A 10 años de haber fundado su boutique de antigüedades Chic By Accident en la Ciudad de México, este anticuario, de origen francés nacionalizado mexicano, habla acerca de su experiencia al convertirse en uno de los interioristas más reconocidos.   Por Adam Critchley Emmanuel Picault llegó a México desde Los Ángeles, donde trabajaba en una tienda de antigüedades. En el 2001 abrió Chic By Accident, una boutique de muebles y objetos de arte del siglo XX dentro de un reducido local en la Colonia Roma. Desde aquel entonces, el negocio ha crecido para incluir diseño de interiores y la gestión de proyectos arquitectónicos. “La decisión de venir a México no fue de negocio, sino una cuestión de dónde quería vivir yo. Decidí que preferí vivir en México. Aquí siempre ha habido una tradición de anticuarios y decoradores muy buenos”, cuenta Picault a Forbes. “A pesar de que fuera un nicho muy pequeño y no muy conocido, me decidí enfocar en el siglo XX mexicano, de diseñadores como Arturo Pani, Mathias Goeritz y Luis Barragán. Al principio mi tienda fue recibida con una ceja levantada por parte de la gente. No entendía muy bien, y me decía: ‘es que no existe el diseño mexicano del siglo XX’, pero yo lo veía, incluso en obras anónimas y en el diseño vernácula. Para mí, esas piezas sí tenían algo de interés. Así que tuve que entender hacia donde quería apuntar con la colección”. Poco a poco empezó a adquirir muebles, en los tianguis y ventas de garaje, y también como invitado con la libertad de elegir al momento de ponerse en venta la mobiliaria completa de alguna casa. “Los primeros años fueron un estudio personal sobre los muebles, y a la vez convencer a la gente de que México sí contaba con una propuesta válida de diseño del siglo XX, la cual abarcaba varios estilos y técnicas. Fue un proceso de tejer, tanto la colección misma como para que la clientela estuviese bien enterada de que el interés internacional hacia los muebles mexicanos del siglo XX sí tenía fundamento”. Su propuesta fue acogida lentamente por el mercado local, y tejer los lazos de confianza entre los clientes tomó mucho tiempo, debido a que “se trataba de luchar contra ideas convencionales e incluso falsas”. “De cierta forma encontramos un estilo de muebles danés, de sentimiento minimalista en México pero tropicalizado, al utilizar bejuco, maderas tropicales y pieles. Ese estilo tratado a la salsa mexicana es lo que me interesaba. No me considero como un descubridor sino como alguien que enfoca una luz sobre un movimiento particular”. Pero el hecho de que Emmanuel hace énfasis en el diseño mexicano no siempre les queda claro  a los clientes a la primera.
“Viene gente que piensa que todos los muebles que tengo vienen de Francia, e incluso cuando le explico a un cliente que el mueble en cuestión es mexicano me llega a preguntar ¿entonces por qué es tan caro? Y eso me enfurece, pues se trata de un error de juicio, y me ha pasado unas cuatro o cinco veces”.
En el 2008 la editorial Americo Arte publicó un libro acerca de la galería con un prólogo del diseñador Philippe Starck, y el año pasado se editó un segundo tomo para festejar los 10 años de Chic By Accident. La galería, además, ha dado vida a un despacho de diseño de interiores y arquitectura, el cual ha cosechado elogios, entre ellos el título de mejor bar del mundo por la revista Wallpaper para el bar Reves, en la Colonia Polanco, diseñado por Picault. En el 2010 Picault colaboró con el arquitecto francés Ludwig Godefroy para diseñar el M.N. ROY, un club privado en lo que fuera la casa del fundador del Partido Comunista en México, en la Colonia Roma. Los dos también hicieron mancuerna en el diseño de la tienda American Apparel, en el mismo barrio. “Nuestra clientela es gente que quiere diseños atrevidos. Hemos especializado en una forma de ruptura con lo convencional. Tenemos muy poquitos clientes pero saben exactamente la razón por la cual nos contratan, para tener algo que va a marcar tendencia. Y tomamos mucho en cuenta sus deseos para hacer espacios funcionales, hacer entornos bellos.” El despacho también trabaja en varios proyectos internacionales. “Pero queremos que México sea el cuartel general porque el país nos inspira. Es un lugar ligeramente aislado, y eso nos sirve mucho para no estar parte del ruido, o estar demasiado expuestos a ello, y esto de estar ligeramente atrás nos aparta de las modas, que son muy ruidosas pero tienen poca permanencia. Esta desconexión es una gran herramienta para poder hacer proyectos singulares, y además, México tiene una base muy fuerte en materiales y artesanos”. Desde sus orígenes como una pequeña y algo escondida tienda de muebles, la empresa ahora cuenta con una red de colaboradores de varios países. “Me gusta que los colaboradores tengan una doble cultura; anglo-español, mexicano-americano. Que se alimenten de varias culturas. Eso enriquece el propósito, y garantiza cierto rigor y alegría”. También trabaja con otra gente en otras ciudades. Al hablar de su experiencia de emprender un negocio en México, Emmanuel reconoce que hay que ser “muy alivianado, saber soltarse y ser muy fluido, para así adaptarse a lo que significa un cambio fuerte de cultura, y un trato distinto a lo que estoy acostumbrado. Y no hay que ser codicioso”. “No todo se trata de resultados financieros. Estamos en un territorio empresarial un poco raro en el cual dependemos de nuestra capacidad para crear y no sólo de nuestra habilidad para vender y hacer marketing. Tenemos que respetar al cliente y también a nuestra alegría por crear. Queremos quedarnos en México porque nos inspira, nos alimenta en términos de la calidad y la fuerza de los colaboradores. Es importante contar con esa joie de vivre”.

 

Siguientes artículos

Sin música no hay vida (1)
Por

Aunque la humanidad entera consume y utiliza la música como nunca antes en la historia, no todos comprenden el verdadero...