Dar el paso entre dos empleos no tiene por qué resultar en una experiencia desagradable. Aquí te presentamos algunos consejos que te permitirán hacer la transición de forma suave y hasta dulce.   Por Susan Adams   Un día yo estaba en junta con mi editor en su oficina cuando una compañera apareció en la puerta y preguntó si podía hablar con nosotros. Miró a mi editor a los ojos y dijo: “Es probable que ya te hayas enterado, pero quería decírtelo en persona. Voy a dejar la compañía.” Ella era una de los mejores elementos del equipo de desarrollo de audiencia de Forbes, había sido contratada por The Wall Street Journal. “Ha sido un placer trabajar con ustedes”, continuó. “Voy a extrañarlos a todos.” Wow, me dije a mí mismo. Eso fue increíblemente atento y amable. Una demostración de clase. A pesar de que la economía batalla por crear puestos de trabajo, los trabajadores continúan moviéndose de empleo, a veces por mejores oportunidades. Coachs de carrera y profesionales de Recursos Humanos están de acuerdo en que lo ideal es dejar la mejor impresión posible al salir de un puesto de trabajo, siempre, sin importar las circunstancias. “Podrías volver a trabajar para esa persona”, señala Lynne Allen, un coach de carrera que solía trabajar en reclutamiento y contratación de personal en Colgate-Palmolive y Time Inc. La manera como dejas un trabajo establece la última imagen que tus colegas tendrán de ti. La forma en la que serás recordado. Incluso si tu jefe no te simpatiza y no toleras a tus compañeros, lo mejor es no quemar los puentes. Los sitios de redes sociales como Facebook y LinkedIn albergan grupos de conocidos en los que excompañeros platican y comentan sobre otros. “No creas que una mala salida no te seguirá en línea”, dice Sarah Stamboulie, una coach de carrera que solía trabajar en Recursos Humanos. Stamboulie aconseja prepararse con anticipación para el anuncio, tanto emocional como prácticamente. Comienza a llevar tus cosas a casa, al igual que los datos de tu computadora, incluyendo las listas de contactos y cualquier archivo que te gustaría conservar. Pon todo eso en una unidad flash. Algunas empresas hacen que personal de seguridad escolte a los empleados el día que anuncian su dimisión, dice Stamboulie. Asegúrate de estar listo para ello en el momento de decirle a tu jefe que te vas. Rusty Rueff, autor de Talent Force: A New Manifesto for the Human Side of Business y ex director de Recursos Humanos de PepsiCo y Electronic Arts, sugiere comenzar a preparar a los colegas sobre la salida mucho antes de que informar la renuncia. Invita a otras personas a participar proyectos importantes contigo, no te ofrezcas como voluntario para encabezar nuevas iniciativas, y termina cualquier trabajo a largo plazo que hayas estado realizando, aconseja. Después de tu anuncio, ofrécete a atar cualquier cabo suelto, y ayuda con el entrenamiento de tu reemplazo, si es contratado antes de tu partida. Cuando estés listo para dar la noticia a tu jefe, tómate el tiempo para anticipar su reacción, dice Lynne Allen. Tu jefe puede sentirse enojado, traicionado y engañado, o por lo menos sorprendido. No sólo te desaparezcas, aconseja Allen. Establece un tiempo para hablar. Luego cierra la puerta. “Es una junta, entiende que se trata de una noticia difícil la que estás por transmitir.” Rueff recuerda renunciar a un trabajo en el que había sido muy cercano a su jefe. “Era un amigo, un confidente”, dice. El jefe no le habló durante dos años después de eso, a pesar de Rueff había renunciado sólo para aceptar un avance importante en su carrera. Finalmente los dos comieron juntos y Rueff dice que ahora son amigos otra vez. Aunque algunos coaches piensan que se debe permitir al jefe hacer una contraoferta, la mayoría coincide en que lo mejor es dejar claro que se tiene la intención de marcharse y que no se contempla quedarse en el puesto. Ellis Chase, coach de carrera durante tres décadas, dice que incluso si te ofrecen un aumento para persuadirte que quedarte, es probable que pierdas un año, ya que tus compañeros estarán recibiendo sus aumentos, pero tú ya tienes el tuyo. “En mi opinión, si te valoran lo suficiente, deberían haberte pagado mejor desde el principio”, dice. Informa sobre tu dimisión de forma breve y dulce, y haz hincapié en lo positivo de tu estancia. Dile a tu jefe, breve pero concreto, lo agradecido que estás por haber trabajado con él y lo mucho que has aprendido en el trabajo. “Mantén el tono amable y ligero”, aconseja Chase. Incluso si te vas porque odias tu trabajo y no tienes nada a la vista, destaca lo positivo. No inventes una historia que no es verdad, dice Lynne Allen. Ella capacitó una vez a una joven que renunció a un trabajo que detestaba, mintió a su jefe diciendo que se mudaba a Londres. De inmediato el jefe se ofreció a ponerla en contacto con varios conocidos suyos en la ciudad. Si no quieres decirle a tu jefe exactamente por qué te vas, Chase recomienda la siguiente línea: “Tengo una oferta que no podía rechazar.” Como un gesto de despedida, para dejar a sus compañeros con una impresión dulce, Stamboulie sugiere llevar pastelillos para toda la oficina en tu último día en la oficina.

 

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