La oficina de estadísticas de la Unión Europea, Eurostat, estimó que los precios al consumo en los 19 países que comparten el euro cayeron un 0.1% interanual en septiembre tras un alza del 0.1% en agosto.   Reuters Los precios en la zona euro cayeron nuevamente en septiembre debido a una disminución en los valores del petróleo, lo que eleva la presión para que el Banco Central Europeo (BCE) fortalezca sus compras de activos e impulse la inflación. La oficina de estadísticas de la Unión Europea, Eurostat, estimó que los precios al consumo en los 19 países que comparten el euro cayeron un 0.1% interanual en septiembre tras un alza del 0.1% en agosto. Los economistas encuestados por Reuters esperaban una lectura sin cambios en los precios este mes. El principal factor para la caída fue un retroceso anual en los precios de la energía, que bajaron un 8,9 por ciento tras una caída del 7.2% en agosto. Los alimentos no procesados, por otro lado, fueron el primer elemento de subida para el índice general, con un aumento del 2.7%. Sin estos componentes volátiles – o lo que el Banco Central Europeo llama inflación subyacente -, los precios crecieron un 0.9% interanual en septiembre, la misma cifra que en agosto. El BCE quiere mantener la inflación general a la baja pero cerca del 2% a mediano plazo y comenzó a comprar activos, incluidos bonos, en marzo para inyectar más dinero a la economía. Pero el programa de alivio cuantitativo (QE) de 1 billón de euros ha tenido hasta ahora un éxito limitado por la abrupta caída del precio de las materias primas, exacerbadas por las expectativas de un crecimiento económico menor en China, la segunda mayor economía del mundo. Las expectativas de inflación a largo plazo para la zona euro han disminuido a su menor nivel desde febrero, previo al inicio de las compras de activo, en momentos en que la economía china se desacelera, reforzando las expectativas pesimistas. Incluso el jefe del banco central finlandés Erkki Liikanen ha advertido que el crecimiento de la zona euro está en riesgo debido a la desaceleración de los mercados emergentes y que la inflación podría estar lejos de las expectativas más modestas. El presidente del BCE, Mario Draghi, mantuvo un tono balanceado la semana pasada al declarar que el organismo está listo para actuar y que cuenta con amplia flexibilidad en cuanto a la escala, composición y duración de sus compras de activos. “Incrementar el ritmo de las compras mensuales de activos tendría un impacto mayor que extender la duración del actual programa”, dijo Deutsche Bank en una nota a sus clientes.

 

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