América Latina, siempre ligada a crisis, dictaduras y pobreza, hoy parece un buen destino económico. ¿Tiene las anclas para aprovechar su aparente crecimiento?. En una entrevista previa a la reunión del Foro Económico Mundial, en Perú, Alicia Bárcena compartió sus impresiones sobre el tema con Forbes México.   A los latinos nunca les faltan motivos para estar de fiesta. El fútbol es uno de los factores más importantes: el mundial ya está cerca. Ahora, se asoma otra circunstancia que bien podría desatar su locura: a diferencia de la zona euro o de Estados Unidos, América Latina registra una buena senda de crecimiento económico. El territorio que se extiende desde México al Cono Sur, hoy, captura las miradas de la comunidad internacional. En unos días (del 23 al 25 de abril), en la ciudad andina de Lima, Perú, se llevará a cabo la Reunión Anual del Foro Económico Mundial sobre América Latina. Sí se aprovechan los vientos a favor, podría ensanchar a su clase media y reducir la brecha entre ricos y pobres. En entrevista exclusiva con Forbes México, Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) opina que, en lo general, los países de la región están ante una “oportunidad única” para recibir (y realizar) inversiones; para mejorar las condiciones laborales de sus ciudadanos; elevar y diversificar sus exportaciones y ganar presencia empresarial donde hasta ahora no está. Licenciada en Biología por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y con una Maestría en Administración en la Universidad de Harvard, Bárcena detecta tres fortalezas que podrían hacer brillar a la comunidad latina: una deuda baja, altas reservas internacionales y una inflación controlada. “Y las cifras –presume– nunca mienten”. La deuda de América Latina representa 35% de su Producto Interno Bruto (PIB), mientras que en los países europeos supera el 100%; además, cuenta con una importante protección de reservas internacionales que superan los 800,000 millones de dólares (mdd) y la inflación ya no es un problema debido a que se mantiene en un dígito. De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), las proyecciones de crecimiento mundial para 2013 son de 3.5%. América Latina y el Caribe serán un motor en este desarrollo con un incremento esperado de 3.6%, mientras que Estados Unidos avanzará 2.0% y la zona euro se contraerá 0.2%. Las preguntas, bajo este contexto, son obligadas: ¿Estamos frente a una simple ilusión momentánea? ¿Hay razones para pensar que el crecimiento pronosticado puede prolongarse por más tiempo? ¿América Latina puede crecer sólo si el resto de las regiones está amarrada a una crisis? Alicia no esconde su optimismo pero sí hace una pausa y trae a su mente factores que podrían impedir un crecimiento continuo en la región. Ella les llama “sombras”. Los pendientes en políticas educativas son el primer elemento que menciona. “Hay que apostarle a la educación secundaria y terciaria. Que la banda ancha sea un bien público, que todo el mundo tenga acceso a Internet y a la tecnología de información. Eso es un salto paradigmático importante”, refiere. Para ella, la clave está en mirar a largo plazo. Es decir, no perderse en el bosque para no desaprovechar uno de los signos de bonanza que ahora ya se puede ver como es el alza en los precios de materias primas. De esta forma, Bárcena desborda su imaginación: “Si tenemos un ciclo de súper precios y hay rentas extraordinarias que están ingresando a los países, ¿por qué no se crean fondos (más allá de los de estabilización de petróleo o cobre que ya existen) para destinar a la investigación y al desarrollo?”. Inversiones, más inversiones es lo que se necesita para aprovechar los días de gloria latinoamericanos. “Somos una región que invierte poco, apenas 23% del PIB, mientras que Europa lo hace en más de 30% y Asia supera 40% de su PIB. Si queremos alinearnos a estas economías, hay que invertir en infraestructura, porque la inversión es el puente de plata entre el corto y el mediano plazo”, afirma. De no hacerlo, América Latina seguirá atrapada en la ratonera. “Si no hacemos todo esto, quedaremos condenados a tener un sector laboral precario, de baja productividad y de bajos salarios. Hoy es el momento”.

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