- Porque no te tomarás el tiempo de elegir el mejor. Cuando tenemos una necesidad o una urgencia no hay tiempo de evaluar. Los préstamos deben ser planificados de acuerdo con tu presupuesto y tus expectativas de ingresos en los próximos meses. Si lo quieres ‘ya’, difícilmente te sentarás a hacer cuentas o a revisar cuánto te costará el crédito al final, no leerás las letras chiquitas y te irás por la opción aparentemente más sencilla. Recuerda que cuando algo es demasiado bueno para ser verdad, seguramente es mentira.
- Porque aceptarás cualquier cosa que te ofrezcan. En el trabajo, en el amor y en el mundo financiero, la desesperación huele a kilómetros. Las instituciones financieras, en especial las que no están reguladas o que no te piden tantos requisitos, buscarán atraerte a cualquier costo y ‘ligarte’ a un préstamo que se convertirá en una deuda para todo el año o para muchos años. Lo mismo con el empeño. Entregarás tus cosas por un valor mucho menor al que tienen y lo más probable es que no las recuperes.
Cuando necesites un préstamo no lo pidas
Pedir un préstamo en momentos de urgencia es lo peor que puedes hacer, porque te expones a tomar cualquiera o incluso a caer en un fraude. Haz una pausa y reconsidera o evalúa tu decisión.
La cuesta de enero 2017 está ruda. Representantes de comercio, analistas y otros expertos dicen que, debido al gasolinazo y la depreciación del peso, esta es la peor en 10 años o desde el 2000. Incluso, hay quienes advierten que durará medio año.
Con este panorama y después del gasto de las fiestas, lo más seguro es que, como gran parte de los mexicanos, necesites efectivo. En ese caso, si quieres salir bien librado de la temporada, tienes dos reglas básicas: no empeñar y no pedir un préstamo a financieras.
Apriétate el cinturón o busca otras formas de conseguir dinero, pero por ningún motivo pidas un préstamo ahora, cuando más lo necesitas.
¿Por qué?