El cable submarino más grande del mundo tiene una extensión de 28,000 kilómetros y corre de Japón a Reino Unido. México está conectado por dos cables similares: el Pan-American Crossing (PAC) que corre por el Océano Pacifico con 10,000 kilómetros y que toca tierra en Mazatlán y Tijuana, y ARCOS, que corre por el Caribe con 8,600 kilómetros y que toca tierra en Tulum y Cancún. Estas tres líneas forman parte de una red de más de 300 cables submarinos en todo el mundo, con una extensión de más de 1 millón de kilómetros, que resguardan la fibra óptica con la cual puedes ver Netflix o escuchar música en Spotify. “Esta tecnología es fundamental para la vida diaria, cuando hablamos por celular, cuando nos conectamos a internet, cuando bajamos una película de Netflix o vemos un video en YouTube, en todos esos casos utilizamos la fibra óptica. Incluso cuando utilizamos tecnología inalámbrica”, platicó en entrevista Héctor Silva, director de Tecnología de Ciena. También puedes leer: Mexichem compra empresa que hace ductos para fibra óptica El directivo explica que no importa si es por aire o tierra, llega un punto que todas estas comunicaciones convergen en la fibra óptica. “Prácticamente el 100% de todas las comunicaciones electrónicas de nuestra vida moderna convergen ahí”, destacó Silva. “Es precisamente aquí donde Ciena busca ayudar a los operadores de estos cables a modernizar sus procesos, de tal forma que puedan transmitir 10 veces más información de la que hoy día se transmite”, destacó el director de tecnología de Ciena. Y ante una falla o corte, el trabajo de la tecnología de Ciena es tomar una decisión en conjunto con el software y el hardware para enrutar la información sin necesidad de cambiar el cable. “Imagínate que un equipo de Ciena va a estar conectado al cable 1submarino y al cable 2submarino y que ese equipo pueda darse cuenta y tomar una decisión de como redistribuir la capacidad cuando haya una de estas afectaciones”, comentó Silva. Ciena y Telefónica Global Solutions, la división multinacional, mayorista y de roaming de Telefónica, desplegaron la red submarina y terrestre South America-1 (SAm-1). “La red SAm-1 es el sistema de fibra óptica submarina más extenso de la región, que conecta a Argentina, Brasil, Puerto Rico, Chile, Colombia, Ecuador, Guatemala, Perú y Estados Unidos. La red ofrece más de 2 terabytes por segundo (2,000 gigabytes) de tráfico de datos diariamente durante los horarios de máxima demanda y cada año transporta más de 20,000 millones de minutos de comunicaciones internacionales de voz”, destaca Ciena en un comunicado.

Cable submarino: South America-1 (SAm-1).

  La luz como información La forma como trabaja la fibra óptica es a través de haces o pulsos de luz que viajan a través de la fibra óptica y que representan los datos que se transmiten. Esta tecnología permite menos pérdida de información. “Gran parte de la capacidad de la fibra es que se pueden transmitir múltiples colores. Hoy en día estamos hablando de que existen 88 colores diferentes (longitudes de onda diferentes) por un mismo cable de fibra. Estamos hablando de múltiples operaciones de terabits por segundo”, señaló Silva. Según el directivo, se han pasado de 2.5 Gigas a 200 Gigas, prácticamente 100 veces la capacidad que se tenía en la década de los 90 por cada canal de fibra óptica. La única desventaja de los cables submarinos que ve el directivo, es la reparación, ya que debido a las condiciones en las que se encuentran hace casi imposible llevar a cabo cualquier compostura. Cuando se diseñan estas redes se tienen que pensar en la confiabilidad que haya rutas de respaldo para transmitirá la información. “El punto débil en los cables submarinos es que reparar una falla puede tomar meses. La comunicación no puede ser interrumpida por tanto tiempo”, dijo Silva.

Cable submarino: ARCOS con 8,600 kilómetros. 

Internet de las cosas La infraestructura de los cables submarinos, y por ende la de la fibra óptica, se ha ido transformando a lo largo del tiempo para atender las crecientes necesidades del mundo a través de internet. “Ahora con el internet de las cosas, las redes de cables submarinos con fibra óptica tienen que soportar las comunicaciones entre humanos y también entre maquinas o entre dispositivos”, señaló Héctor Silva. El 29 de enero de 2016, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) publicó las bases finales para el concurso de adjudicación de la Red Compartida. Un proyecto que dará cobertura a más de 85% de los mexicanos, costará más de 7,000 millones de dólares (mdd) y tomará al menos 8 años en completarse. El funcionamiento de la red se compondrá de dos partes:
  • Una inalámbrica, que usará la banda de 700 MHz del espectro radioeléctrico, la cual fue liberada con el apagón analógico en diciembre de 2015.
  • Una alámbrica, que aprovechará dos hilos de la red troncal de fibra óptica instalada por la Comisión Federal de Electricidad, que suma unos 30,000 kilómetros de tendido.
“Lejos de que ahora los operadores estén pensando en ofrecer un servicio de un punto A al punto B a través de su fibra óptica, el software que permita administrar esa capacidad es otra rama de la evolución que estamos viendo en la industria y es ahí donde también entra Ciena”, destacó Silva.

Cable submarino: Pan-American Crossing (PAC) con 10,000 kilómetros. 

  Competencia Las empresas de telecomunicaciones no son las únicas que están apostando al mercado de los cables submarinos y la fibra óptica. “Ya no sólo América Móvil o Telefónica, sino Google y Facebook los que están interesados en esta tecnología”, comentó Héctor Silva. América Móvil, quizá el competidor más fuerte en México y América Latina, cuenta con una red de 194,000 kilómetros de cable submarino. En 2014 Google invirtió,  junto a empresas latinoamericanas, 250 mdd para construir un cable submarino de fibra óptica entre Estados Unidos y Brasil para incrementar la calidad de conexión a internet en la región. Y en 2013, TV Azteca anunció la instalación de 12,000 kilómetros de fibra óptica en Colombia como parte del proyecto de telecomunicaciones, que incluirá una red de 19,000 kilómetros a lo largo del país. Ello suma actualmente 452 municipios conectados, de un total de 753 en los que desplegará la red. “Este tipo de tecnologías son el combustible para las comunicaciones no sólo a nivel personal sino también las empresas que están moviendo sus modelos de negocio hacia la nube, a un esquema on demand”, comentó Silva.

 

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