En ocasiones las relaciones profesionales pueden verse afectadas por una invitación a salir o una insinuación que podría derivar en acoso. Aquí te damos tips para manejarlo.   Por Susan Adams   La asistente, de 22 años de edad, se sintió halagada cuando su jefe, de 30 años de edad, la invitó a almorzar, pero cuando llegó el momento de ir al restaurante, se sorprendió al enterarse de que se transportarían hasta allá en moto y debería abrazar su cintura. Poco antes de ordenar, en lugar de discutir su próximo proyecto, el jefe le dijo lo atractiva que la encontraba y la invitó a salir. Al ser nueva en el trabajo, la asistente se encontraba en una posición difícil. En tal situación, dice Vicki Lynn, ex vicepresidente de investigación y consultoría en el sitio web Vault.com, “estás condenada si lo haces y también si no lo haces”. Si la asistente rechazaba a su jefe, corría el riesgo de herir sus sentimientos y agriar su relación profesional, pero no tenía ningún interés en decir que sí. En este caso, fue capaz de salvarse diciendo que tenía novio. Afortunadamente, él entendió el mensaje y retrocedió, pero eso no siempre sucede. “Los hombres que actúan de esta manera a veces son muy obstinados y las palabras no funcionan”, dice Anne Golden, socia de la firma de abogados Outten & Golden, con sede en Nueva York. Puede ser difícil para una persona joven reunir la confianza y madurez para ponerle un alto al jefe, advierte Golden. “El jefe con frecuencia dirá: ‘Lo estás tomando mal, sólo estaba siendo amable’”, añade. O el sujeto podría interpretar la negativa de la mujer como una forma de hacerse la difícil: “La mayoría de la veces, lo único que detiene sus avances es un viaje a Recursos Humanos”, dice Golden. “Pero tendrás suerte si sus dos carreras no quedan destruidas”, advierte y añade que esos avances no deseados no siempre vienen de hombres a mujeres. En 25 años como abogada laboral, también ha visto a mujeres coquetear a hombres, hombres que se insinúan a hombres y mujeres que abordan a mujeres. Sin embargo, los casos más comunes implican hombres buscando mujeres. Edward Hernstadt, otro abogado, aconseja a las víctimas evaluar la naturaleza de la amenaza que plantea el agresor. Considerar la personalidad del jefe y saber si se puede dialogar con él. “Estas situaciones son siempre muy molestas para los empleados”, señala. Sin embargo, debes preguntarte si el jefe realmente se está insinuando o si sólo es descuidado. Si sientes que puedes hablar con él y que te escuchará, entonces tiene sentido tratar de resolver la situación con una conversación. Daniel O’Meara, abogado del bufete de Montgomery McCracken, dice que los empleados deben informar a los jefes que sus avances no son bienvenidos. Se sugiere el uso de humor. “Puedes detener ese comportamiento con una broma”, aconseja. Algunas líneas que le gustan a O’Meara: “Hey, ¿alguien tiene el número de Recursos Humanos?”, o “¿Puedo pedir prestado su teléfono celular para decirle a su esposa lo que me acaba de decir?” Pero deberás asegurarte de usar el tono adecuado al decir cosas como ésta. Lynn, Hernstadt y Golden están de acuerdo en que, sobre todo cuando una empleada es joven y nueva en el trabajo, puede ser muy difícil encontrar la fuerza personal para hacer frente a un jefe mayor. Tanto Hernstadt como Golden invitan a las víctimas a consultar a un abogado al principio del proceso. Eso no significa necesariamente emprender acciones legales, pero es útil conocer sus derechos. En la mayoría de los países el acoso sexual está prohibido y protege a los empleados frente a posibles represalias. Aunque muchos empleados piensan que serán protegidos por el departamento de Recursos Humanos de sus empresas, es importante recordar que la principal responsabilidad del departamento es con el empleador, advierte Hernstadt: “Su preocupación principal será la continuidad del funcionamiento pacífico y provechoso del lugar de trabajo”, observa. O’Meara señala otro problema con ir a RH: puede registrar tu queja, pero si eres percibido como un elemento perturbador, podría poner en peligro tus posibilidades de conseguir un trabajo en otro lugar. Parte del problema es que los demandantes pierden la mayoría de los casos de acoso sexual que van a juicio. Eso se debe a que entre el 90% y el 95% de los casos con méritos reales terminan en un acuerdo, explica Hernstadt. O’Meara señala que los demandantes rara vez tienen grandes compensaciones, aunque hay excepciones. Marcie Schorr Hirsch, una coach de carrera y consultor está de acuerdo en que lo mejor es evitar la acción legal en la medida de lo posible. “El acoso se basa en el poder”, señala, y sugiere que los empleados jóvenes tomen medidas incluso antes de producirse algún avance no deseado, para enviar el mensaje de que son serios y desinteresados en enredos románticos. “Es como el consejos que se le da a las personas que caminan solas por la calle en la noche”, dice. “Trata de transmitir que sabes a dónde vas, que estás seguro.” Eso incluye el envío de mensajes a través de la forma de vestir, el lenguaje que utilizas e incluso tu postura. Si tu jefe se te insinúa, di que no estás interesado, aconseja Hirsch. Es posible ser respetuoso y claro al mismo tiempo. Las respuestas apropiadas pueden ser: “Lo siento si tienes una impresión equivocada de mí, pero quiero mantener nuestra relación profesional”, o “estoy empezando en este trabajo, me gustaría tener una buena relación de trabajo contigo. Una de las reglas que he fijado es no involucrarme personalmente con los compañeros de trabajo. No se trata de ti, son mis reglas.” Si sientes que está siendo acosado, trata de manejar la situación tú mismo diciéndole con firmeza al acosador que no quieres una relación sentimental. Consultar a un abogado puede ayudarte a saber en dónde te encuentras y si tus objeciones no disuaden al acosador, un viaje a Recursos Humanos tiene sentido incluso si el acosador no es tu supervisor. En resumen, para manejar esas insinuaciones no deseadas: 1. Ten cuidado con los mensajes que envías. Tu forma de vestir, hablar y de comportarte dicen mucho. 2. Dile que esperas que la relación se mantenga profesional. La comunicación es esencial para evitar malos entendidos. 3. Lleva un registro. Si las insinuaciones continúan, lleva un registro de incidentes, con detalles y fechas. 4. Consulta un abogado. No necesariamente para entablar una demanda, sólo para conocer tus derechos. 5. Quéjate en Recursos Humanos. Hazlo una vez que hayas hablado en varias ocasiones con el acosador. 6. Presenta una demanda. Es el último recurso y (lamentablemente) no se garantiza un desenlace satisfactorio.

 

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