Por Antoine Gara Luego de la victoria del Trump en la elección presidencial del martes, uno de los primeros nombres que sonaron para el próximo Secretario del Tesoro fue el de Jamie Dimon, pero el CEO de JPMorgan. Si bien no está claro si hay una oferta para el puesto o si Dimon aceptaría, la realidad es que él y otros grandes ejecutivos de Wall Street se están beneficiando en grande de la inminente llegada del republicano a la Casa Blanca. Forbes calcula que la recuperación de las acciones de los bancos desde el día de las elecciones ha aumentado el valor de las acciones y opciones mantenidas por seis CEOs de los grandes bancos por un total colectivo de 159 millones de dólares (mdd). Dimon ha conseguido la mayor ganancia ya que sus tenencias aumentaron 69.8 mdd desde que Trump derrotó a Clinton ganando el voto del Colegio Electoral. Detrás de Dimon está el CEO de Goldman Sachs, Lloyd Blankfein, cuyas acciones y opciones subieron 63.9 millones desde el martes, mientras las acciones del banco de inversión subieron 10% en menos de tres días. Las participaciones de James Gorman, CEO de Morgan Stanley, han subido 10.4 millones de dólares, mientras que el recientemente nombrado CEO de Wells Fargo, Tim Sloan, ha visto sus acciones y opciones subir 8.3 millones de dólares. Completando a este grupo de élite de Wall Street está el CEO de Bank of America, Brian Moynihan, y el CEO de Citigroup, Michael Corbat, quienes han visto aumentar sus participaciones en 5.4 y 1.3 millones de dólares, respectivamente. El presidente electo Donald J. Trump ha prometido una agenda económica de gasto de infraestructura y una regulación reducida que creará empleos y prosperidad para los trabajadores de cuello azul, quienes han visto caer sus ingresos con la disminución de la manufactura. Pero incluso antes de que Trump asuma el cargo, las acciones de los bancos han repuntado con un nuevo optimismo sobre el entorno de ganancias para los grandes prestamistas. Wall Street espera que Trump será capaz de pasar grandes proyectos de infraestructura y gastos de defensa que podrían poner en marcha la economía de EU en un segundo equipo. La perspectiva de un gasto fiscal considerable por parte del presidente electo republicano se produce después de años de oposición, y está haciendo que los inversionistas de bonos vuelvan a pensar en una “nueva normalidad” de bajo crecimiento y bajas tasas de interés, acentuando la curva de rendimiento. Desde el martes, el diferencial entre la nota del Tesoro de 2 y 10 años se ha acentuado 25 puntos básicos, un aumento del rendimiento que probablemente agregará cientos de millones en ganancias trimestrales a los resultados financieros de los grandes bancos. Para arrancar, Trump ha dirigido una plataforma de cortar la burocracia y la regulación en Washington, liberando nuevos canales de crecimiento para la economía de los Estados Unidos. Este alivio regulatorio puede sentirse más en Wall Street porque las regulaciones más pesadas llegaron bajo el presidente Barack Obama y tenían en la mira a los bancos más grandes de Estados Unidos después del colapso financiero de 2008. La Ley Dodd Frank de 2010 reformó a Wall Street forzando a los bancos a aumentar dramáticamente su capital y liquidez, al tiempo que reducían el apalancamiento. Además, la llamada Regla Volcker obligó a muchos bancos a deshacerse o recortar los que una vez fueron negocios lucrativos, como el trading inmobiliario, además de las inversiones inmobiliarias directas y las inversiones de capital privado. Otros impactos de la ley incluyeron una nueva supervisión por parte de la Reserva Federal, tales como pruebas de estrés anuales, un consejo de supervisión de la estabilidad financiera y límites a la capacidad de las empresas para comerciar con materias primas o mantener grandes inventarios de activos financieros. Todas estas nuevas regulaciones podrían revertirse durante la administración de Trump, abriendo nuevas fuentes de ganancias para los bancos y reduciendo sus costos operacionales y legales. El equipo de transición de Trump dijo el jueves que “estará trabajando para desmantelar la Ley Dodd-Frank y reemplazarla con nuevas políticas para fomentar el crecimiento económico y la creación de empleo”. Reportes del Wall Street Journal indican que la administración Trump no puede desmantelar la Ley enteramente. Sin duda, el alivio regulatorio y el aumento del gasto fiscal en una presidencia de Trump deberían beneficiar tanto a Wall Street como a todos los negocios. “Si quieres ser bueno para los banqueros, tienes que tener políticas que sean buenas para el crecimiento económico”, dijo el CEO de Goldman en una conferencia organizada por el New York Times. Por ahora, las expectativas sobre la agenda de Trump ya son claras en los bolsillos de los banqueros más prominentes de Wall Street. Las ganancias de Dimon han sido impulsadas por una acertada apuesta de 26.6 millones de dólares que hizo en su compañía este febrero, cuando los mercados estaban colapsando. Esa compra, de unas 500,000 acciones de JPMorgan a un costo aproximadamente igual al ingreso anual de Dimon, ha pagado y ha ganado más de 30% o 11.7 mdd (excluyendo pagos de dividendos). Warren Buffett, un partidario de Hillary Clinton, es hasta ahora el rey de las ganancias de las acciones después de las elecciones. El valor de sus tenencias en Berkshire Hathaway ha aumentado 2,600 millones de dólares. A pesar de apoyar a Clinton, Buffett espera un impulso positivo para las finanzas y la economía después del día de las elecciones. “El mercado bursátil será mayor dentro de 10, 20, 30 años a partir de ahora, lo habría sido con Hillary, y lo será con Trump”, dijo Buffett a CNN el viernes. Berkshire Hathaway posee cerca de 10% de Wells Fargo y 2.7% de Goldman Sachs, y podría comprar 700 millones de acciones de Bank of America por 5,000 mdd en cualquier momento entre ahora y septiembre de 2021.

 

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