En Estados Unidos avanza una iniciativa para eliminar la restricciones a sus exportaciones de petróleo crudo, que es de mejor calidad que el mexicano, y que puede reconfigurar el mercado y el mapa geopolítico.   En un momento en que México pasa por aprietos financieros ante la caída de los precios del petróleo, justo cuando abrió su sector energético a la inversión privada, hay otro riesgo en el horizonte: Estados Unidos, el productor de crudo más importante del mundo, que se convertiría en un peligroso rival petrolero. En agosto pasado, México y EU acordaron un intercambio de 100,000 barriles diarios de petróleo. A la economía nacional le conviene tener petróleo ligero estadounidense para producir más gasolina, pero para el vecino del norte es sólo el primer paso de un plan mucho más grande. La Cámara de Representantes y el Senado discuten una iniciativa para terminar con una ley que ha prohibido por más de 40 años las exportaciones de crudo de EU, salvo contadas excepciones. El Subcomité de Energía de la Cámara de Representantes aprobó la iniciativa que avanza en el Congreso, y a finales de año podría ser ley para que EU vuelva al mercado petrolero. ¿Cuáles serán los impactos? Aunque no se puede medir qué tan grandes serán, afectarán directamente al gobierno mexicano, que trata de depender menos del petróleo en un mercado de precios deprimidos.   De la independencia a la sobreoferta energética Un conflicto geopolítico obligó a Estados Unidos a prohibir sus exportaciones de crudo desde hace más de 40 años. En 1973, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) decidió hacer un embargo contra Estados Unidos, en represalia por apoyar a Israel con armas mientras mantenía un conflicto con varios Estados árabes, evento que se conoció como la Guerra del Yom Kippur. En ese entonces, en Estados Unidos se hablaba de una ‘crisis energética’ por este embargo. La OPEP sacó automáticamente cinco millones de barriles de petróleo (bdp) diarios del mercado cuando la demanda de crudo crecía. Para atender la emergencia, el presidente Richard Nixon ordenó limitar las exportaciones de crudo. En 1974, el presidente Gerald Ford promovió una ley para asegurar la independencia energética de Estados Unidos. Actualmente, el vecino del norte puede exportar petróleo crudo solamente a Canadá o mediante un intercambio con otros países. Esta restricción a las exportaciones hizo que Estados Unidos se convirtiera en un productor importante de productos refinados, como gasolina y diesel. “Ellos vieron que el negocio no está en la exportación de hidrocarburos, sino en la transformación”, explica Ramsés Pech, experto en materia energética y consultor en Caraiva y Asociados. Estados Unidos tiene 142 refinerías y abarca 22% de la industria de la refinación total en el mundo, agrega el especialista. Con la prohibición de las ventas al exterior, la producción de petróleo crudo cayó a 6.8 millones de barriles diarios de petróleo (bdp) en 2006. Pero con la revolución del gas shale, la extracción por perforación hidráulica (fracking), extracción horizontal y otras técnicas, la industria energética estadounidense renació hasta alcanzar una producción de 8.7 millones bdp, según datos de la agencia de Administración de Información de Energía estadounidense (EIA, por sus siglas en inglés). Para finales de 2015, prevé que la producción llegue a 9.22 millones de bdp. Si se junta la producción de petróleo con la de otros combustibles líquidos (gas natural, etanol y biodiesel), Estados Unidos ya es el productor energético más grande del mundo, por arriba de Arabia Saudita y Rusia. chart   Abrir la puerta a la exportación Con la suficiencia energética asegurada y la sobreoferta de combustible existente, Estados Unidos comenzó a plantearse la posibilidad de abrir nuevamente su crudo a la venta al exterior. En enero de 2015, la Universidad de Columbia publicó un estudio en el que explora los potenciales beneficios de levantar la prohibición. “Mientras que la teoría económica y la evidencia empírica sugieren fuertemente que el levantamiento de restricciones a las exportaciones actuales aumentaría la producción de crudo nacional, reducir la gasolina y los precios de otros productos refinados, y aumentar la producción económica, la magnitud del impacto es altamente incierto”, menciona el