Por Lauren Gensler Para la mayoría de nosotros, las tarjetas de crédito se han convertido en uno de los instrumentos más prácticos. Las usamos para ir al súper, comprar boletos de avión y todo lo demás. Hacemos una estrategia para ganar la mayor cantidad de puntos. Contamos con ellas como un medio para construir nuestro historial crediticio. Hay ciertos hábitos que tenemos asimilados, como pagar siempre nuestros saldos mensuales y llamar al banco si perdemos una tarjeta. Sin embargo, hay algunas cosas que podríamos estar haciendo deliberadamente mal. Aquí hay cinco malos hábitos crediticios que podríamos botar: 1- Tener un saldo pendiente porque crees que ayudará a tu historial crediticio. La mitad de los estadounidenses cree que tener un saldo en su tarjeta de crédito mes a mes es de gran ayuda para su puntuación de crédito, de acuerdo con un nuevo estudio de NerdWallet. No tanto. De hecho, lo único que hacen al mantener un saldo es regalar dinero a través del pago de intereses. Lo que se debe hacer, si es posible, es pagar el saldo completo cada mes. La sola existencia de una tarjeta de crédito a tu nombre significa que estás construyendo un historial, no es necesario contar con un saldo pendiente. 2- Llevar tu tarjeta al máximo. Gastar tanto como te es posible en una tarjeta de crédito –alcanzar tu límite de crédito–es malo para tu calificación crediticia. Sin embargo, cuatro de cada cinco estadounidenses no son conscientes de que los altos saldos pendientes son perjudiciales para su crédito, según una encuesta de Bankrate. Eso se debe a algo que se llama coeficiente de uso, lo que básicamente mide la cantidad que gastas en comparación con la cantidad de crédito tienes a tu disposición. En esencia, los prestamistas quieren ver que eres responsable y no vas a gastar hasta el último centavo que tienes asignado sólo porque puedes. Digamos que tu límite de crédito es de 50,000. Incluso si usted puedes darte el lujo de pagar el saldo, resulta poco aconsejable. En su lugar, mantén tus gastos a menos de 30% de tu límite, o 15,000 en este ejemplo. 3- Suponer que la comisión anual vale la pena. Sí, las ventajas suelen ser más y mejores con las tarjetas que tienen una comisión anual. Sí, hay algunas tarjetas (como las de las aerolíneas) que no puedes conseguir sin desembolsar la cuota anual. Sin embargo, hay algunos cálculos que debes hacer antes de optar por este tipo de tarjetas. Mientras más tarjetas tengas, más difícil resulta gastar lo suficiente con ellas para justificar su costo. 4- Olvidar cobrar tus puntos. ¿Cuál es el punto de ganar puntos con tus tarjetas de crédito si nunca los usas? En un estudio reciente, NerdWallet descubrió que una de cada cinco personas no redimieron sus puntos el año pasado. Aunque los puntos que has acumulado podrían parecer poca cosa, todos suman. Date 60 segundos, revisa cuántos tienes y qué puedes hacer con ellos. 5- Cancelar las tarjetas que ya no usas. Es comprensible que desees hacer limpiar tu cartera de vez en cuando y tirar tarjetas que estén acumulando polvo. Sin embargo, hay razones para pensar dos veces antes de hacerlo. Cuando te deshaces de una tarjeta de crédito, incluso si es una que ya no usas, estarás dañando tu puntaje de crédito. ¿Por qué? Es malo para tu coeficiente de uso, ya que estás renunciando al crédito total que se te ha otorgado. En su lugar, conserva las tarjetas bien resguardadas. Paga con ellas una comida o algo de la farmacia de vez en cuando para que no sean canceladas por inactividad.

 

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