Lo que sostiene a la divisa digital es su timbrado descentralizado, su criptografía de clave pública y su sistema de prueba de trabajo que prometen revolucionar las transacciones.    Reuters El bitcoin puede que no sea el mesías de una nueva divisa que ansían sus más acérrimos seguidores, pero podría premonizar la profunda revolución financiera que ha estado esperando Internet. Aunque los ordenadores y los teléfonos avanzados han llevado a la web a más de un tercio de la población mundial, el comercio online todavía depende en gran parte de un sistema bancario que ha cambiado poco en las últimas décadas, mientras algunos de ellos confían en códigos de ordenadores creados antes de que naciese Internet. El creciente interés en el bitcoin, una divisa digital que no necesita de un órgano central que gestione las transacciones, está comenzando a desafiar todo eso. “El auge de los bitcóines ha cambiado la idea de todo el mundo sobre lo que debería ser un buen sistema de pagos”, dijo Manu Sporny, consejero delegado de la empresa de pagos digitales Digital Bazaar, que encabeza un esfuerzo para unir al sector y ponerse de acuerdo sobre las prácticas para gestionar las transacciones online. “El bitcoin elevó el nivel, así que todo el mundo tiene que venir y alcanzarlo de algún modo”, dijo. Un momento clave, según Sporny y otros, será una reunión en París esta semana convocada por el Consorcio World Wide Web Consortium, o W3C, uno de los organismos clave para establecer el estándar de Internet. Por primera vez se reunirán para hablar sobre los estándares del pago a través de Internet operadoras de telecomunicaciones como Deutsche Telekom, Telefónica y AT&T, empresas de pago como SWIFT, PayPal o Gemalto, así como la Reserva Federal de Estados Unidos. Al bitcoin se le puede achacar el reconocimiento por esta actividad. Gran parte de la atención sobre el bitcoin se ha puesto sobre el meteórico ascenso de su valor – que pasó de 30 dólares el año pasado a por encima de 1,000 a finales de año – lo que sólo se ha visto afectado levemente por el cierre de Mt. Gox, una de las principales plataformas de intercambio de bitcóines, con la pérdida de un valor de 500 millones de dólares (mdd). Pero el bitcoin como una divisa podría ser sólo una distracción. Lo que sostiene a la divisa digital es una combinación de principios – su timbrado descentralizado, su criptografía de clave pública y su sistema de prueba de trabajo – que prometen revolucionar las transacciones. Peter Vessenes, consejero delegado de CoinLab y presidente de la Bitcoin Foundation, un grupo que promueve la adopción del bitcoin, dijo : “Estas tres se pueden convertir en dinero, pero también pueden hacer muchas otras cosas”. Transacciones más baratas Lo que interesa a algunos, y preocupa a otros, es lo que promete el bitcoin a la hora de reducir el coste de trasladar el dinero. “Si lo pueden tener más barato, lo harán más barato”, dijo Marcus Swanepoel de Switchless, una empresa con sede en Singapur que ofrece integrar procesos de bitcóines en bancos tradicionales y empresas de telecomunicaciones. El bitcoin supone un reto para los que están acostumbrados a realizar transacciones: PricewaterhouseCoopers estima que las empresas de tarjetas de crédito cargan alrededor de un 3% en tasas de transacciones. La comisión de PayPal puede ir hasta el 4%. Esas mismas operaciones con empresas de bitcoin como Coinbase o BitPay, que evitan las instituciones financieras centrales, son probablemente gratis. Pero el jefe de innovación de Visa, Jim McCarthy, dijo en una conferencia con inversionistas este mes que aunque existen cosas que aprender sobre el bitcoin no creía que “fuera la cosa que va a cambiarlo todo inmediatamente”. MasterCard y Visa no estarán en la reunión de esta semana, dijo Sporny. De hecho hay mucho escepticismo sobre si el bitcoin llegará a algo. Sus críticos señalan los últimos reveses como el de Mt. Gox y el corte libertario de algunos de sus seguidores como indicadores de que es algo poco más que un esquema de Ponzi. Alguno de los escépticos del bitcoin forman parte de su creación. Mike Hearn, que contribuyó al código que apoya el bitcoin, desestimó las críticas de un esquema de Ponzi, pero se preocupa sobre la complacencia. “Mucha gente parece creer que es algo hecho y seguro. Y yo no lo veo así”, dijo. Hearn dice que si el bitcoin quiere retar o ganar a la corriente bancaria actual, necesita tener una mejor