Los nuevos corporativos en la avenida más emblemática de la metrópoli pueden generar afectaciones derivadas del mal uso de estacionamientos, la sobredemanda en el consumo de bienes y servicios, además del reto del abastecimiento de agua en los próximos años.    Paseo de la Reforma podría tener los días contados antes de convertirse en la nueva pesadilla vial de la Ciudad de México. Reforma ya padece hoy graves trastornos viales, pero el problema podría adquirir dimensiones inmanejables. Los 10 nuevos rascacielos, de los cuales cinco se inauguraron en 2014, mientras que los cinco restantes esperan concluir obras a mediados de 2016, cuentan con un espacio aproximado de 226,000 metros cuadrados. En caso de no implementar medidas en materia de movilidad y transporte para los próximos cinco años, la avenida corre el riesgo de convertirse en la principal amenaza para el tránsito de la metrópoli al atraer a más de 20,000 nuevos inquilinos corporativos. Los complejos inmobiliarios son: Torre BBVA Bancomer, Torre New York Life, Corporativo Reforma Diana, Torre Reforma 509, Capital Reforma, Reforma 265, Torre del Ángel, Torre Mapfre, Reforma 231 y Torre Magenta. El crecimiento vertical de Reforma ha generado opiniones divididas. Expertos consultados por Forbes México, que respaldan el desarrollo, aseguran que la inversión en la avenida genera empleos y estimula la plusvalía. Al mismo tiempo, otros especialistas ven como un problema la congestión vial, las emisiones de dióxido de carbono y los espacios para aparcar. Sin embargo, todos apuestan a una carta para evitar que la avenida más emblemática de la ciudad colapse: la reducción de espacios para estacionamiento y la implementación de un transporte público eficiente. “Reforma ya es un caos y puede empeorar con los nuevos edificios y una mala planificación en materia de vialidad, pues con el aumento gradual del mal estacionamiento se generarían obstrucciones en la circulación en calles y avenidas aledañas”, comenta en entrevista Jorge Montejano, miembro de la Asociación Mexicana de Urbanistas (AMU) y del Centro de Investigación en Geografía y Geomática Ing. Jorge L. Tamayo (Centro Geo).   Menos estacionamientos, más movilidad Aunque la zona corporativa de Reforma aún se ubica por debajo de Santa Fe y Polanco como una de las más problemáticas por el tráfico, cada día transitan en la avenida cerca de 265,000 pasajeros, de acuerdo con cifras difundidas en la última Encuesta del Dolor del Viajero, realizada por el Institute for Business Value (IBM Commuter Pain Study). En el mismo reporte, la Ciudad de México se sitúa a la par de Beijing como la ciudad más conflictiva por los altos niveles de tráfico y estrés, por encima de 19 urbes de todo el mundo. En promedio, los capitalinos que transitan en sus vehículos por Paseo de la Reforma en ‘horas pico’ se mueven a una velocidad aproximada de seis kilómetros por hora, cifra menor a la alcanzada en 1904, cuando los tranvías se movían a una velocidad de 10 kilómetros por hora. Por eso, apostar a la implementación de un transporte público sustentable, económico y equitativo ayudaría a reducir no sólo el número de vehículos en la zona; también disminuiría los espacios destinados para estacionamiento. Para Bernardo Baranda, director para América Latina del Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo (ITDP), la principal problemática en el desarrollo inmobiliario de Reforma es el no apostar a formas más sustentables y equitativas de movilidad, pero sí a los espacios de aparcamiento. “Es absurdo que, a diferencia de otras ciudades, la mayor cantidad de metros cuadrados de nuevos proyectos en el Distrito Federal han sido destinados para estacionamiento de autos en inmuebles”, expresa. De 2009 a 2013, 42% de las construcciones en la ciudad fueron espacios destinados a estacionamiento, medida que impactó en la calidad de vida de los habitantes y en el uso del transporte. En los próximos tres años se planea la construcción de 175,000 cajones de estacionamiento, con un costo promedio por cajón de 250,000 pesos, según datos del ITDP. Baranda sugiere que eliminar el número de cajones de estacionamiento en las nuevas construcciones ayudaría a la movilidad de la avenida, pues bajaría la congestión vial, mejoraría la calidad del aire al reducir el uso del automóvil y se lograría recuperar espacio público, que se ocuparía para desarrollar ciclovías y estructura para transporte público.   Transporte público, el semáforo verde Desde 1950, las ciudades en México se han vuelto dependientes del automóvil, lo que ha originado que los niveles de congestión vehicular se incrementen, así como la contaminación, los accidentes y el ruido. Como resultado del aumento vehicular, la calidad del transporte público y las condiciones para ciclistas y peatones se han deteriorado. Santiago Rodríguez, director de Eficiencia Energética de Revitaliza Consultores, argumenta que estos problemas son síntomas derivados de políticas mal planeadas y que sólo han favorecido al automovilista, en vez de promover el uso de la bicicleta, viajes a pie y, lo más importante, una planeación adecuada que ayude a mejorar la eficiencia del transporte público. “Es un problema que se sigan construyendo edificios sin contemplar los aspectos básicos de movilidad en la avenida y alternativas que puedan ayudar al uso del transporte”, comenta Rodríguez. El ejecutivo explica que se pueden implementar tres medidas que pueden apoyar el uso del transporte público en Paseo de la Reforma:
  1. Colocar más espacios para renta de bicicletas
  2. Promover el carpooling (viaje compartido en automóviles)
  3. Contratación de camiones por parte de los corporativos para que acerquen a sus trabajadores a paradas de autobús, Metro y Metrobús.
