La personalidad es uno de los componentes que definen a un político. Por ejemplo, en el líder mesiánico el discurso es profecía, la palabra dogma y las ideas vienen de lo sobrenatural. Es el defensor de los oprimidos; surgió del pueblo y siempre estará a su lado.   Ser un líder en política implica disponer de recursos para dirigir grupos sociales, desarrollar capacidades para influir, convencer y persuadirlos; motivar y comunicar efectivamente; administrar una plataforma de exposición que genere notoriedad; perfeccionar los talentos personales con base en una severa disciplina; entender el funcionamiento de las instituciones y aplicar la inteligencia y las habilidades en beneficio del pueblo; desarrollar estrategias efectivas para imponerse a los obstáculos y a los opositores; mantenerse vigente, generar impacto y asumir el poder como vía de transformación. Además de estos elementos, consideramos que el discurso, la oferta, propuestas, trayectoria, objetivos, contexto, posicionamientos, ideología, formación, valores, perspectiva, proyectos, programas y la personalidad de los actores son los componentes a partir de los cuales podemos definir y distinguir diferentes estilos de liderazgo político: AUTÉNTICO.- est@s líderes consideran su origen e identidad como la base de su persuasión. Son mujeres y hombres forjados por su propio esfuerzo, orgullos@s de su cercanía, empatía y nacionalismo; identificados con sus comunidades; viven, conviven cercanos al pueblo; son representantes auténticos, sin poses, sin exageraciones; su discurso es ligero, entendible para todos; se expresan, se mueven, hablan, pasan penurias, comen, visten y se comportan como cualquiera. Su normalidad es la base de su popularidad. Son gente común pero extraordinaria por que han luchado por algo, su sencillez los hace confiables, con alguien del pueblo en el gobierno es la gente la que va a mandar. Como es como nosotros sabe que queremos, nos entiende, no nos va a traicionar, es humilde, anda por la calle, sigue viviendo donde siempre, conozco a su familia, somos amigos. Asisten al cine, al mercado, fueron a las mismas escuelas y van a luchar por atender los problemas de todos. Por supuesto este estilo se pervierte con políticos de pose que creen que con un viaje en camión, pesero o metro; con una selfie comiendo tacos; algún mal chiste; usando un sombrero de palma con listones; un bailecito o posando junto al bolero se hacen “auténticos”. CARISMÁTICO.- estos surgen de la personalidad, el estilo y la presencia. Son seres humanos que ejercen una atracción especial, a veces subjetiva, subrepticia, indefinible, casi mágica sobre las masas. No pasan desapercibidos, muestran control absoluto de sus emociones, estabilidad, seguridad y aplomo con los que convencen. La ciudadanía se alimenta de sus historias, sus vivencias, son estrellas, su voz, sus gestos, sus poses causan impacto y expectativa. Está implícito que son triunfador@s, exitos@s; casos ejemplares a seguir; pero “a la buena”. El pueblo aspira a ser como ellos, sin dejar de envidiarlos también les concede el mérito (se lo ganaron, por algo están ahí). Una muestra de sencillez, un gesto de humildad, un abrazo, es como cobijarse a la sombra del poder, es sentir el apoyo, la bondad, un momento digno de alfombra roja política. Parecen siempre estar a la altura de la circunstancia; salen bien en todas las fotos, aún en la vida cotidiana son atractivos, llenan el imaginario social de fantasías. La degradación de este grupo viene cuando a fuerza de billetes se pretenden justificar corrupción, dispendio y complicidades; recrear novelas que no ayudan en nada a los problemas sociales; simular personalidad donde no la hay; el problema es que el actor político corre el riesgo de convertirse en otro personaje secundario, vacío e insulso, una parodia. Al final, en política la ineptitud brilla aún más que el carisma autentico. EFICIENTE.- la característica primordial de est@s polític@s es la capacidad para resolver cosas, para hacerlas bien, cumplir metas, lograr y demostrar resultados. Que el gobierno se reduzca, pagar menos impuestos, que no exista corrupción, que los servicios cuesten menos y que haya mejor calidad en su prestación. La ciudadanía busca aquí seleccionar un gerente, un administrador, especialmente honesto, es evidente que este estilo gana preferencia en coyunturas con problemas, excesos y finanzas a la baja. Est@s líderes demandan de gran energía para conducir, motivar y comprometer a sus equipos, requieren de grandes dotes de dirección, son emprendedores, innovadores, ejecutivos del sector público. En este caso, hay diversas derivaciones que pueden ser negativas. Un error de selección -el actor político no estaba a la altura de los retos- no contó con el soporte adecuado y no fue capaz de vencer a grupos antagónicos; se quedó a medias ante demasiadas expectativas de la gente. Los recursos no fueron suficientes, contingencias, eventos imprevisibles, traiciones, todo lo que puede salir mal. Incluso el corregir problemas puede ser muy costoso; atacar la informalidad, la delincuencia, la evasión de impuestos y hasta mejorar la educación pueden ser percibidos como muy impopulares por el activismo de los grupos de interés. Otro inconveniente es que el líder pueda ser denostado como autoritario, insensible o tecnócrata. MESIANICO.- el arte de la persuasión emocional. En los líderes mesiánicos el discurso es profecía; la palabra dogma y las ideas vienen de lo sobrenatural. Este grupo se alimenta de cercanía, una coincidencia espiritual con los electores, son idealistas, emotivos, patriotas, inconformes natos, conservadores en sus valores que muestran ideas de revolución. Su tema central es la alteración del status. Son los defensores a ultranza de los oprimidos, los desposeídos, los desarraigados, los discriminados, surgieron del pueblo y siempre estarán a su lado. Florecen en las naciones con grandes y profundas desigualdades, con insultantes niveles de pobreza, marginación y la presencia de clases que concentran los beneficios, los privilegios y la riqueza. El mesiánico es víctima, carga las laceraciones y las cicatrices de su pueblo. Su misión es injusta pues no cuenta más que con su palabra, su honestidad y la gente que lo sigue. Para este estilo de liderazgo es imprescindible contar con enemigos, su reputación se alimenta de que en su contra se conspire y se traicione (no faltará un moderno Judas dispuesto a venderlo por una curul). Los discursos suelen ser piezas invalorables de retórica, inspiración y poesía. Su sencillez, vestimenta, lenguaje, comportamientos, son populares sin ser vulgares; es un convencido de ganar la calle, casa por casa; sus causas son milenarias, profundas, no admiten ya paciencia. El estado (y su riqueza) son del pueblo, de nadie más, Se abroga elementos de la historia como propios, los héroes y personajes del pasado se funden en su imagen (algunos llegan incluso a manifestarse en los cantos de las aves y en la forma de las nubes). Representa la validez de las leyes, los principios y los conceptos que originaron la nación. Es el reparador del contrato social. Viene a castigar a los sátrapas y fariseos de la política. 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