seguridad y ser más fácil de usar. Además, necesita dar respuesta a la ansiedad del sector bancario sobre los reguladores y sus supuestos vínculos con el delito. “El bloqueo bancario, en el que todos los bancos temen tocar el bitcoin porque temen recibir un golpe de los gobiernos, es todavía el mayor desafío al que se enfrenta el bitcoin”, dijo. Cooperación Swanepoel, de Switchless, cree que este temor ya se está disipando. El sudafricano Standard Bank, por ejemplo, recientemente llevó a cabo una prueba usando la tecnología de Switchless para integrar el comercio con bitcóines dentro de los sistemas de divisas del propio banco. También ve un interés similar entre los operadores de telefonía y oficinas de correos que buscan una forma barata de crear un sistema para gestionar transacciones monetarias. Pero aunque el bitcoin se abra paso entre esos monstruos, probablemente siga las tecnologías actuales. “No se ve al bitcoin como algo que eliminaría cómo se hacen las cosas ahora”, dijo Swanepoel en una entrevista por teléfono. “Probablemente vayan de la mano”, dijo. La empresa Ripple, por ejemplo, ofrece un medio para que los usuarios compren y vendan divisas utilizando algunas tecnologías del bitcoin, pero no el método de minería de bitcóines, extenuante para los ordenadores. El usuario final no necesita saber o tener en cuenta que está usando un sistema con raíces en el bitcoin. “Entonces la gente ni sabrá que lo usa, estará usando marcas en las que confía que a la vez emplearán estos protocolos. Todo lo que saben es que de repente envían dinero a India gratis e inmediatamente”, dijo el consejero delegado de Ripple, Chris Larsen. Cartera virtual El principal mercado potencial del bitcoin puede estar en los millones de personas con un acceso limitado a unos servicios bancarios adecuados. El bitcoin se presta a la idea de una cartera móvil y a pequeños pagos. Los usuarios de dogecoin, una variante del bitcoin, por ejemplo, lograron fondos para que el equipo jamaicano de bobsleig y tres deportistas indios asistieran a los últimos Juegos Olímpicos de invierno, y la semana pasada lograron más de 30,000 dólares para construir pozos en Kenia. El bitcoin y sus vástagos también ofrecen un rodeo a los controles de divisas de los gobiernos – convirtiendo una divisa tradicional en una virtual que se puede enviar a cualquier lugar, o sustituyendo a una divisa local. Un islandés que se denomina a sí mismo Baldur Friggjar Óðinsson comenzará a circular una nueva criptodivisa creada por él mismo, la auroracoin, para todos los islandeses que quieran. La idea, según dijo en una entrevista por correo electrónico, “es liberar al pueblo islandés de la divisa oficial y los controles de divisas” al darles acceso a una divisa que puede operar online o, en teoría, usarse para pagar por bienes y servicios. Los islandeses han tenido restricciones para convertir su dinero en divisas extranjeras desde la crisis financiera de 2008. Cada islandés puede descargar su asignación de auroracoins, que valen unos 500 dólares a precios actuales, desde un sitio web. “Esperemos que sea el inicio de una revolución que perdure, en la que el poder sobre el dinero se quite a la elite y se ponga en manos del pueblo”, dijo Baldur. Más allá del dinero Aparte de lo revolucionario, el legado del bitcoin puede ser que descentralice cualquier tipo de transacción. El registro de todas las transacciones que usan el protocolo de bitcóines está almacenado en algo llamado ‘blockchain’ – un registro de dónde han cambiado de manos todos los bitcóines. Hay que olvidar al bitcoin como una mera divisa, dice Vessenes, y pensar en él como un medio descentralizado de dar y realizar acuerdos sobre posesiones. La fracción más pequeña del bitcoin, el satoshi, podría ser una pieza que represente la propiedad de una acción – con detalles de quién recibiría un dividendo o quién vota en una junta de accionistas – todo dentro de ella. La propiedad de un coche también podría funcionar del mismo modo, respondiendo sólo a alguien que pueda demostrar la propiedad de esa pieza. “El dinero, o lo que uno percibe como tal, es sólo una forma de confianza sin intermediarios”, dice Pindar Wong, un consultor con sede en Hong Kong que ha trabajado en tecnologías de pagos basadas en Internet. “Hay un gran campo para innovar aquí y sólo estamos tocando la punta de un iceberg muy grande”, dijo.

 

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