En un escenario que luce boyante para la economía mexicana, la mayor amenaza es que los cambios estructurales que se aprueben sean insuficientes. En ese caso, no sólo habría una sensación de desilusión, el resultado serían nuevos riesgos y estancamiento.   El momento más peligroso en la ejecución de un proyecto es aquel donde parece que todo va viento en popa, porque la alegría nubla las amenazas, incluso aquellas que están próximas. A México le pasa algo similar, el problema de que las expectativas macroeconómicas sean favorables ante la aprobación potencial de reformas estructurales, ha dejado de lado el mayor temor al exterior: el que los cambios resulten insuficientes. En la antesala de la reunión anual de riesgo país de la aseguradora de crédito Coface,  Pablo Siade Nahúm,  gerente de riesgos para Coface México, explica que las expectativas para el país son favorables. “Tenemos previsiones para que el crecimiento repunte desde una proyección de entre 3.5 y 3.6% para 2013 a un 4% en caso de que se anuncien las reformas fiscal y energética, en el horizonte no vemos mayores riesgos, lo único que queda por vigilar es que el crecimiento vaya en aumento en el largo plazo, eso sólo se logrará si las reformas generan el impacto que ser requiere, el mayor riesgo es la decepción y el estancamiento”, señala en entrevista con Forbes México. En opinión de Siade, los sectores que se verán más benficiados de los cambios son retail, (que crecería alrededor de 6.5% en 2013), comercio detallista, industria automotriz y acerera. “Tomará tiempo conocer el impacto, si las reformas son integrales, habrá un impacto positivo que si bien llevará algunos años pare verlo materializado, sí planteará una posibilidad de mayor crecimiento”. En opinión del analista de riesgo, las reformas como la laboral y la financiera, resultan una base para generar condiciones óptimas y dar paso a medidas que generen un nuevo y más eficiente esquema tributario.   ¿Nubes en el horizonte? El riesgo de que las reformas sean insuficientes no ha pasado desapercibido para todos. Mauro Leos, analista soberano para México, de Moody’s, explicó en su visita más reciente al país que existe un riesgo de que los mercados no asimilen de manera positiva el proceso por el cual se aprueban y ponen en marcha las reformas. Incluso señaló que hay un riesgo potencial de que se vea una salida abrupta de capitales si hay reveses en la aprobación. Por su parte, Carlos Capistrán, Economista en Jefe para México de Bank of America Merrill Lynch, explica que las reformas fiscal y energética podrían ser enviadas al Congreso en la segunda mitad del año, y que serán implementadas en 2014. “Prevemos que la reforma fiscal incremente la recaudación de impuestos, que recoge entre un 1 y 3% del PIB en ingresos adicionales. Esto debería fortalecer las finanzas públicas de México y disminuir la dependencia hacia los ingresos petroleros”, detalla en un comentario de análisis. En este sentido, abunda, la mayor parte de la reforma podría centrarse en el Impuesto sobre el Valor Agregado (IVA). En un círculo virtuoso, la aprobación de estas reformas impulsaría la calificación de México a nivel internacional, ya que varias calificadoras han señalado a los sectores energético y fiscal como clave para que un aumento en la calificación del país se pudiera dar, sin embargo, todavía queda ver los resultados y ese será un proceso de largo plazo.

 

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