Los datos económicos más recientes sugieren que la política de expansión monetaria de la Reserva Federal podría mantenerse hasta bien entrado 2014, aseguran los expertos.   Por Agustino Fontevecchia   La economía de Estados Unidos está a punto de entrar en una fase de deflación, lo que sugiere que la Reserva Federal está muy lejos de subir las tasas de interés o de poner fin a su programa de flexibilización cuantitativa. La Oficina de Análisis Económico publicó el lunes  sus datos del gasto del consumidor de marzo, revelando una marcada desaceleración que muestra la diferencia entre los mercados de acciones, que han alcanzado sus máximos históricos, y una economía más amplia que apenas se mueve, ejerciendo presión sobre Bernanke y el FOMC (el Comité Federal de Mercado Abierto, encargado de la política monetaria del país). El gasto del consumidor (PCE), uno de los indicadores favoritos de la Fed para medir la inflación, creció un magro 0.2% en marzo, frente al 0.7% de febrero. El deflactor subyacente del PCE apenas subió sobre la base mensual, impulsando el crecimiento anual hasta el 1.1%, mientras que los funcionarios de la Reserva Federal han dejado muy claro que están a favor de una inflación de 2%. El comunicado del lunes sugiere que la Fed continuará con su actual ritmo de expansión monetaria cuantitativa (un programa de compra de activos en el que la Fed ha estado comprando 85,000 millones de dólares (mdd) al mes en bonos del Tesoro e hipotecas con el fin de proporcionar estímulos monetarios) por lo menos hasta septiembre, y probablemente hasta entrado 2014 sin reducirlo, consideró el equipo de investigación de Nomura en una nota. Con las tasas de interés en el rango de cero, Bernanke y la Fed han utilizado las compras de activos para impulsar las expectativas del mercado y tratar de poner en marcha a la economía. El QE3, la última ronda de compra de activos, ha impulsado las acciones de Estados Unidos a sus máximos de todos los tiempos, a pesar de una economía que se mantiene fría. Con la tasa de desempleo muy por encima del objetivo de la Fed, de 6.5% y un contexto de incertidumbre, el sector privado no ha dejado de acumular efectivo en lugar de hacerlo fluir. Incluso Apple, alguna vez la favorita del mercado, fue atacada por el inversionista David Einhorn, de Greenlight Capital,  para devolver capital a los accionistas. En su reporte de ganancias más reciente, Apple anunció un masivo programa de recompra de acciones, el aumento del pago de dividendos, y anunció también que planea pedir prestado para financiar esos programas. Hasta cierto punto, Apple es representativa de un grupo más amplio de empresas que han visto sus niveles de efectivo aumentar dramáticamente. Los datos del lunes también nos dan una idea de la fuerza de los consumidores, con un incremento en el gasto real de 0.3% sobre una base mensual. El equipo de investigación de Barclays dijo que el aumento se debe al mal tiempo (las nevadas fueron especialmente violentas este año), lo cual provocó que el consumo de servicios públicos fuera inusualmente alto. Al mismo tiempo, el 2.7% en la tasa de ahorro sigue siendo bastante baja. Nomura llamó a esto “insostenible”, indicando que el gasto del consumidor se verá afectado una vez que los efectos del sequester permeen hacia abajo y a través del sistema. La desinflación es una clara indicación de que la economía no está realmente mejorando, a pesar de un aumento de los precios de los activos. La Fed ha logrado impulsar el mercado de la vivienda, con un aumento en las acciones de constructoras como KB Home y Lennar en los últimos 12 meses. Y mientras que el aumento de precio de los activos y un mercado de la vivienda en recuperación son una buena señal, los canales por los que se supone que debería impulsarse el efecto de riqueza parecen descompuestos. No sólo son las empresas se sientan en montañas de efectivo y no están contratando a más trabajadores, sino que también los bancos han restringido el crédito, por lo que es difícil para la gente tener acceso a esas bajas tasas a través de préstamos baratos. Un par de nombres importantes dentro de la Fed han salido recientemente a pedir un mayor estímulo para apoyar la economía. James Bullard, presidente de la Fed de St. Louis habló hace unas semanas, argumentando que la Fed debería aumentar la compra de activos para defender su meta de inflación. En el mismo evento, el jefe de la Fed de Minneapolis, Narayana Kocherlakota, dijo que la Fed tiene que hacer más para combatir la deflación, pero explicó que prefiere el uso de la regulación en vez de las compras de activos para conseguirlo. La Fed ha inflado burbujas de activos, añadió Kocherlakota, pero éstas no se representan una amenaza por el momento. De hecho, también se ha creado una demanda increíble para los activos seguros, empujando a los inversionistas a los bonos del Tesoro y al oro, no obastante, la última ronda de QE parece haber provocado un movimiento en los activos de riesgo. Los grandes bancos como Citigroup y Bank of America, por ejemplo, han superado dramáticamente al oro en los últimos seis meses. Al final del día, los datos del lunes son una pieza más de evidencia que muestra que la economía de EU aún no está fuera de peligro. La deflación es un problema importante, y pese a los niveles increíbles de estímulo monetario, el crecimiento de los precios se está desacelerando. Los mercados han reaccionado enérgicamente a las señales de que Bernanke y la Fed podría estar retrocediendo en su postura de relajación, pero los datos apuntan a lo contrario.

 

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