No existe un país en el mundo que cuente con una carrera como esta: más de 100 autos fabricados entre 1940 y 1972, 3,000 kilómetros de recorrido en siete días, un largo historial de accidentes y una fiesta enorme donde acaba cada etapa. Es la carrera panamericana, uno de los ralis más célebres a nivel mundial. Por María Escobedo   La historia de esta carrera de ‘autos locos’ se remonta a 1950, año en el que se celebró un rally desde Laredo a Tuxtla Gutiérrez para celebrar el fin de la construcción de la autopista Panamericana en su parte mexicana. En aquel momento, fue concebido por el Gobierno de México como una forma de atraer a grandes inversionistas. Este rally fue creciendo poco a poco en popularidad, ya que muchos pilotos fueron atraídos por el desafío que ofrecían las diferentes altitudes y los cambios climáticos del recorrido por carreteras mexicanas. Era el lugar ideal para poner a prueba tanto la resistencia de los autos como las habilidades de los pilotos. Primero compitieron marcas americanas, como Cadillac y Oldsmobile, y después europeas, como Ferrari, Mercedes-Benz y Lancia. En esta primera etapa, que duró cinco años, participaron algunos de los pilotos más importantes del automovilismo a nivel mundial, como el argentino Juan Manuel Fangio, pentacampeón de Fórmula 1, a bordo de su Lancia D24. Fangio venció en la edición de 1953. Pero los organizadores decidieron cancelarla en 1955 tras varios accidentes, especialmente después de la tragedia de Le Mans en la que fallecieron el piloto Pierre Levegh y 82 espectadores en un fatídico choque múltiple que marcó profundamente al automovilismo de la época. Fue hasta después de tres décadas que Eduardo León, el actual presidente de la carrera, decidió resucitarla. Para ello convenció a diversas asociaciones automovilísticas y a varios pilotos para participar en la nueva Carrera Panamericana, la cual contaba con un novedoso recorrido dividido en siete etapas y 11 categorías en las que compiten tanto pilotos profesionales como aficionados. Tal y como se pretendió en su inicio, la Carrera Panamericana se ha convertido en uno de los grandes símbolos de un turismo diferente que mueve mucho dinero. En la actualidad ha crecido y se ha transformado en mucho más que esa tremenda carrera que Alfred Neubauer, team manager de Mercedes-Benz de 1926 a 1955, describió como una mezcla de las 24 Horas de Le Mans, la Mille Miglia, el Grand Prix de Trípoli y de Nürburgring, se trata de un auténtico acontecimiento deportivo, social, turístico y festivo. GettyImages-135212921 LA PANAMERICANA Y TAG HEUER: SEGUNDA JUVENTUD La historia de ambas marcas está unida desde que Jack Heuer creara el reloj Carrera pensando en los pilotos del rally. Desde hace cuatro años su relación es cada vez más estrecha, pues la casa relojera es el cronometrador oficial. Un patrocinio que parece hecho a medida, ya que el propio lema «Don’t crack under pressure » de Tag Heuer encaja a la perfección con la experiencia que viven los pilotos en la competencia. Para la directora de marketing de Tag  Heuer, Valerie Servageon, esta acción es uno de los primeros pasos en el reposicionamiento de la marca suiza para acercarse a un público más joven, proporcionando nuevas líneas y un concepto de lujo asequible. Por lo tanto, han lanzado una edición especial del Carrera con un precio inferior al habitual. Heuer Box1 FIESTAS A TODA VELOCIDAD Eduardo León nos relató emocionado, durante  la presentación de la carrera en Suiza, que en cada fin de etapa son recibidos  por cientos de personas y cómo en el transcurso de la competencia por cada ciudad se genera un gran ambiente de diversión. De hecho, es el halo festivo lo que atrae a muchos de los participantes, quienes están dispuestos a pagar los 9 mil dólares que cuesta la inscripción para formar parte de la carrera porque, como contaba divertido León, «la cuota incluye la participación, el alojamiento y todo el tequila y la fiesta». Se puede decir que en esta carrera hay dos tipos de pilotos: los profesionales, dispuestos y preparados para ganar; y la gente, anónima y conocida que participa atraída por el ambiente y la adrenalina de la velocidad y el peligro. Sin embargo y de acuerdo con el presidente de la carrera, casi la mitad de los aficionados no llega a terminarla porque no se encuentran preparados. Ellos son los que pueden vivir la parte lúdica y ociosa de la competencia. Entre las celebridades que han participado podemos citar al baterista de Pink Floyd, Nick Mason, quien compitió en 1990 junto con el piloto Guy Edwards a bordo de un Lancia Aurelia B20 GT. Asimismo, son muchos los hombres de negocios que se lanzan a esta desafiante aventura, como el dueño de Walmart, Sam Walton. Los pilotos que compiten con la intención de ganar permanecen alejados de las fiestas. Entre los participantes profesionales  hay una larga lista de pilotos de Fórmula 1, como el último ganador de la carrera, el francés Érik Comas, quien participó  patrocinado por Tag Heuer, tradicional sponsor de la Panamericana, y que este año cuenta con otro expiloto profesional, en este caso de Moto GP, Hilaire Damiron.   Este piloto francés habló con Forbes Life sobre su trayectoria en la Carrera Panamericana, en la cual ha participado cinco veces, quedando en posiciones altas, sin haber obtenido todavía el primer lugar. Este año su objetivo es lograr la victoria. Decidió lanzarse a la aventura Panamericana para vivir una experiencia diferente a las carreras de motos. Una vez alcanzada su madurez como piloto se consideró capaz de afrontar con cabeza fría una competencia tan peligrosa e imprevisible como esta. Para lograrlo cuenta con su esposa como copiloto, sumándose así al creciente número de participantes femeninas en los últimos años.GettyImages-144531459 Aunque tengan distintas maneras de enfrentar la carrera, no cabe duda que todos los corredores llegan a la Panamericana atraídos por su leyenda y legado cultural. No se trata de un rally más, su intensidad y el número de accidentes a lo largo de su historia han forjado el mito —basado en la realidad— de que es una competencia para los que quieren exprimir al máximo la vida. Todos están motivados por las ganas de sentir la emoción que vivían los pilotos de los años 50, pero con mayor protección. Aunque los autos deben haberse fabricado entre 1940 y 1972 para formar parte de la carrera, por dentro poco se parecen a los originales. Cada automóvil debe cumplir con una larga lista de requisitos de seguridad y, además, la velocidad máxima permitida se ha ido reduciendo; este año, por ejemplo, no podrán exceder los 200 kilómetros por hora. Todo sea para poder disfrutar al máximo esta carrera cuya regla de oro sigue rezando: «Cuanto más desafías a la muerte, más te divierte». Esta carga de emoción y resistencia es la que inspiró a Jack Heuer para crear el clásico reloj Carrera. Él mismo explicó en su momento cómo las historias sobre el rally y el propio nombre le transmitían «elegancia y dinamismo. Un nombre fácil de pronunciar en cualquier idioma y cargado de emoción». De esta manera, se decidió homenajear a la leyenda de la Panamericana con un reloj robusto que se ha convertido en una de las insignias de la casa suiza. Por supuesto, la leyenda de dicho evento deportivo también está reflejada en los míticos modelos de Porsche que llevan su nombre: el Carrera y el Panamera, lanzados en los años 50 para conmemorar los triunfos de la marca en la primera época. Y tampoco olvidemos los diversos libros y películas inspiradas en la carrera, como la que hicieron los integrantes de Pink Floyd tras participar varios años en la competencia. La leyenda continúa. GettyImages-107460148

 

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