Por Joann Muller Desde el momento en que el CEO de Tesla, Elon Musk, dio a conocer sus planes para fabricar una “gigafábrica” de baterías de 5,000 millones de dólares (mdd) en el desierto de Nevada, los escépticos dijeron que la idea era una locura. Incluso Yoshi Yamada, un alto ejecutivo de Panasonic de Japón, que provee las células de iones de litio usadas en los Model S y Model X de Tesla, tenía sus dudas. “Me pareció que era una idea loca”, dijo Yamada, cuya compañía, no obstante, acordó pagar 1,600 mdd del costo. “Pero yo estaba loco, estaba equivocado”, dijo. Lo que le hizo cambiar de idea fueron las casi 400,000 preórdenes que Tesla ha recibido para su próximo vehículo, el Modelo 3, de 35,000 dólares. Lee también: El plan maestro de Elon Musk para Tesla Pero luego las cosas se pusieron aún más locas: Tesla decidió reducir su línea de tiempo de producción en dos años, adelantando su objetivo de fabricar 500,000 coches al año para 2018, lo que naturalmente hizo que el proyecto de la gigafábrica se acelerara a toda marcha también. Ahora, Tesla y Panasonic dicen que no sólo alcanzarán sus metas de producción de baterías dos años antes de lo planeado, sino que han encontrado la manera de triplicar la producción original para sustentar las ventas de 1.5 millones de vehículos eléctricos al año. “Ésta no es una fábrica tradicional. Es un proyecto de ingeniería en mejora continua”, dijo JB Straubel, jefe técnico de Tesla, después del primer recorrido de los medios de comunicación por la planta en un parque industrial en Reno, Nevada. Incluso en las primeras fases de construcción, los ingenieros de producto y fabricación trabajaron juntos para encontrar maneras de acortar las cadenas de suministro, empacar más maquinaria en áreas más pequeñas y acelerar los procesos de montaje que aumentarán los volúmenes y reducirán los costos de producción de las células de baterías, dijo. Musk dijo que la gigafactory producirá sus primeras celdas dentro de unos nueve meses y que está “muy seguro” de que en 2020 Tesla será capaz de producir células por tan poco como 100 dólares por kwh (los analistas calculan que actualmente el costo de producción es de entre 150 y 200 dólares por kwh). La reducción del costo de las baterías es crítica para la misión de Tesla de generar un cambio hacia la energía renovable a través de la producción de vehículos eléctricos asequibles y del almacenamiento de energía verde. La gigafactory se está construyendo en fases, por lo que la producción podría comenzar tan pronto se terminen las primeras secciones. Por ahora entender la conformación de la gigafactory requiere de mucha imaginación. Es muy real, ya hay un edificio de 176,000 metros cuadrados en un terreno de 1,294 hectáreas. Sin embargo, sólo una pequeña parte de ella está en funcionamiento: en octubre pasado, los trabajadores comenzaron a montar productos de almacenamiento de energía Tesla que usan células de Panasonic de Japón. Lee también: ¿Cómo es trabajar con Elon Musk? Filas y filas de espacios de almacenamiento vacíos de tres pisos de altura, apilados juntos tan densamente como árboles en el bosque, esperan a ser llenados de células de baterías, para luego ser llevados en transportadores verticales a los pisos superiores, donde serán ensamblados y convertidos en paquetes de baterías. Es una inversión enorme, impresionante. Y, sin embargo, Tesla dice que la estructura actual es sólo el 14% de lo que está previsto. Los trabajadores ya colocan los cimientos de otros 316,000 metros cuadrados en los extremos sur y norte de la fábrica. Dentro de un año se espera que éstas entren en pleno funcionamiento, produciendo células de baterías. Para acelerar el trabajo, los encargados de la construcción de Tesla están enfrentando a los contratistas uno contra el otro, con la esperanza de motivarlos a estirar sus límites. Con el tiempo, el techo de la planta de 540,000 metros cuadrados será cubierto con paneles solares, y líneas de ferrocarril transportarán materias primas de un extremo a otro de la planta, y llevarán paquetes de baterías terminados de la otra a la planta de ensamblaje de vehículos de Tesla, a tres horas de distancia, en Silicon Valley. Hasta entonces hay una cantidad brutal de trabajo por hacer.

 

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