La marca británica de fragancias se instala como un espacio en el cual se puede vivir una experiencia para disfrutar de lo que ofrecen y no sólo ofrecer la dinámica tradicional de una tienda que sólo se visita para adquirir un producto. Es por ello que la división de la misma resulta un giro interesante al punto de venta y al contacto con el cliente. El acomodo de los productos y los servicios que se dan al interior invitan a que la visita sea más prolongada, a descubrir otras líneas y a adquirir nuevas habilidades para una rutina de belleza. La interacción con el cliente hace que el concepto de esta boutique se diferencie, lo cual resulta importante cuando se quiere enamorar a un nuevo mercado.
La sección derecha de la tienda es un mini spa para consentimiento inmediato. El Tasting Bar se trata de un espacio en el que se le da un masaje de brazos y manos a quienes visitan la boutique. Éste consiste en un lavado con un shower gel, un masaje con una de las cremas y finaliza con un rocío de fragancia. Esto permite experimentar los productos y los distintos aromas de primera mano y entonces entender mejor el concepto de combinar fragancias para crear una mezcla propia.
La sección de en medio de la tienda cuenta con una extensa barra con todas las fragancias que se encuentran disponibles para poder percibir el aroma de cada una de ellas. Aquí tienen una experta que orienta a quienes la visitan sobre qué tipo de aroma va mejor con la personalidad de la persona y cómo combinarlos. Cítricos, flores, especias y maderas se entremezclan para experimentar libremente.
Una de sus nuevas líneas es la de Rare Teas, que conjunta seis fragancias refinadas directamente de la hoja con la que se realizan tés orientales. Estas hierbas se recolectan en la zona de las montañas japonesas y en la sección China del Himalaya. La colección fue un reto para los perfumistas, pero el resultado es una mezcla de aromas suaves, frescos y exóticos.
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