Esta recopilación de ensayos propone una reflexión sobre las cuatro décadas de historia de la Muestra de la Cineteca, desde los países y cinematografías que han pasado por sus pantallas.   Un lugar común en la cinefilia capitalina es la Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional. No es difícil platicar con algún veterano amante del cine y escucharlo expresar “antes solo había la Muestra” o “yo me eduqué en la Muestra”, además de convertirse en un punto de partida para las generaciones más jóvenes, la asistencia de las últimas dos Muestras es una prueba de la cabal salud del evento. Por eso la aparición del libro Paisajes de la Muestra resulta pertinente. La recopilación de ensayos propone una reflexión sobre las cuatro décadas de historia del encuentro cinéfago desde los países y cinematografías que han pasado por sus pantallas, trascendiendo la simple ficha de archivo. 10 reconocidas plumas –Rafael Aviña, Jorge Ayala Blanco, Carlos Bonfil, Nelson Carro, Ernesto Diezmartinez, Jorge Grajales, Raúl Miranda, Ricardo Pohlenz, Luis Tovar y Naief Yehya– repasan la geográficamente el evento, reflexionando sobre las inclinaciones de la programación, la cantidad de películas que han representado a cada zona o participando en un viaje de nostalgia con los lectores. Curiosamente mi noche prima en la Muestra una sólida probada de cine mexicano: Norteado de Rigoberto Pérezcano en la edición 51. Asimismo, viene a representar un contraste con el nuevo cinéfilo, ése que cambió con la llegada de los DVDs, los clones piratas y, sobre todo, las descargas en línea desde cualquier torrent decente. Ya el maestro Gustavo García lo había abordado en su ensayo ‘El cinéfilo ignorante’: “…los tradicionales, los formados en los clásicos convencionales y en la curiosidad planetaria que empezó con las Nuevas Olas de los 60, pero a quienes la curiosidad llevó a ese nuevo océano informativo y se dejó devorar con entusiasmo y sin nostalgia…; la otra categoría es la de los de verdad nuevos, los que nacieron al cine por recomendación de Facebook, nutren su marco teórico en portales especializados en subgéneros específicos y de los cineastas y las películas más insólitos derivan exégesis intensas…” Hubo un momento en que el amante del cine se contentaba con acudir a la Muestra y con eso, asegurar que su conocimiento del séptimo arte alrededor del mundo era suficiente y basto. La sorpresa es que nunca fue así. Como propone Jorge Grajales en su texto Cartografía de un paraíso perdido’, donde medita sobre la visión que la Muestra ha presentado del cine japonés, muy apegada a la validación europea de los festivales y lejana a las verdaderas raíces niponas. O cuando, con un poco de ironía, Ernesto Diezmartinez hace un recuento del paso de Woody Allen por el evento y se convierte en el cineasta con mayor presencia a lo largo de más de cincuenta ediciones. Con la 57 Muestra Internacional de Cine a la vuelta de la esquina, el libro editado por la Cineteca Nacional es un buen punto de partida para reflexionar sobre la vigencia de ésta exhibición fílmica anual. Y usted, ¿qué recuerda de la Muestra?

 

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