Michoacán ha reportado en la última década 7,250 homicidios que forman parte de los más de 120,000 muertos y más de 26,000 desaparecidos desde que empezó el combate abierto al crimen organizado, que trafica con drogas, personas, extorsiona, secuestra y roba recursos energéticos y minerales.   Reuters El Papa Francisco llevará el martes esperanza a uno de los estados más convulsionados de México, donde grupos criminales y autodefensas civiles estuvieron al borde de una guerra civil hace tres años por los feroces abusos de los delincuentes. Michoacán ha reportado en la última década 7,250 homicidios que forman parte de los más de 120,000 muertos y más de 26,000 desaparecidos desde que empezó el combate abierto al crimen organizado, que trafica con drogas, personas, extorsiona, secuestra y roba recursos energéticos y minerales. En Michoacán, el sumo pontífice argentino oficiará una misa con sacerdotes, religiosos, consagrados y seminaristas que se congregarán en un estadio de la capital Morelia, visitará la Catedral colonial y sostendrá un encuentro con jóvenes. Muchos sacerdotes han sido amenazados y algunos asesinados por el crimen organizado en el estado. En su viaje de cinco días por uno de los países con más católicos en el mundo, Francisco ha llamado a los mexicanos a luchar contra una desigualdad que lleva a la corrupción, la violencia, el narcotráfico y la exclusión y a buscar un país de oportunidades que evite la migración y caer en manos de criminales. “Es un milagro que haya elegido venir aquí para darnos ánimos, aliento”, dijo María Hernández, un ama de casa de 66 años que veía los preparativos para recibir al Papa en las calles de Morelia. “Michoacán ha sufrido mucho, queremos que con sus palabras nos dé paz, que le hable a los que están haciendo mal para ver si así reacciona esa gente”. Hartos de las extorsiones, saqueo de tierras, asesinatos, violaciones de mujeres y otros delitos, grupos de civiles en Michoacán se armaron en el 2013 para combatir al cártel Los Caballeros Templarios, cuyo líder fue detenido el año pasado. Además de controlar los tradicionales cultivos de marihuana y amapola, precursor de la heroína, e instalar laboratorios de metanfetaminas, el cártel con tintes de secta religiosa también afectó la actividad minera del estado, conocido por sus cultivos de aguacate y limón. En un intento por poner orden, el presidente Enrique Peña Nieto envió miles de efectivos federales y nombró en el 2014 a un comisionado para la seguridad del estado. Pero sólo duró un año en el cargo porque, pese a haber detenido a miembros de las autodefensas, no logró reducir los homicidios. Por si fuera poco, el entonces gobernador renunció en el 2014 en medio de acusaciones de haber protegido a Los Caballeros Templarios, luego de que su mano derecha en el Gobierno y su hijo fueran detenidos. “Hemos pasado tantas situaciones que de alguna forma esto (la visita del Papa) viene a reconfortar todas estas situaciones que hemos vivido”, dijo Miguel Angel Ruíz, un consultor de 58 años en Morelia.

 

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