El mercado y el éxito sostenido serán para los más avezados y organizados, y no necesariamente para los que hoy son los más grandes.     Por Luis Barrientos   Mucho se ha escrito sobre el origen y el desarrollo de la crisis de 2007, mostrando sus diferentes facetas y cómo ésta ha provocado estragos al sistema financiero mundial y la devastación en casos particulares de países y entidades. A partir de ello, múltiples organizaciones han generado innumerables esfuerzos para contener esta situación, y de igual forma analizar y proponer esquemas proactivos para prevenir posteriores situaciones de descontrol generalizado o de contagio. Los episodios recientes han dejado suficiente material que puede servir de cimientos para construir una ruta más sólida para los sistemas financieros internacional y local, para aquellas entidades que han sobrevivido y los ajenos que recién quieren pertenecer a dicho sistema; sin embargo, en esta etapa de reconstrucción se está analizando, probando y modificando sobre el camino, lo cual no es fácil viniendo de una situación que ha dejado endeble a muchos, los recursos se han limitado aún más y los costos para operar se han encarecido debido, entre otros, a restricciones regulatorias y procedimientos intensivos. Las entidades financieras siguen buscando esquemas que les permitan acercarse más al mercado a través de productos perfilados a las necesidades específicas de sus clientes y que esto les signifique una ventaja competitiva y, por tanto, valor para la empresa. Para ello, estas firmas se han organizado internamente para tomar las decisiones con información que han considerado relevante, sin embargo también caracterizada esta información por estar, en diversos casos: incompleta, extemporánea, fuera de contexto, incomprensible y/o inexacta. Derivado de lo anterior, las recientes normas y/o prácticas sanas de mercado están demandando de:
  • Cumplimiento de un marco regulatorio más exhaustivo.
  • Cambio cultural en la alta gerencia.
  • Ampliación de las capacidades técnicas de los recursos humanos.
  • Creación y modificación de los procesos para la toma de decisiones.
  • Actualización/adquisición de tecnologías versátiles que soporten estos cambios.
  • Inversión.
Cada inciso tiene su propia historia; sin embargo me permito centrar la atención en los dos primeros, dado que el primero es de obligación inmediata, permanente y genera la base de operación para cualquier regulador, y el segundo es el que soporta, impulsa o limita el rumbo de los demás incisos y, por tanto, de la empresa. Así pues, en el ambiente financiero se está discutiendo y, en el mejor de los casos, se han regulado: el riesgo de liquidez y de mercado, riesgo contraparte, el riesgo de concentración, los riesgos operacionales y riesgos emergentes, la administración del balance, el capital regulatorio y económico, el análisis de escenarios de estrés, planes de contingencia, el manejo de los datos e información, la estructura de gobierno, el desempeño de los negocios y su medición/compensación, el apetito al riesgo, entre otros temas. La planeación, asignación y administración del capital se debería alimentar oportunamente de los tópicos mencionados anteriormente, para así generar los elementos mínimos necesarios y construir una base de comunicación, entendimiento y criterio para tomar las decisiones. Distinguir los riesgos y oportunidades potenciales para conducir los negocios es de vital relevancia para que las altas gerencias logren los objetivos estratégicos de la institución en el tiempo. El camino aún es largo. El mercado y el éxito sostenido serán para los más avezados y organizados, y no necesariamente para los que hoy son los más grandes. La alta gerencia está en un momento relevante para el curso futuro de la entidad que representa, y deberá realizar cambios significativos para contar con: equipos de trabajo realmente integrados (no más silos), capaces y proactivos; políticas, procesos y roles vanguardistas y no sólo de contención, y soporte en sistemas flexibles, robustos, evolutivos y eficientes, que permitan integrar-analizar-disponer de información comprensible, veraz y pertinente, y su buen uso la convertirá en el sostén de la toma de las decisiones estratégicas de la organización y no en un lujo o gasto.   Luis Barrientos es Risk Domain Expert, SAS Latinoamérica Norte.     Contacto: Twitter: @SASMexico Facebook: SASMx Página web: SAS     Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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