¿Para quién funciona el Pacto? En términos reales, funciona para quien lo propuso, acordó y promovió, pero con alto riesgo y de manera limitada. No funciona para la ciudadanía. ¿Por qué?   A cuatro meses de la presentación del Pacto por México, una de las preguntas que diversos actores políticos se hacen es ¿si está funcionando? Así como los alcances de los resultados que hasta el momento podemos identificar. La respuesta tiene un primer piso: funcionando ¿para quién? Para diversos actores, saber esto es relevante porque decisiones de inversión, cambio o consolidación de estrategias, etc., en sectores productivos o en la vida cotidiana de empresas o personas, dependen de la expectativa creada por este instrumento y su discusión. El Pacto por México es un instrumento en el que ha recaído el peso de la negociación política, que en el diseño de nuestro sistema de gobierno, se ubica fundamentalmente en el espacio del poder legislativo. Una de las críticas más relevantes al mismo, se da en el contexto de su eficacia, al ubicar una agenda que pasa sobre las agendas de las Cámaras del Congreso de la Unión, así como de procesos políticos que se dan en el espacio de los estados. El Pacto cumple varios cometidos, en una primera instancia para los actores promotores, los operadores y aquellos que son determinados por él, después para aquellos que pueden estar condicionados por su instrumentación, así como para diversos grupos de la sociedad civil y de ciudadanos comunes. En el espacio de quienes promueven el Pacto, éste ha resultado fructífero al generar una imagen de sensibilidad, capacidad de negociación y atención a problemas fundamentales, así como liderazgo, al mismo tiempo que abre una ventana de oportunidad para el presidente de resolver temas que en otro momento del sexenio resultarían más difíciles tratar. En este caso, el Pacto ha sido útil, pero también con alto riesgo, al mismo tiempo que la ventana de oportunidad se reduce cada vez más, debido a la confrontación al interior de los partidos firmantes y de actores cuya ganancia se configura con la ineficiencia del Pacto. Un segundo grupo es el de aquellos que operan el Pacto, aunque en realidad con ello pierden poder y capacidad de negociación, como los líderes de las fracciones parlamentarias. Es la razón por la que hay integrantes de las cámaras que ven en el Pacto una amenaza, pero que el costo de no operarlo puede ser mayor. Es la razón por la que las iniciativas que han sido sometidas a discusión, han tenido espacios de cuestionamiento y transformación, así como de administración del conflicto generado por la controversia asociada a algunos temas. Por otro lado, están aquellos que ven sus espacios de acción redefinidos por las reformas aprobadas o en proceso. Hasta ahora, los maestros, padres de familia, autoridades y alumnos en la esfera educativa; las empresas de medios, telefonía, espacios de regulación, etc., en la esfera de telecomunicación, así como la expectativa en Pemex, empresas petroleras, consumidores y un largo etcétera formado por grupos alrededor de la industria petrolera, además de elementos que puedan integrarse para redefinir a la electricidad y otras industrias alternativas.  Para ellos el Pacto funciona pero la incertidumbre es alta. Pero, ¿el Pacto funciona para la ciudadanía? Esta pregunta no tiene respuesta fácil. En realidad funcionaría hasta el punto en que se generaran cambios  las estructuras, sistemas e incentivos asociados a sectores que determinan la calidad de vida de los mexicanos, lo que está muy lejos de poder evaluarse. Educación de calidad redundaría en un beneficio en el largo plazo, pero la reforma aprobada hasta ahora es únicamente una respuesta más o menos marginal a una problemática que es mucho más compleja, donde la calidad no se resuelve por la forma de contratación y evaluación de profesores únicamente. En este contexto, para ¿quién funciona el Pacto? En términos reales, funciona para quien lo propuso, acordó y promovió, pero con alto riesgo y de manera limitada. No funciona para la ciudadanía, porque lo que ha pasado por él es aún escaso, con impactos difíciles de ser medidos, así como por los conflictos alrededor. Seguirá vigente hasta el punto en que siga siendo funcional para los actores involucrados.     Contacto: Twitter: @aglopezm Correo: [email protected]

 

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