La década del 2020 podría ser recordada por la aparición de verdaderas multinacionales latinoamericanas con presencia en todos los continentes. Corporaciones de influencia mundial que cambiarían las dinámicas económicas y políticas.

 

Por Igor Galo,  analista de IE Business School   Comprar barato y vender caro. Las grandes fortunas siempre se han hecho con esta sencilla fórmula: comprar activos a precios atractivos y venderlos más caros. O comprar barato para generar rendimientos mayores en un futuro. Pero para aprovechar esta oportunidad es necesario tener liquidez y una base sólida que pueda afrontar desafíos de este tipo, ya que las verdaderas oportunidades siempre suelen encontrarse en tiempo de crisis. Una posición privilegiada en la que hoy se encuentran muchas de las medianas y grandes empresas de América Latina, que ahora están en posición de comprar activos y tomar posiciones en la Unión Europea. La deuda ha debilitado a muchas empresas del Viejo Continente y las ha dejado vulnerables ante competidores más fuertes y saneados, como es el caso de las corporaciones y firmas latinoamericanas. La capitalización de las Bolsas de Europa está 40% por debajo de su pico de 2008 y el desempleo hace que cualquier proyecto de inversión sea recibido con alfombra roja. Los costes son menores y las oportunidades, por lo tanto, mayores. Las “multilatinas” podrían convertirse en “multinacionales” en Europa. Se trata, de alguna forma, del mismo movimiento que las empresas españolas, portuguesas, francesas o alemanas dieron en los años 80 y 90 cuando acudieron a comprar empresas en América Latina o a implantar allí sus plantas productivas. Sin embargo, aquellas inversiones en tiempo difíciles se han convertido, 15 años más tarde, en las mayores alegrías de estas empresas. BBVA, Telefónica, TIM, GALP, Volkswagen, Fiat, Endesa y otras muchas decenas de grandes empresas europeas y cientos de mediana invirtieron en tiempos en los que América Latina no brillaba tanto, y así lograron activos a precios atractivos, que a la postre han generado importantes beneficios. ¿Sabrán las empresas latinoamericanas sacar provecho de la situación que vive Europa? Aunque muy lentamente, algo comienza a moverse en este sentido. Algunas empresas regionales comienzan a comprar e invertir, a precios increíblemente bajos en muchos casos, en activos en Europa. En la venta de Inversis, un banco español especializado en inversores de perfil medio-alto y con un volumen de inversión de 4,200 millones de euros (mde), se habla de la presencia de un banco latinoamericano interesado. Inversis, que se ha puesto a la venta por entre 100 y 200 mde, tiene un perfil interesante y no está en pérdidas, pero algunos de sus dueños (Bankia, Cajamar o Banco Sadabell) deben venderla para hacer caja y capitalizarse. Banesco pidió información sobre el Banco Gallego, una entidad de 700 empleados y 150 oficinas en España, con 3,500 mde en activos, que la entidad también nacionalizada NovaCaixa Galicia ha tenido que vender por necesidad e imposición de Bruselas, a cambio de la ayuda del dinero público que recibió. Finalmente no logró hacerse de este banco, pero en diciembre de 2012 esta misma entidad privada venezolana sí se convirtió en el dueño  de Banco Etcheverria, una pequeña entidad del norte de España con 100 oficinas. Pero el bancario no es el único sector cuyos activos parecen interesar a ciertos corporativos de América Latina. En el sector textil y del retail, algunas empresas latinoamericanas podrían dar un salto mundial. Blanco, una cadena española de ropa de mujer con 150 tiendas por toda España, Francia, Portugal, Grecia, Reino Unido, Arabia Saudí, Emiratos Árabes y Marruecos, ha solicitado el preconcurso de acreedores y busca socio. Más ejemplos. En el golpeado sector inmobiliario, cuyos precios han caído más de 50%, el grupo venezolano Sambil compró un centro comercial de 60,000 metros cuadrados al grupo portugués Sonae en Madrid, por 17 mde (había sido valuado en más del doble hace dos años). Algunos rumores hablan de que la mexicana Pemex podría, incluso, comprar unos astilleros en España. La década del 2020 podría ser recordada por la aparición de verdaderas multinacionales latinoamericanas con presencia en todos los Continentes. Corporaciones de influencia mundial que cambiarían las dinámicas no sólo económicas, sino políticas, que además protegerían a los inversores y propietarios de estas empresas latinoamericanas ante crisis locales y regionales. ¿Sabrán aprovechar las corporaciones y directivos las oportunidades de esta crisis para dar el salto?

 

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