La institución gobernada por Agustín Carstens mostró preocupación por el traspaso del tipo de cambio a la inflación, así como un necesario ajuste a las finanzas de Pemex.      El Banco de México (Banxico) ve necesario un ajuste a las finanzas de Pemex, ante la volatilidad en los mercados financieros  y la normalización de tasa de la Reserva Federal estadounidense, así lo comentó la institución central en su anuncio de política monetaria este jueves 4 de febrero. “Es fundamental mantener un marco macroeconómico sólido en nuestro país, para lo cual será necesario: llevar a cabo los ajustes requeridos en las finanzas públicas, incluyendo a Pemex, para absorber el choque a los ingresos públicos que ha representado la caída y el deterioro de las perspectivas del precio del petróleo”. Además, la institución central tendrá en la mira la fortaleza del dólar sobre el peso y su posible impacto en la inflación. “Tomando en consideración que la coyuntura actual ha cambiado desfavorablemente y que los riesgos se han acentuado, la Junta de Gobierno seguirá muy de cerca la evolución de todos los determinantes de la inflación y sus expectativas para horizontes de mediano y largo plazo, en especial del tipo de cambio y su posible traspaso a los precios al consumidor”, dijo Banxico. El banco central mexicano también vigilará la política monetaria relativa entre Estados Unidos y México, sin descuidar la brecha del producto, es decir, la diferencia entre el PIB real de México y su potencial, con el fin de consolidar el objetivo de inflación de 3%. En enero, la inflación anual mostró un repunte de 2.48%, por las reducciones en los precios de los servicios de telefonía registrados desde enero de 2015. La institución prevé que tanto la inflación general, como la subyacente, cierren 2016 en niveles cercanos a 3%, y que en 2017 ambos indicadores se estabilicen alrededor de ese margen. Aunque existen riesgos. Al alza, el principal riesgo es que persista la depreciación reciente del peso o se acentúe y pueda contaminar las expectativas de inflación, además de traer aumentos de precios. “Otro riesgo es que la brecha del producto se cierre más rápido de lo previsto, si bien este efecto se manifestaría de manera gradual”. Uno de los riesgos a la baja es que continúen las reducciones en los precios de algunos insumos de uso generalizado, como servicios de telecomunicación y energéticos. También una posible reversión, al menos en parte,  de la depreciación de la moneda mexicana. Por otra parte, la institución gobernada por Agustín Carstens mantuvo sin cambios la tasa de interés interbancaria en 3.25%. La decisión vino después de que el comportamiento de la inflación para el corto y el mediano plazo mantiene su congruencia con el objetivo permanente de 3% de inflación.

 

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