El poder del personal branding está en la capacidad que tengamos de influir positivamente en otros.   Por Geizel Torres Aristóteles Onassis llegó a Argentina con 17 años, cuando su familia lo había perdido todo durante la guerra tur­co-griega en 1923. Gracias a la buena formación que recibió de sus padres, hablaba cuatro idiomas, y eso le ayu­dó a conseguir trabajo con facilidad. Por las noches devoraba libros de finanzas y sus primeros salarios los invirtió en la compra de un costoso traje de vestir. Tenía en carisma lo que le faltaba de guapo, y a punta de “apariencia” y de espiar algunas conversaciones telefónicas entre empresarios, Onassis empezó a codearse con la crema y nata de la sociedad argentina. Lo que pocos sabían era que desde que dejó Grecia, el futuro millonario tenía en mente establecer un negocio de importación de tabaco y trazó un plan maestro que no solo lo llevó a cumplir esa meta, sino que 10 años después y con apenas 28 años ya era el dueño de una gran fortuna. “El griego de oro” llegó a ser el hombre más rico del mundo para mediados del siglo pasado, su ape­llido fue uno de los más reconoci­dos y hasta venerados de su época. Más allá de los mitos y las tragedias de su vida, Onassis fue uno de los tantos que aplicó un método que hasta hace algunos años se le conoce como personal branding; una herramienta muy reciente en la teoría, pero que en la práctica se ha utilizado a lo largo de la historia. Philip Durbrow, un reconocido estratega de imagen estadouniden­se, recordó en su blog algunas lec­ciones de marca que aprendió cuan­do conoció al griego en persona: “Ve de tragos donde va la gente rica, incluso si solo tienes para uno. Vive en un vecindario exclusivo, aunque sea en la peor casa. Ejercítate, man­tente bronceado, aunque tengas que usar una lámpara”. El mensaje era muy claro “para ser exitoso, hay que actuar como exitoso y estable­cer contactos con gente exitosa”. Para el managing director de Newlink, Eduardo Valcárcel, la repu­tación que se forjó Onassis en su tiem­po no solo le sirvió de trampolín para edificar su imperio, sino que al día de hoy, demostró —a su manera— que desarrollar una marca personal es una parte fundamental de un profesional, no importa el área donde la persona de desenvuelva. “Los tiempos han cambiado mucho y ya los profesionales no se quedan 30 años en una misma em­presa, como pasaba antes. Ahora las personas rotan seis o siete veces en su vida y la única forma de crecer de forma vertical es desarrollando una identidad propia y consistente. Ahora ningún profesional puede darse el lujo de no pensar en sí mismo como una marca”. Lara Guerrero, directora de negocios de la firma consultora MG, coincide en la importancia de la imagen profesional. “En un mer­cado laboral tan competitivo como en el que vivimos, donde no existen fronteras, sino un sobreexceso de información y profesionales en todas las áreas, es vital diferenciar­se para poder destacarse y sobre­vivir. El personal branding no es más que construir un sello propio para resaltar nuestro valor profe­sional y personal en el mercado, proyectando los talentos, valores y conocimientos que poseemos”. Según la profesional de las relacio­nes públicas, “todo lo que hacemos comunica. Cómo nos vestimos, cómo actuamos, la calidad de nuestro tra­bajo, cómo hablamos, lo que decimos y lo que dejamos de decir, todo trans­mite un mensaje. Es importante que trabajemos para adecuar ese mensaje a la manera que deseamos que el mismo sea recibido”.   ¿Por dónde empezar a construir nuestra marca personal? Jeff Bezos, CEO de Amazon dijo que “personal branding es lo que dicen de ti cuando sales de la habitación”. Y es ahí por donde hay que empezar: ¿Qué ven las personas cuando buscan tu nombre? Para Guerrero, una parte esencial es autoconocimiento, solo de esta forma se puede establecer la meta por conquistar. “Solo conociéndonos sabremos hasta dónde podemos y queremos llegar. Conocer cuáles son nuestras capacidades, talentos y competencias para poder potenciar­las; y nuestras debilidades para poder neutralizarlas y minimizarlas son vitales en el proceso de construcción de una marca personal”. Como profesional, ¿qué nos des­taca de los demás y cómo podemos ayudar a otros a resolver sus pro­blemas? Lara Guerrero afirma que “el talento no lo es todo. La clave está en poner todos esos dones al servicio y