Hay factores que se deben potenciar a fin de que la mujer asuma un mayor protagonismo en los diversos aspectos en que ha conquistado espacios. Veamos cuáles son.   Las mujeres tienen talentos naturales, capacidades y recursos que desarrollaron mejor que sus contrapartes masculinas y que constituyen herramientas de crecimiento personal, aportación social y desarrollo económico. Sin embargo, todavía existen diversos factores que deben ser potenciados, cultivados y fortalecidos a fin de que asuman un mayor protagonismo en los diversos aspectos en los que han conquistado espacios, acceso equitativo y oportunidades. A lo largo de los años, en los que hemos trabajado con ejecutivas, mujeres de negocios, emprendedoras, políticas, servidoras públicas, directivas, candidatas, ministras de culto y mujeres con posiciones de liderazgo, encontramos que los siguientes son los pasos críticos de un modelo para detonar el empoderamiento y liderazgo de la mujer.
  1. Liberación y rompimiento Lo primero es liberarse de muchas cargas psicológicas, afectivas, sociales y personales que se le han adjudicado históricamente a la mujer, entre ellas la distribución de roles, las funciones, esquemas, prejuicios y hasta las limitantes que se les imponen. En nuestros talleres, las participantes comienzan con un rompimiento con cargas tremendas que –incluso aquellas consideradas como triunfadoras– llevan consigo; maltratos, relaciones disfuncionales de pareja, sentimiento de soledad, autoestima deteriorada; la competencia de otras mujeres; ecos y reclamos de la presión de familia, amigas, amigos; triunfos y logros que no satisfacen; la sensación de no estar a ritmo ni plenitud con el mundo; siempre en deuda con todos y un vacío permanente que no se va, un hueco que no se llena.
  2. Afirmación interna El dominio de sí misma es clave tanto para empoderarse como para influir en otr@s. Un segundo paso es el desarrollo de procesos de cambio personalizados orientados a someter las omisiones de la personalidad tales como la autopercepción, estabilidad, control, fortaleza y sociabilidad. Cambiar la forma de verte a ti misma, fijar la mirada en tus deseos, romper la inercia y la rutina, renovarte, sentir la seguridad en cada paso, escuchar tu yo interno, hacer valer tu voz, disfrutar de tu personalidad.
  3. Positivismo externo Lo siguiente y muy relacionado con el aspecto anterior es complementar las capacidades personales con herramientas y modelos que apoyen el desarrollo familiar, personal y profesional de la mujer. Habilidades para negociar, dirigir, manejar conflictos, comunicar, influir, persuadir, estrategia, desarrollo de carrera, promoción, crecimiento y la preparación adicional correspondiente.
  4. Fortaleza Mantener la constancia y la disciplina, no rendirse, no claudicar, sacar lo mejor de sí misma resultan claves en este punto. Nuestro trabajo en esta etapa es sentar las bases para desplegar un proyecto, concluir ciclos para abrir nuevos horizontes, delinear los pasos concretos para alcanzar las metas. Las decisiones a tomar son complejas; es necesario ordenar, priorizar, aprender, actualizar el contexto. Tomar el control de tu vida requiere de una renovación interna muchas veces difícil.
  5. Estrategia Sea que se trate de un proyecto empresarial, político, social o de liderazgo, los avances personales deben orientarse hacia metas tangibles, objetivos concretos, mejoras y resultados. Las estadísticas son claras: mujeres libres y empoderadas traen consigo enormes beneficios materiales, progreso, crecimiento, desarrollo, renuevan la perspectiva de las empresas, generan mercados, participan en grandes transformaciones y están llamadas a ser protagonistas de contribuciones significativas en campos como la salud, alimentación, educación, cultura, deporte, diplomacia, negocios, gobierno, tecnología, etc.
  6. Influencia La mujer empoderada asume una función social. Desde la que sea su arena de trabajo, debe contagiar a otras de su necesidad para mejorar, expandir su estado de afirmación, crear comunidades de cambio positivo e impulsar la cultura de la equidad. El verdadero feminismo no es la anulación de la masculinidad, sino el desarrollo pleno del potencial de la mujer; no es una lucha de suma cero, sino una agregación consensual; no se requiere marcar diferencias obvias, sino construir el entendimiento recíproco. En política no es acceder a cuotas, sino hacer efectiva la igualdad de oportunidades y forjar los equilibrios incluyentes, además de las condiciones para que –simplemente– el poder se asigne por mérito, calificación y competencia justa. En la empresa es por el reconocimiento de las capacidades, los talentos, las aportaciones y una nueva forma de dirigir que está transformando los negocios en el mundo.
  7. Responsabilidad y solidaridad social Mujeres empoderadas y líderes pueden ser amas de casa y esposas, pueden ser mujeres que asumen por voluntad propia roles domésticos o familiares (por supuesto, nada de eso es contradictorio). En una época de crisis de valores, forjar hombres y mujeres con sentido de patriotismo, igualdad, respeto, integridad, sensibilidad y justicia requiere de esa valiosa contribución cotidiana. Las más agresivas mujeres de negocios, las soñadoras emprendedoras, estudiantes en formación, experimentadas comerciantes, profesionistas triunfadoras, artesanas creativas, influyentes diputadas, senadoras, servidoras públicas, todas convergen en su explosión creativa, sensibilidad, humanismo, solidaridad. La mujer no simula; siente profundamente. Más que motivación requiere inspiración; no planea, sueña; no ambiciona, aspira; no se adhiere, se compromete. Su liderazgo distintivo tiene muchas arenas en que luchar para permear hacia la sociedad.
  8. Evaluación Cada mujer empoderada y líder hace una contribución de dignidad, de autoafirmación; es un acto de justicia postergada, no gratuito. En cada uno de sus logros subyace una conquista; sin embargo, también las estadísticas no mienten: todavía subsisten –subrepticiamente, si se quiere– vicios como el maltrato psicológico, violencia, explotación de menores, pobreza, analfabetismo, matrimonios impuestos, discriminación, iniquidad laboral… Para esas líderes la misión es ayudar a otras a no ser víctimas. La solidaridad femenina obliga a cerrar filas: si eres líder, ayuda a otras; si no lo eres, empieza ahora.
Hacemos una mención especial, desde este espacio, a la oficina de la Rectoría de la Universidad Autónoma de Guerrero, al Congreso del estado y a todos los grupos de universitarias con quienes tuvimos la oportunidad de trabajar recientemente. Las felicitamos por su trabajo, entusiasmo y lucha permanente por el empoderamiento y liderazgo de la mujer en su estado.   Contacto: Correo: [email protected] Twitter: @CapitolCComm Facebook: Capitol Consulting & Communication S.C. Página web: Capitol Consulting & Communication   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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