Hablar de los posibles impactos de un programa como Oportunidades resulta importante debido simplemente a que hoy en día es el programa de mayor cobertura y presupuesto dirigido a la población de bajos ingresos.   Por Carla Pederzini*   A raíz de los recientes comentarios de la Secretaria de Desarrollo Social sobre la posibilidad de que se aprovecharan los beneficios del programa Social Oportunidades para acrecentar la familia, se ha desatado en los medios una intensa polémica.  Más allá de los dimes y diretes, esto trae a colación un tema que resulta relevante para el diseño de la política social en el país: el impacto que puede tener el Programa Oportunidades sobre la fecundidad. Hablar de los posibles impactos de un programa como Oportunidades resulta importante debido simplemente a que hoy en día es el programa de mayor cobertura y presupuesto dirigido a la población de bajos ingresos (5.6 millones de hogares en 2013). Fue diseñado de manera innovadora, buscando atacar una de las causas estructurales de la pobreza: la baja inversión en capital humano. A 10 años de su puesta en marcha su evaluación encontró un impacto positivo en el nivel educativo, en especial en la población indígena. Recientemente, sin embargo han surgido algunos cuestionamientos respecto a la pertinencia del aumento de los  tipos y montos de apoyos así como su cobertura. Por otro lado, a pesar de que la fecundidad, en México se ha venido reduciendo de manera notable a partir de la década de los 60, pasando de niveles cercanos a 6.5 a 2.3 hijos por mujer, las diferencias que existen entre municipios del país son elevadas. Además, el patrón de caída de la fecundidad que ha seguido en México, llama la atención debido a que las grandes reducciones ocurren en las edades mayores.  En cambio, en los grupos de edad más jóvenes, la caída es mínima.  De hecho, la edad al nacimiento del primer hijo sólo aumenta levemente entre 1990 y 2010. Normalmente las mujeres inician el uso de métodos anticonceptivos después de haber  tenido a sus hijos. Vale la pena hacer notar que en el grupo de edad más joven (15 a 19 años) no se aprecia un descenso de la fecundidad entre 1990 y 2010 (Mier y Terán, 2011). En la literatura sobre los determinantes de la fecundidad se ha establecido con robustez que la escolaridad femenina es un factor esencial.  Las mujeres con mayor escolaridad retrasan la edad a la primera unión y al primer hijo.  Además,  una mayor escolaridad femenina se relaciona también con un menor número total de hijos.  La influencia de la escolaridad en la fecundidad al menos se puede explicar de dos maneras: una de ellas es que los conocimientos adquiridos en la escuela  cambian los gustos y hacen que las parejas quieran para sus hijos también mayor educación, deciden entonces, tener menos hijos manteniéndolos por más tiempo dentro del sistema educativo.  Por otro lado, un mayor nivel de escolaridad de las mujeres implica la posibilidad de obtener un mayor salario en el mercado de trabajo por lo que el costo de su tiempo aumenta. Esto nos lleva a que resulte más caro criar a los hijos debido a que el tiempo de la madre es un insumo esencial en su crianza. El programa Oportunidades ha logrado mantener a los jóvenes por más tiempo en la escuela, contribuyendo a la elevación de los años de escolaridad.  Su impacto sobre la escolaridad femenina es especialmente notable por las mayores becas a las mujeres. Además, por estar dirigido a las localidades más pobres del país dentro de las cuales también se encuentran las de mayor natalidad, podría de hecho impactar de manera especial a la fecundidad.  A pesar de esto, se ha encontrado que muchas mujeres adolescentes de los estratos más desfavorecidos no consideran un problema tener un embarazo a temprana edad.  Posiblemente se requiera otro tipo de “oportunidades” de desarrollo personal para lograr impactar la fecundidad temprana. En la XII Reunión de Investigación Demográfica que se llevará a cabo en la Universidad Iberoamericana del 28 al 30 de mayo próximo se abordarán estos temas con mayor profundidad. *Carla Pederzini es académica investigadora del Departamento de Economía de la Universidad Iberoamericana y presidenta de la Sociedad Mexicana de Demografía.     Contacto: [email protected] Twitter: @PrensaIbero www.ibero.mx e-mail: [email protected] *Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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