Si el próximo presidente de Estados Unidos suspende el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) con México perderá miles de millones de dólares, incluso sufrirá desabasto alimenticio. En medio de una polémica sin precedentes, el 31 de agosto de 2016, el candidato republicano, Donald Trump, vino a México y confirmó su intención de renegociar el tratado, además de construir un muro fronterizo que detenga a los migrantes mexicanos. El gran problema es que el empresario estadounidense no ha visto a México como socio, sino como un adversario que trata de tomar ventaja de Estados Unidos, pero esa es una visión equivocada sobre cómo funciona la economía internacional: una perspectiva de suma cero, es decir, como si fuera un partido de futbol donde gana nuestro país o la nación que gobierna Barack Obama, explica Antonio Ortiz Mena, analista senior de la consultora estadounidense Albright Stonebridge Group (ASG) en entrevista con Forbes México. “Si Trump quisiera modificar al TLCAN o denunciarlo, que legalmente significa derogarlo (dejarlo sin efecto vigente) habría una interrupción inimaginable de flujos de comercio de empresas y a nivel industrial. Probablemente, aunque lo tratara de hacer no podría por la cantidad de intereses que se verían afectados”, dice el experto mexicano, quien fue jefe de la oficina de asuntos económicos de la Embajada de México en Washington DC, Estados Unidos durante ocho años. ¿Qué está en juego? Un botón de muestra: México y Estados Unidos comercializan un millón de dólares en bienes cada minuto, equivalente a más de 1,400 millones de dólares (mdd) diarios. Además, la principal economía del mundo exporta más a México que todos los países emergentes (Brasil Rusia, India y China) combinados, de acuerdo con un estudio del Centro Internacional para Académicos Woodrow Wilson, instituto México. “No solo intercambian productos terminados, sino que los construyen juntos”, añade el centro. Los bienes que Estados Unidos importa de México tienen 40% de valor agregado estadounidense, es decir, que exporta bienes intermedios; éstos se transforman, regresan al país vecino, ya sea para el mercado doméstico o exportarse a mercados terceros. Lee también: Juan Pablo del Valle, el millonario mexicano que enfrenta a Donald Trump Sólo Canadá se acerca con 25% de valor agregado en sus exportaciones. En el caso de China, la segunda economía del mundo, es 4%, una relación de 10 a uno frente a México, dice el centro. “Estamos hablando no sólo de un comercio cuantitativamente sino cualitativamente importante”, detalla el directivo, miembro del equipo que negoció el TLCAN durante la década de los noventa. Cualquier interrupción a los flujos de comercio tendrá un impacto enorme sobre estados Unidos, advierte Ortiz Mena, no solo en México.  ¿Por qué? Por las cadenas productivas entre ambas naciones. El también profesor de la Universidad de Georgetown ejemplifica con el sector automotriz, en particular con el caso del actor Clint Eastwood quien afirmó en un comercial que la vitalidad automotriz de Detroit regresó por el dinamismo de Chrysler, pero en realidad se debe gracias al Bajío mexicano y Canadá. “Hay coches norteamericanos, no estadounidenses”.
  México, principal destino de sus exportaciones También está la importancia de México para las exportaciones estadounidenses. Cuatro entidades de Estados Unidos tienen a nuestra economía como el primer destino de exportaciones. México es el segundo destino para 25 estados americanos y cuatro más lo tienen como su tercero. Esto quiere decir que 33 de los 50 estados americanos tienen a la nación que gobierna Enrique Peña Nieto como su top tres en exportaciones, de acuerdo con el analista senior de ASG. En julio de 2016, el candidato republicano señaló que las compañías americanas que lleven sus operaciones a México para reducir costos, y vendan sus productos en Estados Unidos, pagarán un impuesto de entre 15 y 30% adicional, con la finalidad de que mantengan los puestos de trabajo en la nación que hoy gobierna Barack Obama. Pero a personas como Trump se les olvida los puntos de fricción, donde se ha llegado a retirar preferencias comerciales que perjudicaron a Estados Unidos. Por ejemplo, en autotransporte, pues Estados Unidos no cumplía con las disposiciones del TLCAN, una disputa que duró años. A México no le quedó otra opción excepto retirar los beneficios arancelarios. Entonces los congresistas de Estados Unidos redescubrieron México. “No hay conciencia cabal en EU de la importancia de México para ellos. Nosotros lo entendemos pero eso no se extiende”.  Potencia en el largo plazo Los detractores del TLCAN también han olvidado las expectativas que hay sobre México en el largo plazo. Hacia 2030, México será la novena economía del mundo y en 2050, se espera que sea la sexta, superando a Japón, Rusia, Alemania, Reino Unido y Francia, según la consultora PwC. “Es como no querer no reconocer una realidad que se mueve hacia allá, de dotación de recursos, demografía, geografía”, dice Mena Ortiz. “No es que Estados Unidos exporte coches y nosotros aguacates (aunque si mandamos de Huruapán): Ellos exportan autopartes, nosotros ensablamos. Reexportan productos armados y semiterminados”.   Los verdaderos problemas de Estados Unidos Existen preocupaciones que está capturando Trump (que también retomó el precandidato demócrata Bernie Sanders) que tiene que ver con una distribución más sesgada de los ingresos en Estados Unidos, con tasas de desempleo altas. El desempleo estadounidense se ubicó en 4.9% en julio, dos décimas más frente a junio del mismo año, de acuerdo con el Departamento de Trabajo. Pero el ex funcionario de la embajada mexicana aclara que ese indicador se refiere a aquellas personas sin trabajo que continúan buscando un empleo, pero si se considera a los que abandonaron la búsqueda, la tasa puede llegar a 10%. “Hay una inquietud de muchos estadounidenses sobre si sus hijos van a ser más prósperos. Hay temor sobre el futuro. Estos factores de una sesgada distribución del ingreso y estructuralmente tasas altas de desempleo  rebasan el tema de México. Golpear a México y al libre comercio se vuelven mecanismos de soluciones fáciles para retos reales, no son imaginados, pero México es parte de la solución”, añade Ortiz.

 

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