El gigante francés pasa por un momento delicado. Hoy enfrenta un proceso de venta y presuntos casos de corrupción. México es un capítulo delicado en sus planes dado el escándalo de la Línea 12 del Metro y los proyectos de inversión en trenes y electricidad. Su CEO, Patrick Kron, charló en exclusiva con Forbes México.     El jueves 10 de abril, durante una estancia menor a 24 horas en México, Patrick Kron, CEO de Alstom, se reunió con sus socios del polémico proyecto de la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México: Carlos Slim y Bernardo Quintana. También visitó al principal cliente de la empresa en el país, el director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), Enrique Ochoa Reza. Para Kron, las citas fuera de Francia se han vuelto ineludibles a raíz de la crisis financiera de 2008. Los CEO de las multinacionales europeas tienen la necesidad de salir a buscar más contratos a países con un mejor horizonte. Alstom necesita de todo eso en estos momentos. Debido a la deuda y a la caída de la demanda en el mercado energético europeo, no dispone de dinero suficiente para pagar deuda y al mismo tiempo atender los pedidos de trenes y turbinas de sus clientes, por lo que ha decidido vender uno de sus tres negocios a fin de capitalizarse. A la vez tiene que hacer frente a una serie de investigaciones de agencias anticorrupción con relación a contratos obtenidos en países como Indonesia, China e India, así como en Brasil y Lituania. En México, Alstom ha sido un proveedor regular del Metro y la CFE desde hace décadas, pero en los últimos años se vio envuelta en presuntos actos de corrupción y actualmente es parte del consorcio de empresas que construyó la Línea 12 del Metro, un polémico proyecto de más de 26,000 millones de pesos (mdp) que está detenido en la mitad de su recorrido por fallas técnicas y enfrenta señalamientos de malversación de fondos. Pero México también está en medio de una reforma del sector eléctrico. El gobierno federal dice que revivirá el transporte ferroviario de pasajeros, y para ello ha anunciado una serie de proyectos de trenes de pasajeros sin precedentes. Alstom está a la espera de los esquemas de participación (paquetes de licitación), y en función de ello elaborará sus propuestas, dice la compañía. “Queremos participar en todos los proyectos que se han anunciado (el México-Toluca, México- Querétaro, la Línea 3 de Guadalajara y el Transpeninsular).” [youtube id=”RzRD-qIbGUo” width=”620″ height=”360″]   La posible venta Pero Kron tiene que moverse rápido. Alstom cerró el año pasado con un backlog (contratos firmados pero sin ejecutar) con valor de 51,000 millones de euros, unos 70,740 millones de dólares (mdd), que le dan actividad para los siguientes 30 meses, pero que también le demandan recursos para invertir en momentos en los que sus arcas tienen escasez. En vista de su abultada deuda, que a marzo del año pasado era equivalente a 37,000 mdd, Alstom tiene un ratio de solvencia (o relación entre activos y pasivos) menor a uno, lo cual significa que está rebasada en su capacidad para hacer frente a sus obligaciones de pago, pues idealmente la relación debe ser de 1.5. Los inversionistas no están precisamente contentos con la compañía. Desde que la crisis financiera derribó la acción en la segunda mitad de 2008 (pasó de valer cerca de 160 euros a no más de 40), la confianza en que Alstom podrá reponerse ha sido poca. El precio cayó todavía más en los primeros meses de este año, hasta cerca de 19 euros. Alstom presentó sus resultados el 7 de mayo y en ellos reconoce que en 2013 el flujo de efectivo fue negativo en 171 millones de euros (mde) y que, con excepción de las ventas que no variaron, todos los rubros clave bajaron contra el año previo. También acepta que su consejo analiza ofertas de compra de su división de energía de la estadounidense GE y la alemana Siemens. Las versiones sobre la venta de una parte del negocio de Alstom surgieron desde noviembre pasado, cuando el periódico estadounidense The Wall Street Journal (WSJ) reportó que la compañía analizaba la opción de vender una cuarta parte de su negocio de trenes. La fabricación de trenes y los servicios asociados a las líneas ferroviarias aportaba hasta el año pasado 27% de los ingresos del gigante francés, contra 45% aportado por la generación termoeléctrica, su principal negocio en las cuentas globales. Ante ese escenario, en enero pasado Moody’s bajó de “estable” a “negativa” la perspectiva de Alstom, en vista de que, según sus cálculos, en la segunda mitad del año le podrían hacer falta de 500 a 600 mde para lograr un flujo de caja positivo, adicionales a los 511 mde del primer semestre. Según WSJ, Alstom también pensaba vender otros activos y despedir a 1,300 trabajadores en sus operaciones europeas. Alstom deberá pagar 5,900 mde de aquí a 2020; de esta cifra, 720 mde vencen en septiembre de este año y 560 mde a lo largo de 2015. “Estamos dispuestos a admitir inversionistas en la división Transporte, pero desde luego minoritarios, trátese de un inversionista industrial o financiero o colocando acciones en la bolsa, pero en todos los casos conservaremos la mayoría en la composición del capital”, dice Kron, quien añade que la expectativa de Alstom es obtener hasta 2,000 mde por la venta de activos. A finales de abril el asunto dio un giro al divulgarse el interés de la alemana Siemens en comprar el negocio eléctrico de Alstom y, días después, se dio a conocer que también la estadounidense GE estaba interesada en su negocio global de turbinas.  