El mundo amaneció el lunes con noticias sombrías provenientes de los mercados de valores de todo el orbe. ¿Es hora de entrar en pánico y vender o comprar a discreción? No. Respira hondo y sigue leyendo.   Por Steve Schaefer Cuando los mercados de valores colapsan de la forma que lo hicieron en los últimos días, es fácil para los inversionistas sentirse abrumados. Adultos perfectamente racionales con carteras diversificadas a largo plazo son repentinamente confrontados con titulares, alertas y advertencias terroríficas. Su instinto les dicta que la primera reacción debe ser el pánico, vender todo sin pensar –eso es casi siempre un error–, pero ésa es sólo una manera de hacer frente a una ola de ventas de ésas que revuelven el estómago. Los mercados tambaleantes ofrecen oportunidades de compra, pero comprar acciones sólo porque están de oferta no es diferente de la venta de acciones sólo porque su precio ha subido. Marcos Travis, presidente de Inversiones de Intrepid Capital Management de Jacksonville, dice que él mismo está “picando” algunas acciones que le gustan en medio de la reciente derrota global, pero no se está llenando de ellas. “Es como ir al supermercado: si vas con hambre terminarás comprando todo lo que está en el estante”, dice. Si una acción o sector en particular luce atractivo, pero demasiado caro, el caos del mercado produce una oportunidad para comprar, pero en las áreas con problemas de fondo, como energía, las gangas podrían no ser suficientemente baratas. Los inversionistas, sin duda, reconsideraron sus carteras el lunes, cuando se despertaron sólo para recibir otra paliza en los mercado apenas en el arranque de otra semana difícil. Los mercados de China vendieron 8% y en la campana de apertura en Nueva York el promedio industrial Dow Jones se desplomó más de 1,000 puntos antes de recuperar más de la mitad de sus pérdidas. Los momentos de tensión en el mercado no son el momento ideal para abandonar una cartera de inversiones cuidadosamente construida sólo por un ataque de pánico o de avaricia. En un mundo perfecto, el plan emprendido en tiempos más tranquilos estará configurado para sacar provecho de tales periodos de turbulencias. La venta masiva indiscriminada del lunes no llegó sin previo aviso, advierte Travis. Los mercados se han ido debilitando durante meses, y la “corrección” había barrido las ganancias de muchas acciones, incluso con algunas que estaban en su máximo de 52 semanas. Apple fue la más significativa, con una pérdida de 21% desde su máximo de mayo, pero la tendencia afectó a la mayor parte del S&P 500 a finales de la semana pasada. Los últimos años han proporcionado una recuperación casi ininterrumpida del mercado alcista, atrayendo a inversionistas que se sentían como si se les estuviera yendo un tren fuera de control. “Todos han sido atraídos por Netflix, Facebook o alguna acción de biotecnología de la que algún cuñado suyo les habló”, bromea Travis. Sin embargo, desde su perspectiva, las acciones de las leyendas de las inversiones como Carl Icahn y Warren Buffett dicen mucho más (él ha sido accionista de Berkshire Hathaway durante décadas). Icahn vendió su participación en Netflix a finales de junio y ha venido advirtiendo sobre los signos preocupantes en los mercados bursátiles y de alto rendimiento desde hace meses, dice Travis. A pesar de que las acciones de los servicios de streaming de video mantienen sus ganancias después de la caída, Icahn dijo que no lamentaba la pérdida de mayores ganancias. “No lloro por ello. Trato de comprar barato y vender. Hice todo este dinero vendiendo muy rápido. Nunca vas a llegar a la cima. De vez en cuando das en el blanco, pero esto es como estar en Las Vegas.” Buffett, por su parte, apenas pagó 37,000 millones de dólares por Precision Castparts, la compra más grande de Berkshire en la historia, y durante mucho tiempo ha sido elogiado por comprar en momentos en los que parece que todo el mundo está vendiendo, como lo hizo en el otoño de 2008, cuando invirtió de forma fortuita en General Electric y Goldman Sachs. El colapso bursátil del lunes inició en China, donde el estallido de una burbuja bursátil lleva meses y las preocupaciones relacionadas con la economía china sin duda son de interés para algunas empresas estadounidenses. Las ventas del iPhone de Apple, por ejemplo, son indudablemente un motivo de preocupación para los inversionistas –Tim Cook, incluso, escribió un mail a Jim Cramer para calmar los temores diciendo que las ventas del iPhone en China se han acelerado en julio y agosto–, pero muchas de las empresas masacradas el lunes tienen, si a caso, una modesta exposición a China. Mientras, Micron Technology y Skyworks Solutions, dos empresas incluidas en una reciente lista de Goldman de acciones a evitar si estás preocupado por el crecimiento de China, estuvieron entre el pequeño grupo de acciones que cotizaron al alza el lunes. Incluso Apple, que abrió con una fuerte baja, logró colarse de nuevo en terreno positivo una vez que el resto del mercado recortó sus pérdidas. Así que para los inversionistas que tienen una visión a largo plazo, la dislocación actual del mercado sin duda ofrece oportunidades para comprar acciones, ya sea individualmente o a través de fondos y ETF. Pero el camino equivocado es acercarse a esas oportunidades precipitándose sobre alguna acción con la expectativa de que un rebote será igual de fuerte y repentino como la corrección. Comprar ahora podría significar tener que soportar más pérdidas antes que los cielos se despejen.

 

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