La resiliencia, la capacidad para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas y ser transformado positivamente por ellas.   Por Luis Gerardo Díaz, socio de Mercadotecnia y Desarrollo de Nuevos Negocios. [email protected]   En 1981, John Adams, profesor de la Universidad de Londres, acuñó el término “compensación de riesgos” para explicar la forma en que las personas en general enfrentan los riesgos; si alguien corre pocos riesgos en un área de su vida, buscará una compensación, consciente o inconscientemente, incrementándolos en otras. Dicha compensación representa una mayor tendencia de los sistemas para buscar equilibrio u “homeostasis de riesgo”. De hecho, todos nos “acostumbramos a un nivel o grado aceptable de riesgo”, explica Adams. Esta realidad, entre otras, dio pie para crear el concepto de resiliencia, el cual se entiende como la capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas y ser transformado positivamente por ellas (Edith Grotberg, 1998). La importancia del término propició que la Real Academia Española lo incluyera en su avance de la vigésima tercera edición, definiéndolo como: “Psicol. Capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas”. Andrew Zolli y Ann Marie Healy en su trabajo ¿Por qué se recuperan las cosas? argumentan que la sociedad debe lograr que sus sistemas sean más adaptables y tener mayor capacidad de respuesta. Para ello es necesaria la resiliencia. Los autores se cuestionan por qué algunos sistemas fracasan y otros se recuperan de acontecimientos similares, y qué rasgos contribuyen a la resiliencia. Exponen que la resiliencia necesita continuidad y capacidad de recuperarse frente a los cambios, para lo que se requiere de estrictos mecanismos de retroalimentación para notificar un cambio inminente, por lo que es necesario que las personas compartan la confianza y cooperación, lo cual se logra al demostrarles que son parte de un gran grupo. Tratándose de organizaciones, es muy importante que exista un líder que interactúe con todos los niveles para ser un puente entre quienes tienen el poder y quienes desean ser escuchados. Es un hecho que los buenos líderes siempre saben cómo funciona su sistema; este punto es importante porque la resiliencia requiere flexibilidad estratégica, es decir, seguir planes estratégicos, pero modificándolos cuando sea necesario para —como lo expresó el profesor Adams— compensar los riesgos y buscar equilibrio u “homeostasis de riesgo”. Basado en: ¿Por qué se recuperan las cosas? De Andrew Zolli y Ann Marie Healy.   Contacto: www.pwc.com/mx Facebook: PwCMexico Twitter: @PwC_Mexico Blog: pwc.mx Youtube: PwCMx

 

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