Francia había prometido a sus socios comunitarios que reduciría su déficit por debajo del 3% para el año próximo, un plazo que ya se amplió desde el 2013.   Reuters   Francia desafió el miércoles a sus socios europeos al presentar un proyecto de ley de presupuesto para el 2015 en el que retrasa en dos años la reducción de su déficit público a los límites marcados por la Unión Europea debido a la fragilidad de su economía. Sin nombrar específicamente a Francia, la canciller alemana, Angela Merkel, destacó rápidamente que no se debía tomar a la ligera la reconstrucción sólida de las finanzas públicas. El anuncio de París llegó horas después de que Italia indicara que también planea ralentizar el ritmo de su dolorosa reducción de déficit para intentar evitar otro año de recesión. “Hemos tomado la decisión de adaptar el ritmo de la reducción de déficit a la situación económica del país”, dijo el ministro de Finanzas, Michel Sapin, en rueda de prensa. “Nuestra política económica no cambia, pero el déficit se reducirá más lentamente que lo previsto por las circunstancias económicas (…) un crecimiento muy débil y una inflación muy débil”, añadió. Según el plan de presupuesto francés, el déficit público se reduciría del 4.4% del Producto Interno Bruto este año a un 4.3% el año próximo, al 3.8% en 2016 y a un 2.8% en el 2017, por debajo de la meta impuesta por la UE del 3%. Anteriormente, Francia había prometido a sus socios comunitarios que reduciría su déficit por debajo del 3% para el año próximo, un plazo que ya se amplió desde el 2013. El organismo que vigila el gasto en Francia dudó incluso que los nuevos objetivos vayan a cumplirse. “No se exigirán más esfuerzos a los franceses, porque el Gobierno -al tiempo que asume la responsabilidad fiscal necesaria para poner al país en el camino correcto- rechaza la austeridad”, dijo el Gobierno en un comunicado. Con austeridad o sin ella, Merkel dijo que el crecimiento económico sostenible solo puede construirse sobre la fundación de finanzas públicas sólidas. “No estamos en un punto en que podamos decir que la crisis está completamente detrás nuestro. Por lo tanto, ahora es importante para todos cumplir con sus compromisos y obligaciones de forma creíble”, dijo en una conferencia de negocios en Berlín. No hubo comentarios inmediatos por parte de otros gobiernos de la Unión Europea, pero la principal asociación de exportadores de Alemania, la BGA, acusó a Francia de poner en riesgo el euro y la economía de la región. “Si ese país no encuentra una salida a su espiral descendente, el euro y, por tanto, Europa están en riesgo”, dijo el presidente de BGA, Anton Boerner, según el texto de un discurso que iba a pronunciar en una conferencia en Berlín. El presidente francés, Francois Hollande, está resistiendo la presión de sectores dentro de su Partido Socialista para que alivie de forma aún más enfática los recortes, pero también tiene que lidiar con un nivel de aprobación que alcanzó un récord negativo del 13%. Sapin, que este mes reconoció que el objetivo de déficit para el 2015 era insostenible, reafirmó las previsiones de que la segunda economía de la zona euro crecería a un modesto 1% el año próximo, expandiéndose un 1.9% en 2017. A pesar de la decisión tomada por el gobierno, el órgano independiente que vigila las cuentas de Francia, el Alto Consejo de Finanzas Públicas, dijo que las previsiones revisadas seguían pareciendo optimistas en lo referente a 2016 y 2017.   Gasto público El ministro describió los esfuerzos para ahorrar 50,000 millones de euros del gasto público entre este momento y el 2017 como una iniciativa “sin precedentes”, al tiempo que reconoció que el volumen total de gasto público aumentaría en un 0,2 por ciento en el período. Eso implicaría que la deuda pública crezca a un máximo del 98 por ciento de la producción en 2016 antes de una ligera caída en 2017. El gasto público francés y la carga fiscal total -entre las más elevadas del mundo- caerían modestamente como resultado. El presidente entrante de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, se encuentra bajo presión para reaccionar con firmeza para evitar una pérdida mayor de confianza en las reglas presupuestarias ya cuestionadas del bloque. Entre sus opciones figuran sanciones como multas considerables. Los defensores del rigor presupuestario, encabezados por Alemania, creen que Francia debe poner en marcha reformas estructurales similares a las implantadas por los países en el sur de Europa a raíz de la crisis de deuda de 2009-2012. Pero París puede contar con aliados en Roma, Atenas, Dublín, Madrid y otras capitales para defender su argumento de que más austeridad sería contraproducente para el frágil inicio de la recuperación en la zona euro. El ministro de Finanzas italiano, Pier Carlo Padoan, dijo el martes que espera un tercer año consecutivo de recesión en 2014. Si bien Roma honrará su promesa de rebajar su déficit al 3 por ciento acordado con la UE para 2014, equilibrar el balance en términos estructurales se retrasaría un año, hasta 2017, afirmó.

 

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