1. Automotivación: Debes estar convencido de que tu idea es buena para la comunidad, para la empresa y para el planeta. Debes apropiarte de ella y defenderla hasta las últimas consecuencias.
2. Perseverancia: Vas a enfrentar muchos obstáculos, así que tendrás que desarrollar una alta tolerancia a la frustración. Recuerda que todos tenemos fracasos. Éstos son sólo antecedentes del éxito. Nada es personal. El rechazo no significa que tu idea sea mala o que no seas capaz, sino que no has encontrado el camino adecuado para concretarla.
3. Creatividad: Necesitarás encontrar caminos alternos, por lo que tendrás que desarrollar un buen poder de convencimiento para vender tu idea.
“Los proyectos intraemprendedores no siempre son bienvenidos en las organizaciones. La estabilidad da seguridad a una compañía y el intraemprendimiento implica riesgos sin un éxito asegurado.” Por lo tanto, para asegurar la buena recepción de un proyecto, éste debe relacionarse con indicadores de éxito para la empresa. “Ya sea una mayor exposición, fortalecimiento de la marca o mayor productividad, si se sabe vender la idea, no habrá resistencia”, dice López. Con base en sus más de 15 años de experiencia en el sector social, Ileana descubrió que éste es más flexible y, por ende, propicio para emprender. Sin embargo, la falta de profesionalización e institucionalización, así como la carencia de recursos, suelen limitar el alcance de los proyectos. “El tema corporativo es muy interesante porque tienes un presupuesto asignado, más planeación estratégica y objetivos muy claros y específicos. Tienes la posibilidad de apoyarte en algo más grande”, asegura. Con esto en mente, el peor enemigo del intraemprendimiento no es la resistencia organizacional, sino no emprender. Miles de personas, como Ileana, han tomado la iniciativa y luchado para construir un cambio positivo en su entorno. Han beneficiado a su empresa y a su comunidad, creando nuevos paradigmas y estrechando las fronteras preestablecidas. Fomentar el intraemprendimiento dentro de nuestra compañía abre las puertas a innumerables oportunidades de crecimiento, que de lo contrario pasan inadvertidas. Al detectar necesidades reales y responder a ellas antes que los demás, aprovechamos una ventaja competitiva ignorada por muchos. A final de cuentas, como empresa y como empleado no hay que olvidar que el objetivo final de nuestro trabajo no son las ventas, sino el bienestar. Todo producto se crea con el fin de resolver una necesidad. Si decidimos apoyar a nuestra comunidad y hacer un buen producto, construimos una economía que asegura la prosperidad de todos. Lourdes Zamanillo es coordinadora de Comunicación de Ashoka México. Contacto: Correo: [email protected] Facebook: AshokaMX Twitter: @ashoka_mx Página web: Ashoka México y Centroamérica Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.