Las parejas jóvenes sin hijos y con altos ingresos representan una mina de oro para el mercado de lujo, pues la alta demanda de bienes ha hecho que el sector se haya duplicado desde 2005 y se estima podría avanzar en el 2013 un 12%.   Reuters MEXICO DF – Sus padres probablemente luchaban y ahorraban para educar un pequeño ejército de niños con un único salario mensual, pero ahora un creciente número de parejas mexicanas de altos ingresos prefiere empujar su carro de compras en una lujosa tienda por departamentos que un coche para pasear a sus hijos. Se trata de parejas jóvenes, sin hijos, con altos ingresos y en las que ambos miembros trabajan, conocidos como “Dinks” (siglas en inglés de Double Income, No Kids -doble sueldo, no niños-), que han venido creciendo en México y casi se han duplicado desde 2005. Estas parejas están impulsando un creciente mercado de bienes de lujo, gastando su dinero en todo tipo de productos, desde costosas prendas de vestir y lencería, hasta exclusivos artículos de decoración para el hogar. Este tipo de parejas, que apenas rebasan el millón en México, se han convertido en una mina de oro para muchas importantes marcas y sus hábitos de consumo están apuntalando la demanda de bienes y servicios en la debilitada economía mexicana. Sandra Rodarte, una organizadora de eventos de 27 años que adora las bebidas finas y los artículos de la marca Apple, gasta al menos 10,000 pesos (780 dólares) al mes en productos no esenciales, como viajes anuales de compras a Estados Unidos. Ella y su pareja no tienen planes de formar una familia, explicó, mientras almorzaba en el exclusivo centro comercial Antara de la capital del país. “Es más divertido. Eres más libre como persona y como pareja en el sentido de que no tienes muchas presiones”, dijo Rodarte, quien está consciente de que su estilo de vida significa ir en contra de una cultura que valora el matrimonio y la maternidad. “Claro que hay estigmas. Aquí en México la mujer tiene que salir virgen de su casa y casarse de blanco”, agregó. Existen pocos datos sobre cuánto gastan los “Dinks” en México, pero un estudio realizado en el 2008 por la consultora De la Riva Group encontró que cada una de estas parejas desembolsa unos 165,000 pesos (12,900 dólares) al año, principalmente en salidas al cine, comer en algún restaurante y beber unas copas en un bar. Ese gasto está ayudando a impulsar el mercado de bienes de lujo de México, que se estima podría avanzar en el 2013 un 12%, a la par con su crecimiento de los últimos cuatro años, según la consultoría Bain & Company. En contraste, las ventas al por menor subieron en total apenas un 3.7% el año pasado. Para el exclusivo fabricante de accesorios de piel Coach, los “Dinks” son un mercado en crecimiento, según dijo el presidente de la compañía, Ian Bickley, en un correo electrónico enviado a Reuters. La firma, que se instaló en México hace una década, cuenta ahora con 26 puntos de venta, su mayor presencia en América Latina, y planea abrir una nueva tienda este año en la ciudad de Querétaro. Y con justa razón. El gasto en México en ropa de diseñador, accesorios de lujo y vinos de buena marca alcanzó el año pasado los 3,880 millones de dólares (mdd), frente a los 2,160 millones del 2004, según la firma de análisis Euromonitor.   Cae la natalidad, sube el gasto Los “Dinks”, un concepto nacido en los años 80, sigue encarnando en México a una pequeña parte de la población, según proyecciones que sugieren que a finales del 2012 este tipo de parejas representaba apenas un 3.4% de los hogares, por debajo del 4.5% en Brasil, el 17.6% en el Reino Unido y el 14% en Estados Unidos. Pero los analistas piensan que el número podría seguir creciendo, porque viene impulsado por fuertes cambios sociales como una mayor educación entre las mujeres y una disminución en la tasa de natalidad. En 1960, sólo el 0.5% de las mujeres tenía un título universitario. Para el 2010, la cifra saltó a un 16% sólo una fracción por debajo de los hombres. Mientras tanto, las tasas de natalidad en México han caído a un estimado de 2.2 hijos por mujer este año desde los 5.7 hijos en 1976, según el instituto nacional de estadísticas, Inegi. A diferencia de Europa, donde la tasa de natalidad es baja -1.6 hijos-, las parejas “Dinks” mexicanas prefieren sólo posponer la llegada del primer niño en lugar de evitarlos por completo. Un ejemplo es Tatiana Romero, especialista de la firma antipirateria de software, de 27 años. Ella y su novio desembolsan al mes entre 10,000 y 11,000 pesos en gastos que no son esenciales, como pagar unos 2,000 pesos por una buena comida. Romero, quien compró este mes una casa en la Ciudad de México con su pareja, dijo que espera tener hijos a los 33 años, pero por ahora está feliz de disfrutar de “la capacidad de adquisición y darse algunos gustos”, que resultan de combinar dos fuentes de ingresos y no tener hijos, al menos por un tiempo. “Es algo con lo que yo crecí. Sueñas con casarte y tener hijos”, comentó Romero, que lo mismo viste con ropa de las marcas H&M y Zara que Tommy Hilfiger y Hugo Boss.   Grandes consumidores Sin embargo, también hay quienes ven algunos inconvenientes potenciales en la solvencia financiera de los “Dinks”. “Ellos están gastando más de lo que pueden pagar”, dijo Claudia D’Arpizio, socia de Bain & Co, que describe al grupo como jóvenes que si bien perciben altos ingresos, no son ricos todavía. El estudio de De la Riva sugiere que ahorrar no es una prioridad para los “Dinks”. Sin embargo, como grupo ganan más en promedio que los otros tipos de hogares, de acuerdo con una encuesta del 2010 del Inegi. Pero lo que está claro por ahora es que el gasto en conjunto de las parejas sin hijos es resistente. Las ventas en tiendas departamentales como Palacio de Hierro y Liverpool aumentaron un 10% en el primer trimestre a tasa anual, casi el doble del alza en los ingresos que registraron las cadenas de supermercados Wal-Mart de México y Soriana en el mismo período. “Es evidente que la crisis ha tenido un mayor impacto en la clase media de México y no necesariamente en los segmentos más ricos de la economía, que siguen consumiendo”, dijo Will Landers, un gerente de cartera de renta variable de BlackRock.

 

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