Stratasys es una  firma fabricante de impresoras 3D que  abrió su oficina en México hace unos meses. Su consigna: explicar a todos qué es la manufactura aditiva y cuál es su potencial.     La impresión en 3D ya está aquí, pero no es como la pintan. Si bien sus aplicaciones potenciales son vastas, “aún no se vuelve popular más allá de lo que los medios retoman de casos médicos y de interés social, de lo que nos gusta escuchar”, dice Carlos Ramírez, manager de México, Caribe y Centroamérica de Stratasys, una de las empresas líderes en la fabricación de impresoras de grado profesional en el mundo y que, tras siete años de presencia en nuestro país a través de distribuidores, ha abierto su primera oficina. La principal tarea de Ramírez, dice, es evangelizar sobre lo que es y lo que no es la impresión 3D, nombre artístico de la manufactura aditiva, como se le conoce de manera formal. En entrevista con Forbes México, el ejecutivo es cuestionado sobre el impacto que tienen los medios y la cultura pop en la idea que el público se genera sobre la impresión 3D, a lo que responde:
“Por no hacer las nuevas tecnologías muy complicadas se cae en la sobresimplificación y se genera una idea equivocada, pero ésa es parte de nuestra labor: evangelizar hablando de lo bueno, lo malo y lo positivo, de qué se puede y qué no se puede hacer con la tecnología.”
La oficina abrió operaciones en octubre de 2013, y desde entonces se ha dedicado a reclutar al personal para las áreas de mercadotecnia, telemarketing  y servicio. Hasta ahora, la Ciudad de México y São Paulo son las únicas dos ciudades de Latinoamérica en donde tienen presencia directa, pero ya evalúan instalarse en otra sede de la región, que podría ser Chile. Hasta ahora, dice Ramírez, el negocio marcha viento en popa en México: “En junio teníamos sólo un distribuidor, actualmente tenemos cuatro. El trabajo que requiere abrir una operación es intenso, la capacitación de los distribuidores, darles apoyo, seguimiento…”, y añade:
“La difusión de la manufactura aditiva toma tiempo y estamos participando en conferencias y eventos para darla a conocer. Aún hay un desconocimiento en el nivel general sobre la tecnología, pero también hay empresas del sector industrial, de manufactura en las que ya hay un mayor conocimiento del que pensábamos. Lo que ocurre es que aún no se vuelve popular más allá de lo que los medios retoman de casos médicos y de interés social, de lo que nos gusta escuchar.”
Carlos Ramírez, Manager de México, Caribe y Centroamérica de Stratasys. Foto: Cortesía.

Carlos Ramírez, manager de México, Caribe y Centroamérica de Stratasys. (Foto: Cortesía)

Ramírez define al mercado mexicano de impresión 3D como emergente; “está comenzando, estamos dando los primeros pasos y tenemos mucho que aprender y mucho hacia dónde crecer”. No obstante, México es uno de los principales mercados de la región; de las más de 1,000 unidades instaladas en América Latina, más de una tercera parte se encuentra en nuestro país. Esas cifras de base instalada no son nada despreciables sin consideramos que el precio de los equipos va de los 10,000 hasta los 600,000 dólares. Pero no todos los clientes optan por la compra. Ramírez detalla que el arrendamiento puro es una excelente herramienta, con rentas fijas deducibles que permiten que las empresas no se descapitalicen. “Todos son equipos profesionales. Si quieres modelos conceptuales hay una máquina para ti, pero si quieres artículos de producción final necesitas otro tipo de equipo y de materiales. Tenemos una línea de 22 productos”, advierte. ¿En dónde están sus clientes? Educación es una de las áreas de mayor interés; de hecho, el apoyo del Conacyt ha sido muy importante para la empresa. “No podría decir que un sector industrial tiene más interés que otro; todo lo que tenga que ver con manufactura lo recibe muy bien. La gente cada vez pregunta más; ahora hay mucho para plásticos, inyección de plásticos.” El objetivo de la empresa para los próximos meses en nuestro país es afianzar sus operaciones y continuar haciendo evangelización para la manufactura aditiva:
“Este tipo de tecnología abre un mundo de posibilidades en términos generales. Ahora mismo vemos que genera mucho interés en el área médica y de manufactura, pero creo que en un futuro no tan lejano, la forma en que se hace la manufactura en general va a cambiar hacia la aditiva, y eso va a traer un mundo nuevo de opciones. La personalización será la norma, cambiará el marketing y la forma como veremos el mundo.”
Sin embargo, no cree que la impresión 3D llegue pronto a los hogares. “Aún estamos muy lejos del punto en el que todos tendremos una impresora 3D en casa, pero no lo veo pasar en un periodo menor a cinco años.” Makerbot, el fabricante de computadoras de escritorio para uso, digamos amateur, es parte de Stratasys desde junio de 2013, pero Ramírez refiere que ambas compañías se manejan de forma independiente: “Son nichos de negocio muy separados. Uno es de la casa, el estudiante o el que tiene un hobby. Ellos van por el volumen, pero nosotros vamos por aplicaciones particulares con el uso de tecnologías específicas. La línea de impresión de escritorio es económica pero limitada; nosotros estamos trabajando con tecnología que te abre nuevos negocios y oportunidades.”
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Las impresoras actuales permiten combinar materiales y colores. (Foto: Staff Forbes)

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Del modelo en 3D al modelo físico sólo hay un paso… y unas cuantas horas de impresión. (Foto: Staff Forbes)

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La dureza de los materiales usados en la manufactura aditiva permite elaborar piezas para el prototipado industrial, ahorrando miles de pesos a las empresas. (Foto: Staff Forbes)

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La impresión 3D permite reducir el tiempo de fabricación de un molde como éste de 56 a sólo 2 días, y el costo de 52,000 a 1,300 dólares. (Foto: Staff Forbes)

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