estudio Navegando el debate de las exportaciones de petróleo de EU, firmado por Jason Bordoff y Trevor Houser. En febrero de 2015, en la Cámara de Representantes se introdujo una iniciativa para levantar la prohibición de exportación de petróleo crudo, mientras que el pasado 30 de julio, en el Senado se discutió otra iniciativa con el mismo fin: el Acto de Seguridad Nacional en Producción y Energía (OPENS Act, por sus siglas en inglés). El Subcomité de Energía de la Cámara de Representantes se reunió el pasado 10 de septiembre para discutir y aprobar la iniciativa. “Los beneficios del levantamiento de la prohibición son muchos, como impulsar la producción nacional de energía, crear empleos y mejorar nuestra seguridad energética. También podemos ayudar a nuestros aliados de todo el mundo que buscan desesperadamente un suministro seguro de energía. Hemos adoptado un enfoque reflexivo al reconsiderar las exportaciones de petróleo, y el tiempo de levantar el embargo es ahora”, dijeron los presidentes del Comité de Energía y Comercio, Fred Upton y Ed Whitfield, en un comunicado. Aún no se tiene una fecha para que ambas cámaras de EU voten la iniciativa, pero podría ser a finales de septiembre; si pasa, el presidente Barack Obama firmaría el decreto para que sea ley a finales de este año. “¿Qué le conviene a EU? Exportar. ¿Lo van a hacer? Sí, porque es un negocio”, asegura Ramsés Pech, de Caraiva y Asociados.   Impactos para México y el mundo El hecho de que el productor de petróleo más grande del mundo regrese a los mercados internacionales tendrá varios impactos, aunque se desconoce qué tan profundos serán. Por un lado están las consecuencias geopolíticas. Más oferta puede “reducir el poder económico, los recursos fiscales y la influencia geopolítica de grandes países productores de petróleo, desde Arabia Saudí hasta Canadá. El suministro adicional en el mercado también aumentaría la competencia y reduciría la capacidad de cualquier país de aprovechar sus recursos para ganar influencia”, indica la Universidad de Columbia en el estudio. Hogan Lovells BSTL indica en un análisis que si el embargo es eliminado, EU podría exportar 1.8 millones de barriles diarios de petróleo crudo para 2017. No sólo Estados Unidos entraría al mercado con grandes cantidades de petróleo, sino que llegaría con crudo ligero, que es el de mejor calidad para producir gasolina. El pasado 14 de agosto, el Departamento de Comercio de Estados Unidos autorizó un intercambio diario de 100,000 barriles de petróleo crudo con México. La ventaja de este acuerdo es que se obtendrá crudo ligero del vecino del norte, más propicio para elaborar productos refinados, explica Carlos Ramos Miranda, socio de Hogan Lovells BSTL. Pero si le autorizan a los productores exportar crudo, el país vecino pasará de ser cliente a competidor directo. “Cuando le digan a los productores que pueden exportar, van a producir más porque se les abre el horizonte de ventas y van a competir con un petróleo de mejores características que el mexicano. Sí nos va a poner en un predicamento si EU abre esa puerta”, alerta el especialista de Hogan Lovells BSTL. Otro efecto inmediato será que los precios internacionales de petróleo seguirán deprimidos, lo que puede complicar la llegada de más empresas privadas a explotar campos en México. “No esperemos que el barril esté por arriba de los 60 dólares en los próximos tres o cuatro años”, dice Ramsés Pech, y agrega que México tiene que ser atractivo para que más empresas entren a la Ronda Uno (subasta de campos), siempre y cuando la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) reevalúe cuánto quiere percibir por los contratos que se otorguen. En un momento en el que el gobierno pelea para seguir manteniendo atractiva su apertura energética para la inversión, puede surgir un competidor con mucho más potencial. Así lo expone Hogan Lovells BSTL en otro análisis: Las inversiones extranjeras en los activos de petróleo y gas de Estados Unidos se han incrementado dramáticamente desde que empezó el auge del shale oil. Pero hay espacio para más inversión, y el fin de la prohibición de las exportaciones estadounidenses de crudo podría dar a los inversionistas más razones para invertir en la producción estadounidense.”

 

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