beneficio de los demás”. La otra clave, según Valcárcel, está en la planificación de las metas. “La vida no puede ser algo que se deja al destino o a la suerte, tú tienes que empezar a trazar tus objetivos e ir alcanzándolos uno por uno para que esa imagen que pretendamos transmitir sea consistente y sosteni­ble. Hay ajustes que se pueden hacer en el camino, pero definitivamente tiene que haber un plan”. Por su parte, Nannette Cama­rena, vicepresidenta de Desde el Medio Comunicaciones, coincide en que la diferenciación es fundamen­tal a la hora de planear la estrategia de una marca personal. “Debemos apuntar al nicho al que está dirigida nuestra marca y enfocar nuestras fortalezas en ese sector”. Además, la empresaria insiste en que hay que tener claro que una cosa es posicio­namiento de imagen y otra cosa es el personal branding. “Esto viene cuando ya te has ganado una voz dentro de tu categoría, cuando tus acciones u opiniones tienen répli­cas en sectores de la sociedad”.   Definir los valores Cuando hablamos de hacer ajustes mientras se construye la imagen, hay un aspecto que no puede negociar­se, aquellos valores morales que distinguen a una persona. En este punto los especialistas son claros: “los valores y principios no son flexibles, no podemos tenerlos hoy sí y mañana no. Aquí no hay cabida para el refrán de que “el fin justifica los medios”. En el momento en que nuestros objetivos nos lleven por caminos grises, tene­mos que ser capaces de retroceder y replantearnos la forma en que quere­mos alcanzar nuestra meta”. Dicho esto, hay que dejar en claro que lo que Aristóteles Onassis hizo en su momento (aparentar) fue solo un complemento de su estrategia de negocios. La marca personal no puede tratarse con miopía y delimitarse a muchos de los este­reotipos y la competencia social que sacrifican el talento por imagen; y la pregunta que todos nos deberíamos hacer es ¿cuál es más sostenible con el tiempo? ¿Es más sostenible tener un carro último modelo o un traje de diseñador o ser responsable y cum­plido en las responsabilidades que se le han asignado? Este aspecto también está vincula­do a la identidad cultural. “Nosotros hemos tenido un nivel de desarrollo muy globalizado en los últimos años donde se ha transformado todo el entorno en el vivimos. Además de influencias extranjeras que influyen en nuestro desarrollo; pero nunca debemos crecer de espaldas a nuestra realidad. Tenemos que deshacernos del complejo de Guacanagarix, donde entendemos que solo lo que viene de afuera es bueno y valorar más nuestra cultura”, afirma Valcárcel.   Manejo de crisis Si bien es cierto que en países tan pequeños como el nuestro, donde el círculo en el que nos desen­volvemos es tan reducido, puede llegar a ser muy dramático un “desliz” que ponga en entredicho nuestra reputación. Es por esta razón que los especialistas consi­deran que el tiempo de respuesta ante una crisis es vital. Según Eduardo, “cuanto más rápido asumas tus responsabilidades y cambies de rumbo, mejor porque haces menos daños. Cuanto más transparente hagas el cambio, más posibilidades hay de que la gente te perdone”. Ahora bien, la capacidad de rein­ventarse de una empresa privada es mucho más rápida. Todo depende de las necesidades que tenga la compa­ñía y cómo las personas transforman una crisis en la oportunidad reinven­tarse, también de hacer ajustes en el camino hacia sus objetivos. Dice Valcárcel que “para abordar las crisis debemos primero ser conscientes del sector al que pertenecemos. En la política, el pasado ya pasó; los políticos venden sueños a futuro, el reto aquí es cómo, tras una crisis, logras reengancharte con el votante. Mientras que en el sector privado o empresarial cuenta mucho tu experiencia pasada, el tema es cómo ante un error das la cara, aceptas tus responsabilidades y cómo te reinventas”. Según los especialistas en comunicación, la ventaja aquí es que dependiendo de la actitud, se tiene la oportunidad de generar una curva de aprendiza­je que aunque es duro, puede servir de catapulta para tu carrera. Nannette Camarena concluye diciendo que: “si la estrategia de personal branding está bien cons­truida, no importa el tipo de crisis que suceda, siempre habrá una oportunidad para fortalecer la mar­ca, aunque los resultados puedan verse a mediano o largo plazo”.

 

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