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Estas son las 30 promesas de los negocios 2024
cintillo Cada vez hay más personas que casan sus ganas de emprender con su deseo de cambiar a la sociedad. De acuerdo con Ashoka, cada vez más proyectos presentados en México cumplen los requisitos para ser considerados emprendedores sociales. Por Ana Paula Flores El siglo XXI ha sido el escenario de la expansión para los emprendedores sociales. Tener un negocio rentable y satisfacer una necesidad de la sociedad siempre será, para muchos, un ideal al emprender. De acuerdo con el reporte Emprendimiento social en México y Centroamérica. Tendencia y recomendaciones, elaborado por Ashoka y publicado en 2015, mientras que en 2009 sólo 14% de los proyectos presentados en México cumplieron con los requisitos de la Fundación, en 2014 el 55% de ellos lo lograron. Para Ashoka existen cuatro factores que pueden explicar el incremento de emprendedores sociales en México:
  1. La relación entre la población y el acceso al mercado.
  2. Una economía cada vez más sofisticada que busca resolver problemas sociales básicos.
  3. La ineficiencia gubernamental y la frustración de la población.
  4. Los apoyos del Instituto Nacional del Emprendedor (Inadem).
Lo cierto es que cada vez se observan más historias de emprendimiento social exitoso en el ecosistema mexicano, sobre todo porque cada vez hay más conciencia de las áreas de oportunidad que sectores como salud y medio ambiente representan en el país.   A propósito de la salud Benjamín Rojas es director general y cofundador de UHMA Salud, empresa dedicada a ofrecer programas de salud para las empresas y una de las 30 Promesas de los Negocios Forbes 2016. Desde muy joven, Benjamín sintió la vocación de hacer un cambio en la salud de los mexicanos: a los 16 años fue voluntario de la Cruz Roja y posteriormente, en 1999, fundó HU Manos Médicas, una asociación civil dedicada a atender a personas en estado de marginalidad y que lo hizo acreedor al Premio Nacional de la Juventud 2002. Otro caso es el de Marco Antonio Álvarez, cofundador de Meridia, empresa que nace a partir de la experiencia que tuvo con su abuela, quien padeció Alzheimer. “Me di cuenta de la carencia de soluciones que existían para ella, y fuimos testigos de cómo se deterioraba su calidad de vida día a día”, describe. Y es que en muchas ocasiones las personas con discapacidad no encuentran la atención médica correcta, lo que profundiza la enfermedad. Hablando de discapacidad, también se encuentra 123Mobilité, empresa que concatena este ideal de ser independiente y rentable y apoyar el crecimiento de la sociedad. De acuerdo con su director general y cofundador, Raúl Sergio López, él eligió emprender a los 33 años por “superación personal y ayudar a la comunidad”. La idea de que el negocio no está peleado con el desarrollo social también está materializado en Plenlife, una empresa que desarrolla productos nutricionales para adultos que padecen diabetes, o son intolerantes a la lactosa o al gluten. Con su programa Masde1, la empresa dona un bote de producto a personas en situación de marginalidad por cada uno que sus clientes compran. Juan Pablo González, director general y cofundador, es de los emprendedores innatos, pues inició su primer empresa a los 17 años para pagarse sus estudios.   A favor del medio ambiente Otro de los sectores muy recurridos por los emprendedores sociales es el medio ambiente. Este es el caso de tres emprendedores seleccionados en la categoría de emprendimiento social: Grupo Ha, Basurama y PIIBR2. Grupo Ha ofrece consultoría y capacitación a empresas que trabajan con uno de los recursos más escasos que tenemos en México: el agua potable. Su trabajo con empresas como Coca-Cola busca generar conciencia de la importancia que tiene cuidar ese líquido vital. De acuerdo con su director general y fundador, Luis Ernesto Marín, la empresa pronto ofrecerá maestrías en línea enfocadas en temas relacionados con el cuidado del agua. Basurama es el ejemplo del éxito que puede tener un giro en el negocio: orientada a la recolección y separación de la basura, esta empresa cambió a los condominios como clientes y eligió a los corporativos. “Conseguimos dar servicio a cerca de 10,000 casas, pero las mafias relacionadas con los pepenadores, altos costos de recolección y nuestra estructura formal de empresa nos obligaron a voltear a las empresas, que sí pagaban por el servicio de recolección de basura”, dice Sergio Valencia, director general y fundador de Basurama. Para Sergio, el mayor logro que la empresa ha tenido es salvar más de 300,000 árboles implementando el sistema Recycling Management. PIIBR2 es una empresa pionera en México en los fondos forestales. “En los últimos 12 años se han perdido casi 2.6 millones de hectáreas y en el mismo periodo se ha logrado sembrar casi 450,000 hectáreas con una tasa de sobrevivencia promedio de 6% a los cinco años. Esto es lo que nos motivó a crear una empresa que se dedicara a tomar un problema como los gases de efecto invernadero y convertirlos en árboles para zonas desérticas, al principio como inversión para nuestros hijos y después creció tanto la demanda de amigos y familiares que decidimos crear un bioparque en Sonora de 3,500 hectáreas”, dice Gerardo Ríos, cofundador del proyecto.   No todos pueden ser sociales De acuerdo con Ashoka, no todos los proyectos lucrativos que apoyan el desarrollo social pueden considerarse como emprendimiento social: el principal aspecto a tomar en cuenta es la escalabilidad. La empresa debe seguir creciendo, ser rentable y mantener su propósito social para ser considerada como social. Ya lo dijo Bill Drayton, fundador de Ashoka, al recibir el premio Príncipe de Asturias en 2011: “Los emprendedores sociales no se conforman con dar un pez ni con enseñar a pescar. No descansarán hasta haber revolucionado la industria pesquera.” Así es el emprendimiento social: busca generar cambios en el ADN de la industria, ya sea por vocación o por sensibilización, porque saben que siempre habrá un área de oportunidad.

 

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