En este sentido, Roberto Remes, director de la fundación Ciudad Humana México, afirma que sumar inquilinos corporativos y visitantes a la zona implica un reto. Pero, otra alternativa para reducir el impacto vial es la ampliación de banquetas con la finalidad de incentivar los viajes a pie, aumentar la capacidad de las ciclovías y reducir los carriles para automovilistas. “Si ya tienes una vialidad congestionada, ¿cómo hacer que más personas quepan en ella? Es inevitable frenar el desarrollo de los rascacielos, pero lo que sí se puede frenar es el daño derivado de la mala planeación vehicular”, comenta.   Agua y servicios, los otros baches  Además de la movilidad, el desarrollo de nuevos complejos en Paseo de la Reforma se enfrenta a dos retos más: la eficiencia en el abastecimiento del agua y la sobredemanda en el consumo de bienes y servicios. Elías Cattan, arquitecto y fundador de Taller 13, revela que 50% del agua que es abastecida al Distrito Federal, a través de los sistemas Lerma y Cutzamala, se pierde en fugas de tuberías. Por ello pide a los desarrolladores de edificios que, antes de “poner el primer tabique”, consideren la tecnología sustentable y el manejo de los recursos hídricos inteligentes como una alternativa para evitar mayores afectaciones en la zona. “No es malo que Reforma esté creciendo de manera vertical; el error es que no se estén tomando en cuenta aspectos tan importantes como la alimentación y el abastecimiento de agua para el área. Son cosas que están relegadas hasta el último lugar de la agenda.” Aunque la avenida cuenta con diversos lugares de esparcimiento y restaurantes, Cattan asegura que agregar a más de 20,000 inquilinos corporativos a Paseo de la Reforma representará un reto no sólo para las oficinas existentes, sino también para los edificios residenciales que se encuentran en la cercanía.   Inversión, el impacto positivo A pesar de que los especialistas aseguran que el desarrollo de nuevos complejos amenaza la movilidad de la avenida más importante de la Ciudad de México, la inversión que ha traído para el sector inmobiliario representa una ventaja, pues la construcción de los rascacielos ayuda a generar empleos directos e indirectos y a modernizar la zona. Al respecto, Jacqueline Díaz Silveti, directora de Consultoría en Estrategia Comercial y Marketing Inmobiliario de Tinsa México, comparte: “Bajo nuestra visión es muy positivo que avenidas como Paseo de la Reforma tengan crecimiento y desarrollo inmobiliario moderno. Bajo una buena planeación de este crecimiento, estas zonas se convertirán en detonantes de mayor desarrollo.” Díaz Silveti asegura que aunque la inversión inmobiliaria es importante para la Ciudad de México, pues también genera plusvalía, coincide con los especialistas en que es de vital importancia que el Gobierno del Distrito Federal (GDF) y las autoridades correspondientes implementen estrategias que fomenten el uso del transporte público y sistemas que permitan la movilidad entre los inquilinos de la avenida.   Soluciones para evitar un colapso Bernardo Baranda comparte con Forbes México ocho soluciones que, de acuerdo con su experiencia, se podrían implementar para evitar que Paseo de la Reforma llegue al colapso vial en los próximos años, como resultado de la construcción y ocupación de los rascacielos:
  1. Sustituir el requerimiento de “mínimos” de cajones de estacionamiento por “máximos” en el reglamento de construcción.
  2. Crear un fondo para mejorar la movilidad que incluya inversiones en transporte público, infraestructura peatonal y ciclista.
  3. Dar más capacidad a la Línea 7 del Metrobús (incluyendo conectividad a Santa Fe) y a su integración con las demás líneas del Metro y Metrobús.
  4. Regeneración de las colonias aledañas, sobre todo en la zona centro, pues son construcciones antiguas.
  5. Mayor oferta y diversidad de vivienda, sobre todo en la modalidad de renta, debido a que al comprar un inmueble se deberá hacer el pago del avalúo comercial, el pago de impuestos y derechos por la comercialización del lugar, así como los gastos de operación, financieros y de titulación por la formalización.
  6. Mejoramiento de avenida Chapultepec, a través del mantenimiento de vialidades primarias de la carpeta asfáltica.
  7. Mejoramiento de los centros de transferencia modal y de infraestructura urbana, así como la rehabilitación de banquetas y puentes.
  8. Sistemas de información en tiempo real sobre tráfico, opciones de auto compartido, rentado, bicicletas públicas, shuttles corporativos, entre otros.

 

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