El uso inhumano de este tipo de armamento ha motivado la movilización de organismos internacionales para acotar su financiamiento a través del lavado de dinero.   Una noticia importante en el plano internacional es la decisión del presidente de Estados  Unidos de intervenir militarmente en Siria en los próximos días como consecuencia, entre otros motivos, de argumentar contar con evidencia que vincula al presidente sirio con el desde mi punto de vista cruel, macabro e imperdonable ataque químico del pasado 21 de agosto ocurrido en los suburbios de Damasco disparando cohetes que soltaron humos mortales. Más que entrar en el debate internacional sobre si dichas evidencias son o no sustentables lo que si resulta imperdonable es que puedan existir armas de la naturaleza que causaron la cruel muerte de aproximadamente 1,429 personas mientras dormían en las afueras de Damasco, entre ellas, niños y personas ajenas a cualquier tipo de conflicto. Para entender a qué nos referimos al hablar de este tipo de armamento, de acuerdo al portal de la Organización de las Naciones Unidas (ONU): “Las armas de destrucción masiva son armas diseñadas para matar a una gran cantidad de personas, dirigidas tanto a civiles como a militares. Estas armas no se utilizan generalmente en un objetivo muy específico, sino más bien sobre un área extendida más allá del radio de una milla, con efectos devastadores en las personas, infraestructura y medio ambiente”. En un ensayo titulado ‘La química como armamento’, Javier Rodríguez menciona que “El empleo de agentes tóxicos como gases, es un hecho relativamente reciente, pero que dada su elevada peligrosidad, ha sido restringido y prohibido en numerosas convenciones internacionales aunque no así respetado por todos los países. El uso indiscriminado y el terrorismo son los mayores motivos de preocupación acerca de estas peligrosas armas, así como el uso en guerras no del todo trasparente…Hoy en día, tras numerosas convenciones sobre el uso de las armas químicas, no se ha logrado un consenso internacional para el abandono de dichas armas, en gran parte, porque los países con poderosos ejércitos se resisten a eliminar los agentes tóxicos de sus arsenales… también hay que tener en cuenta el impacto ecológico de estas sustancias. Las aguas envenenadas, la destrucción de bosques, contaminación del ambiente, haciéndolo irrespirable, etc.” El problema es de tan elevada preocupación que  también el sector financiero internacional ha implementado medidas y está en proceso de fortalecerlas para prevenir y combatir además de los temas relacionados al lavado de dinero y el financiamiento al terrorismo la proliferación de armas de destrucción masiva. En este sentido la recomendación 7 del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) señala que: “Los países deben implementar sanciones financieras dirigidas para cumplir con las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas relativas a la prevención, represión e interrupción de la proliferación de armas de destrucción masiva y su financiamiento. Estas Resoluciones exigen a los países que congelen sin demora los fondos u otros activos de, y que aseguren que ningún fondo u otro activo se ponga a disposición, directa o indirectamente, de o para el beneficio de, alguna persona o entidad designada por o bajo la autoridad de, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas dentro del Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas.” Es importante que los gobiernos de todos los países miembros de GAFI emitan regulaciones claras para el sector financiero en las que se le obligue de conformidad con la recomendación 7 de dicho organismo internacional, primero a identificar a los clientes que pudieran tener las instituciones financieras con dichas características a través de un monitoreo robusto para posteriormente realizar el congelamiento de recursos en caso de contar con ellos, este congelamiento es una actividad muy poco común en este sector sobre todo en América Latina pues por lo regular se tiene que contar previamente con un ordenamiento expedido por una autoridad legitimada para ordenar el congelamiento del dinero de sus cuentahabientes sin poder hacerlo las entidades financieras por ningún motivo de motuo propio. Las armas de destrucción masiva reflejan la crueldad de las personas que las utilizan para hacer daño a sus semejantes, en este sentido George Eliot (seudónimo que empleó  Mary Anne Evans, novelista británica) afirmaba de forma acertada que: “La crueldad, como cualquier otro vicio, no requiere ningún motivo para ser practicada, apenas oportunidad.” Es prioritario que no se le dé la oportunidad a ningún individuo o grupo de realizar actos de extrema crueldad como la utilización de armas de destrucción masiva. ¿Coincide usted, estimado lector? Contacto: www.garciagibson-consultores.com [email protected] @garciagibson

 

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