El mandatario continuará impulsando su agenda socialista durante otros cuatro años.   Reuters QUITO – El presidente de Ecuador, Rafael Correa, asumió el viernes su tercer mandato consecutivo con la promesa de redoblar reformas para ampliar el control del Estado y profundizar su “revolución”, encaminando al país andino a una década de modelo socialista. El economista de 50 años obtuvo la reelección en primera vuelta en los comicios de febrero con un 57% del voto de los ecuatorianos, respaldo ganado por una elevada inversión pública y millonarios programas de ayuda social a los más pobres. “Tenemos un país mucho mejor de aquel que recibimos, pero todavía muy lejano de aquel país que deseamos”, dijo Correa tras asumir su nuevo mandato de cuatro años en un solemne acto al que acudieron varios presidentes de la región. “Lo que hay que hacer no se ha terminado, todavía hay por hacer (…) Estos cuatro años que vienen debemos hacer rápido y muy bien”, agregó en quichua el mandatario, quien confirmó durante su intervención que será su última presidencia. Jorge Glas, un joven ingeniero y amigo de infancia de Correa, también asumió como el nuevo vicepresidente, cuya principal tarea será el desarrollo de los sectores estratégicos. Para los próximos cuatro años, Correa ha prometido mantener el gasto social, que ha sostenido el crecimiento de la economía en sus dos mandatos, y extender el control del Estado a otros sectores polémicos como el agua, las tierras y la comunicación. Al mismo tiempo, el Gobierno prevé concluir la construcción de represas hidroeléctricas y una mega refinería y desarrollar la matriz productiva del país, en un intento por diversificar la economía y depender menos del petróleo para su desarrollo. El economista formado en Estados Unidos y Europa prevé además cerrar negociaciones de contratos con mineras extranjeras para desarrollar el incipiente sector y concluir con una licitación petrolera para aumentar la producción estatal. A Correa le será fácil llevar adelante las prometidas reformas, pues goza de una amplia mayoría en la Asamblea Nacional, con 100 de los 137 escaños. Los críticos de Correa dicen que buena parte del éxito de su gestión en el área económica se ha debido a los elevados precios del petróleo y lo acusan de ser autoritario y controlar todos los poderes del Estado, anulando a sus opositores. No obstante, el líder socialista llamó a sus detractores a consensos mínimos y celebró el nacimiento de una nueva fuerza política opositora de la mano del partido del ex banquero Guillermo Lasso -el segundo más votado en las recientes elecciones presidenciales-, aunque aún sigue siendo minoritaria.   Logros y desafíos En los últimos seis años, la economía ha crecido a un promedio de 4.3%, y la inversión pública se multiplicó por seis sobrepasando los 11,000 millones de dólares en 2012. Mientras que la pobreza –medida por las familias que no pueden cubrir el costo de la canasta básica con sus ingresos– cayó en más de 10 puntos porcentuales a 27.3% en los seis años de Gobierno de Correa, y la pobreza extrema –indigencia– bajó a 11.2% desde 16.9%. “La Patria ya es de todos, sobre todo de los más pobres”, agregó Correa, quien reconoció estar nervioso pese a ser la tercera vez que se juramenta en la Asamblea. En la mira del mandatario, están la ley de tierras y la ley de aguas que apuntan a una mejor distribución y uso de los recursos, y una ley de comunicación como parte de una cruzada para combatir a medios privados a los que ha acusado de corruptos. “Estoy persuadido de que una prensa libre es vital para la democracia, pero estoy igualmente convencido de que una mala prensa es mortal para esa misma democracia”, añadió Correa. Recientemente envió a la Asamblea Nacional reformas a la ley de minas para viabilizar las tratativas con firmas canadienses y atraer fuertes inversiones al país. Aunque advirtió que el socio más pequeño de la OPEP no abandonará la soberanía en las relaciones con las transnacionales y cuestionó las demandas que impulsan las petroleras estadounidenses Occidental y Chevron en contra de la nación. Además ratificó su política exterior de mantener relaciones bilaterales con todos los países del planeta, pese a las críticas de organismos internacionales por su acercamiento con algunos gobiernos cuestionados. “Nuestra amistad con el Gobierno de Irán está pasando factura, amistad que la ratificamos una y mil veces. Este Ecuador soberano no le va a pedir permiso a nadie de establecer relaciones bilaterales con los países que quiera”, aclaró. Correa ha mantenido relaciones tirantes con Estados Unidos, al punto de expulsar en el 2011 a la embajadora de ese país en Quito y cuestionar las políticas de Washington en varios temas, entre ellos el de la libertad de prensa y derechos humanos. Analistas dicen que es difícil prever cómo será el nuevo periodo de Correa. Muchos esperan una radicalización de las medidas para modificar la matriz productiva y observan que tendrá el camino libre para hacerlo por el control que tiene en la Asamblea. “Correa podrá hacer cosas que nadie más podría hacer y, si cumple con su discurso de un país distinto, Ecuador tiene opciones de salida”, dijo Francisco Rocha de la firma local InformarK.

 

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