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¿Piensas que moverte en automóvil propio es tu mejor opción de movilidad? Te presentamos cinco motivos para reflexionar sobre este medio de transporte en la ciudad.   La Ciudad de México vive en un caos vial. Diariamente circulan más de 20 millones de personas. El principal sospechoso de la parálisis urbana es el automóvil. Un botón de muestra: 7 de cada 10 vehículos que circulan en la Zona Metropolitana son particulares, pero sólo representan 1 de cada 10 viajes por persona realizados en la ciudad, según datos de Fideicomiso para el Mejoramiento de las Vías de Comunicación del Distrito Federal (Fimevic). Pero la prioridad son los vehículos: 80% de la inversión en infraestructura en la ciudad es para los autos, afirma Jesús Padilla Zenteno, presidente de la Asociación Mexicana de Transporte y Movilidad. Estas variables inciden en que el traslado promedio de la casa al trabajo alcance 1.5 horas, tres horas diarias en auto o transporte público al día, de acuerdo con un informe de la firma Regus. Además, abundan las personas que no cambiarían su auto por otro medio de transporte. Tal es el caso de Laura González, que se ha transportado en automóvil toda su vida. A los 17 años, mientras cursaba la preparatoria, sus padres le obsequiaron su primer coche para ir a la escuela. Su trayecto duraba 10 minutos, equivalentes a tres estaciones en Metro; no obstante, nunca utilizó este medio de transporte hasta que cumplió 23, cuando trabajó en el Centro Histórico de la Ciudad de México.  “No usaba mi auto porque no había lugar para estacionarlo”, explica. Hoy, Laura tiene 27 años y un coche nuevo. La ruta a su trabajo actual dura 15 minutos. La comodidad y rapidez que este transporte le proporciona no las cambiarías por nada. Este razonamiento ha generado un número creciente de automóviles con sólo un pasajero en las calles y avenidas de la ciudad. México ya figura entre las naciones con peores niveles de congestionamiento vial y las consecuencias del aumento del uso del automóvil son cada vez mayores. Por eso, antes que sigas viajando tú solo en auto, aquí te presentamos algunos factores que debes evaluar: 1. El tráfico. La Ciudad de México ocupa el segundo lugar de tráfico a nivel mundial, sólo detrás de Estambul, Turquía, con 89% de congestión en horas pico, según el conteo de la firma alemana de productos de navegación y mapeo automotriz TomTom. La población en la Ciudad de México no ha crecido de manera importante, pero sí toda la periferia. “Esto implica grandes desplazamientos que propician una alta motorización, porque los habitantes no tienen posibilidades de transporte, y  lo que hace es adquirir un carro, lo que provoca un alto congestionamiento”, explica en entrevista Fernando Páez Mendieta, director de Sistemas de Transportes Integrados de Centro de Transporte Sustentable Embarq México. Además, el aumento demográfico empuja al conflicto vial. De 2000 a 2010, la tasa de crecimiento promedio anual del Estado de México fue de 1.4%, con una población total de 15.1 millones de personas, mientras que el DF creció 0.3% y se ubica en 8.8 millones, según el censo de población de Inegi. Esta congestión vehicular en el Distrito Federal representa una pérdida de 3.3 millones  de horas-hombre por día, lo que equivale al presupuesto de la Universidad Nacional Autónoma de México de 33,000 millones de pesos, según un estudio elaborado por CTS Embarq.   2.Gastos fijos. Desde hace 10 años, Laura gasta un promedio de 400 pesos semanales en gasolina, un total de 20,000 pesos anuales. El costo redondo por viajar en el Metro, y un camión adicional, suman entre 100 y 120 pesos a la semana. Para Laura, viajar en Metro implicaría un desembolso anual de menos de 6,500 pesos. Los parquímetros —o, en su defecto, franeleros— son otro gasto cotidiano que enfrentan los conductores, como Laura. Por estacionarlo en una zona con este dispositivo durante nueve horas, el cobro es de 360 pesos semanales. Sin considerar sábado y domingo, el total es de 18,000 pesos anuales. A estos gastos se suman la afinación y mantenimiento anual del auto.  