Los resultados de las elecciones del pasado 8 de noviembre en Estados Unidos (EU), dejaron a más de uno sin aliento. Entre ellos a quien esto escribe por supuesto. La verdad es que nadie o quizás muy pocos en su sano juicio -salvo los norteamericanos que votaron por Trump-, habríamos apostado por un resultado como el sucedido. El ahora presidente del país más poderoso del planeta Donald Trump, tiene en vilo a los principales actores de la economía mundial, y la única esperanza es que la incertidumbre generada por el presidente electo, sea sólo un sueño del que todos queremos despertar. México enfrenta quizás uno de los panoramas más complejos de los últimos tiempos, pues la postura del nuevo presidente de EU, genera más de un problema que debe ser solucionado por el gobierno de Peña Nieto, ello además de atender otros tantos que estaban en el archivo muerto. Junto con China, éstos son los dos países que están en la mira de Donald Trump. La vehemencia con la que dirigió sus ataques de campaña en contra de México y China, llevan a reflexionar cuáles son las motivaciones de fondo del nuevo presidente de EU. El mensaje era en apariencia simple, detener la migración de mexicanos hacia el país del norte y cerrar las fronteras por temas de seguridad. La otra vertiente fue renegociar el TLCAN firmado en 1994, aunque no sólo ese acuerdo comercial le preocupa a Donald Trump, también el TPP, El CAFTA-RD y otros tratados comerciales, parecen quitarle el sueño al presidente electo. Pero ¿por qué ahora los precursores de la globalización parecen querer desglobalizar la economía mundial? Trump es un empresario nato y tiene muchas de sus inversiones fuera de los Estados Unidos, es decir, su fortuna es resultado de la apertura económica mundial y sí alguien se ha beneficiado de ella, es el polémico empresario. Entonces ¿qué le preocupa al nuevo presidente de EU? quizás parte de su estrategia está encaminada a zancadillar el ascenso comercial de China en Latinoamérica, pero ante esto, habrá quienes señalen la rápida respuesta del Dragón con sus propuestas claras y abiertas para firmar convenios con los países latinoamericanos, especialmente los del sur del continente. Incluso hay analistas que aseguran que con la salida de EU del TPP, quien en realidad se fortalece en Asia es el país del Dragón, amén del deseo de esa nación de establecer relaciones de intercambio comercial con todos los países Latinoamericanos, pero quizás tal vez, con menor intensidad con México. Entonces ¿es el ascenso de China el objetivo de la administración Trump lo que pretende detener? Tal vez la deducción pueda resultar simplista, pero existen algunos elementos que pueden indicar que la renegociación de los tratados comerciales y el cierre de su frontera sur, obedecen a frenar un eventual aumento del tráfico comercial y migratorio de china al país vecino del norte. El intento de Trump por renegociar el TLCAN no es el primero, ya en 2005 se había hecho el intento de una nueva versión con la Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte (ASPAN). Ese tratado era mucho más extenso en muchos términos comerciales, pero hacia un énfasis especial en el tema de seguridad que es precisamente uno de los tópicos principales del presidente electo de EU. Aquel proyecto quedó inconcluso y formaba parte del plan Puebla-Panamá. Está claro que, para el gobierno estadounidense, renegociar el acuerdo comercial conlleva temas de seguridad, los cuales México deberá acatar y que de refilón deberá asumir y atender la parte de responsabilidad que le corresponde en el tema migratorio. China está sumido en una recesión económica por el momento, pero es una desaceleración que no le ha quitado ímpetu a la inercia del desarrollo de su economía. Es cierto, no es lo mismo crecer a 10% que a 6 o 7%, pero ninguna otra de las economías líderes del mundo, crece a ese ritmo, antes, al contrario, están sumergidos en ver como evitan desastres financieros y rescates económicos para no entrar en crisis y recesión en Europa. Los analistas vislumbran un repunte de la economía China y sí para cuando eso ocurra, el país del Dragón ya expandió su influencia y presencia económica y geoestratégica hasta las puertas de la todavía hoy primera potencia del mundo que son los E.U., la paranoia y señales de alerta en ese país, habrán pasado de amarillo a rojo, literalmente. Pero habrá quien señale que, de cualquier manera, el Dragón seguirá moviéndose y ofreciendo ayuda a los países Latinoamericanos y la des globalización de Trump, posicionará a China en el continente. Quizás así ocurra, pero la batalla geoestratégica apenas comienza y en ese contexto, México juega un papel relevante para la seguridad del vecino del norte y para la propia. Hay varios puntos para reflexionar sobre lo que puede ser el verdadero fin de la renegociación del TLCAN, los cuales van desde el incremento de las importaciones chinas hacia los tres países de la región, el fracaso de dos grandes mega proyectos de inversión de empresas chinas en México, la deportación de migrantes chinos llegados al sur de México, la presión para devaluar el yuan y la posesión de una gran parte de la deuda del gobierno de EU  en manos de los inversionistas chinos. De ello platicaremos en la segunda entrega. Ismael Jiménez Márquez es editor adjunto de Forbes Centroamérica.

 

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