La región que abarca el Océano Pacífico tiene todo para convertirse en la más prolífica, pero también, en la más propensa a conflictos armados en el mundo.    Hace ya casi una década que el Océano Pacífico se prepara para ser un campo de batalla. De hecho, si existiera la posibilidad de una gran conflagración en este siglo tendría que suceder en esa zona geográfica del mundo. De entrada tenemos a las dos principales economías mundiales, EU y China. Uno de los países con mayor concentración de riqueza: Singapur. Cinco de los ejércitos más poderosos del planeta: Estados Unidos, Rusia, China, y ambas Coreas, todos ellos cuentan con poderío nuclear y en mayor o menor medida tecnología balística y antimisiles. Además, Japón podría ponerse a nivel con relativa facilidad. En 2009 durante una visita a México (país que tiene casi 8,ooo km de costa en el Pacífico y más de 3,000 km de frontera con EU) el entonces vicepresidente chino Xi Jinping declaró: “Algunos extranjeros con los estómagos llenos y nada mejor que hacer se dedican a señalarnos con el dedo. Primero, China no exporta revolución. Segundo, no exporta hambre y pobreza. Y tercero, no va liándola por ahí. ¿Qué más hay que decir?”. Sin embargo sus palabras no convencieron a la entonces secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton quien en 2011 fijó postura a través de un artículo en Foreing Policy: “Estratégicamente, el mantenimiento de la paz y la seguridad en la región de Asia-Pacífico es cada vez más crucial para el progreso mundial, ya sea por defender la libertad de navegación en el Mar de China Meridional, en la lucha contra los esfuerzos de proliferación nuclear de Corea del Norte, o de garantizar la transparencia en las actividades militares de los principales actores de la región” y más adelante concluye que: “El notable crecimiento económico de Asia durante la última década y su potencial para continuar creciendo en el futuro dependerá de la seguridad y la estabilidad que siempre ha sido garantizada por los militares de Estados Unidos, incluyendo a más de 50,000 soldados estadounidenses y mujeres militares que sirven en Japón y Corea del Sur”. Ahora bien, en el plano internacional y a pesar de la ONU, la diplomacia multilateral y la gobernanza global, los estados siguen actuando sobre la base de que la seguridad del otro me genera inseguridad a mi. Muestra de ello es la política de rearme de Japón frente al crecimiento de China, que incluye el anunció de un intercambio de tecnología nuclear con Francia, el aumento de maniobras navales conjuntas con los Estados Unidos así como con Vietnam y el inicio de un programa antibalístico que los defienda de una posible agresión nuclear de parte de Corea del Norte. Pero no son los únicos que han respondido. Rusia formó la Organización de Cooperación de Shangai, una alianza con China y algunos países del Asia Central con Irán, India, Pakistan y Mongolia como “observadores”, casi todos con capacidad nuclear. Si seguimos la línea de los teóricos realistas de las relaciones internacionales el hecho de que la mayoría de los actores tengan “la bomba” genera un equilibrio, muy al estilo de la guerra fría, que impedirá que cualquiera de ellos la use, además está una gran masa oceánica en medio de los dos gigantes regionales y eso reduce las posibilidades de guerra. Por su parte los neoliberales dirán que los intereses de mercado la impedirán. Sin embargo la historia nos dice que cuando aumenta el número de potencias el riesgo de conflicto bélico aumenta. De momento la batalla es comercial y EU impulsa el famoso Acuerdo Transpacífico para frenar el expansionismo comercial de China y algunos analistas aseguran que basado en él y algunas naciones del Asia Pacífico intentará construir una especie de OTAN para este lado del mundo.   Contacto: Twitter: @Sur_AAA

 

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