Laura desembolsa 1,300 pesos, que incluyen la verificación de su vehículo. “La verdad, tener un auto sí es muy caro. Sería una de las razones por las que no tendría coche.”   3. Devaluación. En 2012, Laura cambió de automóvil por un modelo de Toyota. El valor de su vehículo es de 179,700 pesos con transmisión manual, y su devaluación es de 3.2% anual. En tres años, el descuento sumará 28,752 pesos. Pero no todos los automóviles se devalúan a ese ritmo. Su vehículo es una las pocas excepciones, pues la devaluación automotriz oscila entre 7 y 20.1% anuales.   4. Seguros Cada año, 15,000 personas fallecen  por accidentes viales en el país. La indemnización en caso de muerte alcanza 3.5 millones de pesos, según datos de la aseguradora Axa. Laura desconoce cuánto paga por su seguro —sus padres se encargan del pago—, pero el monto promedio por un seguro automovilístico va desde los 1,680 por una cobertura anual de responsabilidad civil, hasta los 10,400 por una cobertura amplia. Las probabilidades de que su auto esté a salvo en la ciudad no son alentadoras. El Distrito Federal ocupa el segundo lugar de robos vehiculares a nivel nacional, con 10,828 casos reportados, según los últimos datos de AMIS. Si este escenario ocurre, Laura tendría que pagar el deducible, y los porcentajes sobre el valor comercial del vehículo son variables. Los acuerdos más comunes se encuentran entre 5% para la cobertura de daños materiales y 10% para el caso de robo total, según datos de la aseguradora GNP.   5. Contaminación. Laura argumenta que una de las razones por las que eligió su auto nuevo es porque consume menos gasolina, pero la decisión se subordinó al ahorro monetario y no ante una mejora del medio ambiente. El sector de transporte es responsable de 22.2% de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel nacional, así como de 50% del consumo de energía total producida en el mundo, de acuerdo con el Centro de Transporte Sustentable (CTS) Embarq. El número de automóviles en México pasó de 11.2 millones a 35 millones entre 1992 y 2012. Esto representó un mayor costo para el ambiente. Desde 2009 representa, por degradación ambiental, un monto de 532,679 millones de pesos. Además, 14,700 mexicanos murieron por la mala calidad del aire en 2010, según datos de la Organización Mundial de la Salud.   El transporte público eficaz aún está ‘demasiado lejos’ La Ciudad de México requiere una nueva estructura de transporte público para hacer frente al reto de movilidad generado por el exceso de autos en las calles. Páez considera que un punto de partida es acercar la adquisición de bienes y servicios, incluso los lugares de trabajo a los ciudadanos. El directivo asegura que se requiere estimular el uso del transporte público para reducir el número de vehículos que funcionan en la ciudad, pero reconoce que el transporte concesionado, que abarca 60% de los viajes de transporte público —12 millones de viajes al día— es un sistema obsoleto. “Hay que promover los vehículos no motorizados (como bicicletas), organizar el transporte de carga y propiciar que el vehículo particular sea usado de forma muy racional.” Esto implicaría integrar nueva infraestructura, un medio de pago tarifario, que los servicios sean complementarios,  una autoridad única que se encargue de gestionarlo, además de una imagen del transporte donde el ciudadano identifique que sólo se trata de un sistema de transporte público con una oferta distinta. Cuando Laura iba a la universidad, ubicada en la salida de la ciudad, el transporte escaseaba. La mejor opción era su vehículo, pero cuando su casa de estudios implementó transporte escolar, ella dejó en casa su automóvil. No obstante,  ella reitera que nunca cambiaría su vehículo por el transporte público, aunque admite que el sistema de Metrobús sí le gusta por su eficiencia. “Cuando puedo, lo uso.”

 

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