grafico_alstom En el banquillo Las malas noticias no son sólo financieras. En los últimos 10 años, Alstom ha enfrentado investigaciones por supuestos casos de soborno en contratos obtenidos en una docena de países, incluido México, algunas de los cuales están abiertas. Autoridades anticorrupción de Francia, Suiza, Inglaterra y Estados Unidos, entre otros países, han abierto investigaciones contra Alstom y ciertas de sus subsidiarias y ejecutivos con relación a sospechas de lavado de dinero y soborno de funcionarios en Singapur, Indonesia, Venezuela, Brasil, Italia, Zambia, Polonia, México, Letonia, Túnez y Malasia. “Alstom, presuntamente, hizo pagos a una empresa fantasma registrada en Suiza y Liechtenstein, y empleó intermediarios para facilitar los pagos”, dice el compendio dedicado a Alstom en Trace International, una organización sin fines de lucro que impulsa la transparencia de las compañías multinacionales. Las certificaciones regulares iniciaron en 2009 y todas las auditorías muestran que la compañía está a la altura de las normas internacionales y que los procedimientos han sido correctamente aplicados, asegura Kron. Sin embargo, los presuntos sobornos no se han detenido. Tan sólo los proyectos investigados en Brasil podrían involucrar el pago de 6.5 mdd para ganar un contrato con valor de 45 mdd para expandir la red del Metro de São Paulo y una comisión de 200 mdd para asegurar un contrato con valor de 1,400 mdd para construir una planta hidroeléctrica. En abril de 2013, el Departamento de Justicia de Estados Unidos (DOJ, por sus siglas en inglés) anunció cargos contra dos ejecutivos vinculados con Alstom. Frederic Pierucci, ejecutivo de ventas, fue arrestado en abril de 2013 bajo cargos de lavado de dinero y de conspirar para violar el Acta de Prácticas de Corrupción en el Extranjero (FCPA). Los supuestos sobornos involucran a miembros del Parlamento de Indonesia y a ejecutivos de la empresa eléctrica estatal Perusahaan Listrik Negara (PLN). El 30 de julio del año pasado, Pierucci se declaró culpable de los dos cargos, pero al 7 de abril de 2014, Alstom aún enfrentaba pruebas que extendían las acusaciones a proyectos de energía en China e India, de acuerdo con documentos del caso en poder de los jueces. La historia de la empresa en México también ha generado suspicacias. En 2004, la Secretaría de la Función Pública sancionó a Areva T&D con 341,000 pesos y prohibió a la compañía participar en licitaciones públicas por dos años, con relación a dos casos de sobornos en 1999 de funcionarios de la extinta Luz y Fuerza del Centro. Alstom y T&D estaban vinculadas desde los años noventa, y en 2010 Alstom compró las operaciones globales de Areva, incluidas las de México, a partir de la cual creó su negocio de distribución de electricidad, Alstom Grid. grafico_alstom2 Los contratos estratégicos Mientras, Alstom sigue adelante en la búsqueda de contratos, y México está en su mapa. El año pasado ganó uno con la empresa Enel Green Power México para instalar más de una treintena de aerogeneradores en el parque eólico Sureste en el Istmo de Tehuantepec, Oaxaca. Es un proyecto de 80 mde y los trabajos de instalación comenzaron en octubre de 2013, dice Kron. Además participa en un consorcio encabezado por la francesa Isolux Corsán, en un contrato de 125 mdd dirigido a proveer turbinas para una planta de energía térmica de la CFE en Altamira, Tamaulipas, que deberá estar lista dentro de tres años. La reforma energética, cuyas leyes secundarias se discutían en el Congreso al cierre de esta edición, promete más contratos no sólo con la CFE, sino con empresas privadas. Hasta ahora, la CFE genera 89% de la electricidad en el país y el resto la generan particulares para autoconsumo, pero la reforma propone implantar un mercado abierto con la participación privada en generación, operación y comercialización de electricidad, lo que podría elevar la demanda de equipos para nuevas plantas y para renovar las de la CFE, que han quedado obsoletas. “Hay enfrente un proceso de renovación, modernización y reemplazo”, dice Pablo Mulás, director ejecutivo del Consejo Mundial de Energía, Capítulo México. Tan sólo entre este año y 2015, la CFE prevé licitar 1,500 mw en diferentes proyectos, entre éstos dos en termoeléctricas en Sonora, y dos en hidroeléctricas (uno en Chiapas y otro en Nayarit); adicionalmente, hay proyectos de autoabastecimiento en puerta de privados que quieren construir sus propias centrales eléctricas, lo que significa un mercado potencial de 200 mw. Y Alstom quiere participar en todos. Hoy, México tiene una capacidad instalada total de 63,745 mw, pero Alstom estima que el país tendrá que invertir en los próximos 15 años cerca de 120,000 mdd para generar 47,000 mw adicionales, con una cuota creciente de generación por vías renovables, que hasta hoy aportan sólo 25% del total. “Este desarrollo de energía eléctrica, más el de renovables, plantea problemas de manejo a nivel eléctrico, y ello incentivará la intervención de varios actores para hacerse cargo de eso”, dice Kron. Unas horas más tarde, la noche de ese 10 de abril, Kron volaba de regreso a Francia, donde le esperaba una pesada e inédita agenda, de cuya resolución depende el futuro de la compañía.  

 

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