El futbol de los alemanes ha entrado a un proceso llamado “de constante maestría”, opuesto al proceso enfocado al resultado inmediato.     Tras perder la semifinal de la Copa del Mundo de Italia 1990, el talentoso delantero inglés Gary Lineker, dijo la siguiente frase: “El futbol es un juego muy simple: 22 jugadores persiguen un balón durante 90 minutos y al final los alemanes siempre ganan.” Sin embargo, durante los siguientes 15 años el sistema alemán –ese de jugadores de quijada cuadrada y de gran dureza– comenzó a quedarse en el camino, no accediendo a las fases finales de las competencias mucho más frecuentemente de lo acostumbrado. A pesar de ganar la Eurocopa 1996, se quedaron en cuartos de final durante los siguientes Mundiales de futbol. En las Eurocopas de 2000 y 2004 ni siquiera sobrevivieron a la fase de grupos. Los sistemas y la velocidad del futbol cambiaron y Alemania necesitaba adaptarse. El nuevo proyecto alemán inicia en 2004, justo dos años antes de ser los anfitriones del Mundial. Las siguientes Eurocopas y el Mundial de Sudáfrica fueron sus campos de crecimiento y preparación. La clásica disciplina alemana sigue presente en esta generación, lo cual les permite planear a mediano y largo plazo. También mantienen esa determinación y la han nutrido con una nueva capacidad de innovar y de ser flexibles durante el partido o el torneo, convirtiéndose en un equipo con un enfoque que un yogui envidiaría y desplegando un futbol que enamora incluso al más reacio espectador. La estampida que pasó sobre el equipo brasileño el 8 de julio es consecuencia de 10 años de preparación de este equipo alemán. ¿Cuáles fueron las claves de este equipo para su éxito durante la Copa del Mundo?   Los 5 engranes de la maquinaria alemana 1) Confiar en el proceso. Este equipo inicia su camino en 2004 con Jürgen Klinsmann, y tal vez la gente olvida que Joachim Löw, hoy su actual entrenador, era el asistente en ese año y toma al equipo en 2006. En cada espacio de tiempo han añadido una nueva característica. Klinsmann introdujo un tipo de preparación física enfocada a la velocidad física y mental, totalmente diferente del estilo rígido del pasado. Cada experiencia en torneos les ha dejado aprendizajes, y tanto entrenador como jugadores han crecido juntos durante ocho años.   2) Conciencia. Si no se es consciente de lo que está sucediendo entonces no podrá ser utilizado para cambiar. Después de la humillación sufrida en la Eurocopa 2000, en la cual quedaron en último lugar del grupo, los dirigentes del futbol alemán no perdieron tiempo en buscar culpables o hacer una cacería de brujas. Hicieron un análisis profundo y vieron que el problema estaba en el proceso de desarrollo de jugadores. Estudiaron lo que hicieron los franceses, quienes después de faltar a Italia 90, crearon un plan cuya consecuencia fue ganar un Mundial y dos Eurocopas; lo adaptaron y pusieron en marcha su proyecto.   3) Planeación a largo plazo. Lo que sucedió en el interior del futbol alemán fue una revolución. Se crearon 121 centros de futbol para talento nacional a lo largo y ancho de Alemania, y se obligó a todos los equipos profesionales a tener sus propias escuelas, siguiendo lineamientos muy claros y con entrenadores certificados. El sistema debía ser perdurable y no dejaron nada a la improvisación. Hoy, estos centros funcionan de manera sostenible y con una visión clara. En dos años se invirtieron 100 millones de dólares en un proyecto que no espera sacar uno o dos jugadores por generación, sino escuadras completas listas a levantar la mano para continuar la excelencia de los alemanes en el futbol.   4) Adaptabilidad y flexibilidad. Primero cambiaron su eterna formación por una mucho más moderna, pero la clave es que los jugadores de media y delantera intercambian posiciones constantemente sin perder de vista responsabilidades y el sistema del equipo. Esto causa muchos problemas a defensas que están acostumbradas a espacios y jugadores mucho más fijos. El sistema requiere de una mezcla de jugadores jóvenes y veteranos en perfecta armonía.   5) Estar presente en el momento. Éste es un concepto muy interesante. Significa que se es consciente de los eventos del pasado y de la meta en el futuro, pero ninguno de los dos deben afectar o poner presión al momento presente. Para entenderlo vayamos al partido en contra de Brasil: Al caer el primer gol, los alemanes festejan pero sin exageraciones; no han ganado nada, es sólo un gol y falta mucho tiempo. El entrenador alemán aplaude, sin más. Para Brasil fue un detonador. En entrevistas posteriores, el porteo brasileño relata lo que los dos primeros goles causaron en el ánimo, las emociones y el parado del equipo. Mientras que un equipo se enfocaba rápidamente después del gol y seguía atento a un planteamiento y una estrategia, el otro parecía adormilado y con la mente puesta en dos momentos: el pasado (la sorpresa de recibir dos goles cuando se pensaban en la final del Mundial en su país) y el futuro (la tragedia de quedar eliminados y el fracaso que cargarían). El resultado fue recibir cuatro goles en un espacio de cinco minutos.   El domingo 13 de julio, Joachim Löw por fin sonreía de oreja a oreja, escena presenciada hasta ese momento. Lo que representa esa sonrisa es la meta alcanzada después de 10 años de camino e ir cumpliendo las tareas en el plan que se planteó ocho años antes. Cada tarea y meta secundaria cumplida (un gol, un partido ganado, un nuevo jugador joven que era desarrollado), sin duda, valía el aplauso, pero no la gran sonrisa; ésa era reservada para el momento en que se cumpliera la gran meta planteada: ser campeones del mundo. Al iniciar el Mundial, Alemania no esperaba un milagro. Confiaba en su proceso y tenía un enfoque hacia la tarea inmediata. En su hotel de concentración mandó instalar una cancha con el mismo pasto, en la misma orientación y cortado a la misma altura que el pasto en que jugarían la primera ronda del Mundial. Cada jugador llevaba un iPad con un software que le permitía analizar a los jugadores rivales del siguiente partido y de acuerdo con la posición que el jugador tenía. Todos los detalles fueron atendidos, de cada “derrota” o “triunfo”; de cada gol anotado o recibido aprendieron algo que incorporaron a su proceso. Hoy han conquistado su cuarto título mundial, pero este título es tan sólo una meta grande dentro de un proyecto más grande aún: una forma de hacer las cosas que les permitirá constantemente tener al alcance de la mano la Copa de la FIFA. Han entrado a un proceso llamado “de constante maestría”, opuesto al proceso enfocado al resultado inmediato. No esperen que vuelvan a pasar 14 años para su quinta estrella en el uniforme.     Contacto: Correo: [email protected] / [email protected] Twitter: @ChevalierJP     Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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