Cuando buscamos crear una empresa o emprender cualquier proyecto, deseamos formar el mejor equipo posible; un staff que pueda aportar ideas novedosas, que entienda al cliente y al mercado mejor que nadie. Queremos un equipo exitoso.     Nuestros mayores límites, a menudo,no son nuestras habilidades, sino nuestra visión. De nada servirá tener todos los medios a nuestra disposición si no existe visión para utilizarlos. Como bien dice el proverbio japonés: “Visión sin acción es soñar despierto, acción sin visión es una pesadilla.” Vivimos en una sociedad que todavía no ha aprendido a tomar en cuenta la visión de más de la mitad de su población: las mujeres. La historia de las pasadas décadas es de mujeres esforzándose por tener una mayor presencia en el mercado laboral, que al hacerlo han impulsado la economía y participado en el aumento de la competitividad, el bienestar nacional. Si miramos a América Latina, entre 1980 y 2007 la participación de las mujeres en el mercado laboral aumentó de 35% a 53%. Además, hoy en día vemos cada vez más mujeres en la política, como figuras públicas o líderes de opinión. Estos avances son dignos de resaltarse, pero no representan la historia completa. Aún hay mucho por hacer. Si miramos los puestos de liderazgo, en lo público y privado, veremos una gran mayoría de hombres. Los datos son poco halagadores en el sector empresarial. En promedio, en las empresas de los países de la OCDE las mujeres apenas alcanzan 10% en Consejos de Administración y sólo 25% de los negocios propios son de mujeres. De las 100 empresas más grandes de América Latina, sólo 3% tiene mujeres en puestos ejecutivos. Esto quiere decir que la mayoría de las empresas funcionan con una sola mirada: la de los hombres. Cuando buscamos crear una empresa o emprender cualquier proyecto, deseamos formar el mejor equipo posible; un staff que pueda aportar ideas novedosas, que entienda al cliente y al mercado mejor que nadie. Queremos un equipo exitoso. Pero, ¿cómo podemos tener el mejor equipo si no incluimos mujeres? Es como si eligiéramos mirar con un sólo ojo. Es perder de vista la mitad del mundo. Esta situación nos hace des­perdiciar un capital humano incalculable. Una decisión poco sabia, ¿no lo creen? Para alcanzar un desarrollo sustentable e inclu­sivo, necesitamos incorporar la otra mirada, la de las mujeres. Si queremos obtener los mejores resultados como sociedad y como empresarios, debemos sumar la visión de las mujeres a la de los hombres. Ambas miradas son necesarias y se complementan. Existen grandes beneficios si lo hacemos. Debemos pensar que los negocios que son líderes ahora y en el futuro son aquellos capaces de desarrollar la innovación y la creatividad. Esos negocios son los que están apostado por la diversidad. Los equipos diversos dan una perspectiva más amplia, permiten innovar y encontrar mejores soluciones que grupos conformados sólo por hombres. Por eso el verdadero poder proviene de mujeres y hombres trabajando juntos, utilizando su experiencia para resolver problemas. Las mujeres pueden ser una fuente importante de crecimiento económico en el futuro cercano y las empresas que sean capaces de aprovechar el rol de las mujeres, sin duda tendrán ventajas competitivas. Estas ventajas competitivas marcan las diferencias entre las empresas que han aprovechado el potencial de las mujeres y las que no. Algunos estudios muestran que la presencia de mujeres en una empresa mejora sus resultados financieros. La consultora Development Dimensions International publicó su reporte anual Global Leadership Forecast 2014-2015. Entre los hallazgos más interesantes del reporte destaca el impacto positivo de la diversidad de género en el desempeño financiero de las empresas. La investigación se realizó entre más de 2,000 empresas en 48 países y dio como resultado que 20% de las empresas con mejores resultados financieros tenía una mayor presencia de mujeres en posicio­nes de liderazgo. En contraste, 20% de las empresas con peores resultados financie­ros mostraba un grado mucho menor de mujeres en puestos de liderazgo. Éstos son datos contundentes. Las mujeres son poco más de la mitad de la humanidad. Integrarlas al mercado laboral es darle un impulso a la economía. Apostar por la igualdad es la manera de alcanzar una sociedad más justa. Como empresarios, los beneficios no sólo están en la igualdad: apostar por la mujer también es buen negocio. Para aprovechar esas oportunidades debemos ampliar nuestra visión. Cada mes compartiré con ustedes cómo transformar nuestra visión para promover el desarrollo de nuestras sociedades. Los invito a entender la realidad con otra mirada.     Contacto: Twitter: @angelicafuentes     Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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