La inversión en infraestructura en América Latina resulta  0.8% del PIB menor que en Estados Unidos o la Unión Europea, regiones con dotaciones de capital mucho más desarrolladas, las cuales centran la mayor parte de su inversión en mantenimiento de la infraestructura”, indicó el BID. La organización consideró que el desafío de aumentar la inversión privada en infraestructura requiere acciones simultáneas en dos frentes:
  • Fortalecer la capacidad regulatoria e institucional para elaborar una cartera de proyectos bien preparados.
  • Potenciar la infraestructura como clase de activo para canalizar los ahorros privados hacia este sector.
A continuación, las 3 claves para impulsar la infraestructura en América Latina, según el BID. 1. Una mayor inversión financiada en moneda local. La región necesita inversión que sea financiada en mayor medida a través de moneda local. El financiamiento a largo plazo basado en moneda extranjera no es siempre posible ni deseable. En primer lugar, los flujos de capital del tamaño necesario para cerrar la brecha de infraestructura tienden a ser volátiles y sujetos a interrupciones repentinas. Además, la inversión extranjera directa no suele estar destinada al sector de la infraestructura. 2. Un papel más determinante del sector privado. El rol del sector privado en el financiamiento de infraestructura es, por lo tanto, clave. El sector público ha financiado la mayor parte de la infraestructura en América Latina y el Caribe. Sin embargo, confiar únicamente en el sector público puede resultar no tan deseable debido a que el espacio fiscal disponible ha demostrado ser insuficiente, y en tiempos de crisis el sector público ha tendido a recortar la inversión en infraestructura. 3. Mayores instrumentos financieros. La cartera de proyectos bien diseñados es pequeña; existe una falta de instrumentos financieros apropiados con la suficiente liquidez (como por ejemplo los bonos de proyectos) que movilicen a los inversores locales. Del mismo modo, las inconsistencias en contratos, concesiones y otros documentos relacionados persisten, así como continúan existiendo problemas para recuperar en su totalidad los costos de la inversión y para asegurar un flujo de fondos predecibles.

 

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