Conoce una herramienta que presenta varias medidas para reducir o eliminar cualquier barrera aplicable al comercio o al desplazamiento de inversiones entre países.   El término facilitación del comercio tiene una indiscutible forma de entenderlo, ya que podría decirse que incluye toda acción intencionada, ya sea unilateral o negociada, tendiente a simplificar los procedimientos operacionales y a reducir o eliminar los costos de transacción que afectan a los intercambios comerciales y movimientos económicos internacionales, o que los impiden. La traumatología en el proceso de despacho aduanal es por ejemplo un foco de atención particular. La facilitación del comercio fue introducida como concepto en la Organización Mundial de Comercio (OMC), en 1996 en la Conferencia Ministerial de Singapur, donde se determinó la realización de trabajos exploratorios y analíticos para evaluar si procedería establecer normas sobre esta materia en el seno del organismo. En términos más específicos, la facilitación del comercio se relacionaría con una gran diversidad de ámbitos referidos a las transacciones internacionales de bienes o servicios, así como al movimiento de capital y de personas, especialmente de negocios. Por lo tanto, es un concepto que podría referirse a cada una de las medidas que pretendan reducir o eliminar cualquier barrera aplicable al comercio o al desplazamiento de inversiones entre países. Si los aranceles gradualmente se han reducido a nivel mundial, las barreras u obstáculos técnicos se convierten en el principal foco de atención en materia de facilitación comercial. Dentro de este contexto están los estándares técnicos o normas que los productos deben cumplir para lograr acceso a mercado. En un pensamiento acorde a la globalización económica en la que estamos inmersos, entre más estandarización exista en la producción, aceptación de productos, formas de consumo, usos o utilidad, la estandarización es una herramienta fundamental para conquistar los mercados, pero solo para quienes puede atender un mercado global. De manera simplificada, conviene aclarar que tanto el reglamento técnico como la norma se definen como documentos en los que se establecen requisitos o especificaciones de un producto, siendo su cumplimiento obligado en el caso del reglamento (una ley, por ejemplo), y una opción voluntaria en el caso de la norma; la verificación de que un producto cumple con lo establecido en un reglamento técnico o una norma es lo que se conoce como procedimiento de evaluación de la conformidad. No se debe pensar que un reglamento técnico, norma o procedimiento de evaluación de conformidad es en sí un obstáculo técnico al comercio. Tan sólo son considerados como tales, aquellos que restringen innecesariamente los flujos de comercio, algo que no siempre resulta fácil de determinar. El Acuerdo sobre Obstáculos Técnicos al Comercio (OTC), bajo el marco de la OMC, trata de garantizar que los reglamentos técnicos y las normas, así como los procedimientos de prueba y certificación, no creen obstáculos innecesarios al comercio, pero al mismo tiempo otorga a los Miembros el derecho de aplicar medidas para lograr objetivos legítimos en su uso o aplicación, como por ejemplo, la protección de la seguridad de las personas, la protección de la salud de las personas, protección de la salud y la vida de los animales y los vegetales, protección de la salud y la vida de los animales y los vegetales, protección del medio ambiente o prevención de prácticas que induzcan a error. Otros objetivos de los reglamentos son el desarrollo de la calidad del producto, la comunicación de atributos como la composición de materiales o sustancias, la forma, el diseño, las funciones o el rendimiento, o bien advirtiendo a través del etiquetado, el uso o especificaciones de conservación, la manera en que se elabora un producto. En este sentido, la estandarización contribuye decididamente a implantar las mejores prácticas, apoyar la innovación y reforzar la eficiencia y por tanto la competitividad- de las empresas; la innovación tiene en los procesos de estandarización (creación de normas), uno de sus mejores aliados ya que las normas técnicas indican cómo deber ser un producto o cómo debe funcionar un servicio para que sea seguro y responda a lo que el consumidor espera de él. El que un país cuente con un proceso estructurado de normalización puede transformarlo en un bien nacional y por ende un pilar de desarrollo. Sin embargo, los procesos de normalización pueden convertirse en una barrera de mercado, la adopción de normas de fabricación y de muy variados reglamentos técnicos, que afectan al producto y a su proceso y entorno de producción, ha resultado de acciones unilaterales de cada país y su generalización en los grandes mercados importadores, ha creado una alta diferenciación en las normas de un mismo producto, entre uno y otro país o entre regiones distintas del planeta. Con ello el riesgo de que estas normas técnicas obstaculicen el comercio internacional ha ido en aumento. Tener demasiadas normas diferentes hace la vida difícil a los productores y a los exportadores, lo que ha conducido a percibirles como verdaderos OTC. La generación y asimilación de estándares internacionales (o normas internacionales) son una forma de sobrepasar las barreras técnicas para el comercio internacional causadas por los diferentes estándares y reglamentos desarrollados separadamente por cada nación, organizaciones de estándares nacionales o empresas privadas. Las barreras técnicas existen cuando diferentes grupos interactúan, cada uno con una gran base de usuarios, haciendo algo bien establecido que entre ellos es mutuamente incompatible. El establecer estándares internacionales es una de las formas de prevenir la aparición de estos problemas. A este proceso se le conoce como Armonización de estándares. Hay muchas organizaciones de estandarización nacional y regional, pero las tres organizaciones internacionales que tienen el mayor reconocimiento internacional son la Organización Internacional para la Estandarización (ISO), la Comisión Electrotécnica Internacional (IEC), y la Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU). Las tres han existido durante más de 50 años (fundadas en 1947, 1906, y 1865, respectivamente) y tienen todas su sede en Ginebra, Suiza. Han establecido decenas de miles de estándares que cubren casi cualquier tema concebible. La armonización con normas internacionales es posiblemente una poderosa y valiosa herramienta en la tarea de facilitación del comercio, y sobre la que la comunidad internacional debería concentrar, con determinación, sus esfuerzos y recursos. La armonización con normas internacionales establece un lenguaje común, favoreciendo que diferentes países tengan exigencias equivalentes, realicen evaluaciones de conformidad comparables y establezcan análogos niveles de protección, contribuyendo así, a crear confianza entre socios comerciales y mejorando en definitiva el acceso a los mercados. Bajo los acuerdos establecidos en muchos tratados de libre comercio, los gobiernos involucrados (las partes), negocian y aceptan los resultados de los procedimientos de evaluación de la conformidad que se realicen en territorio de otra parte, siempre que ofrezcan una garantía satisfactoria, equivalente a la que brinden los procedimientos que la Parte aceptante lleve a cabo o que se realicen en su territorio y cuyo resultado acepte, de que el bien pertinente o el servicio en cuestión cumple con el reglamento técnico o con la norma aplicable adoptada o mantenida en territorio de esa parte. Si los estándares aplicables están armonizados, esta tarea y los procedimientos relativos se simplifican significativamente. Este es un aspecto ineludible en la consolidación de una zona de integración y es relevante la previsión de instrumentos que permitan resolver los problemas relacionados con la libre circulación de mercancías para facilitar el libre comercio y fomentar la competencia.   Contacto: Twitter @perez_munguia [email protected] / [email protected] www.nyce.org.mx / www.imece.org.mx

 

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