Hablamos en exclusiva con Karl-Friedirch Scheufele, copresidente de Chopard, la marca de alta joyería y relojería que dirige junto a su hermana Caroline y que se ha convertido en los últimos años en sinónimo de exclusividad. Diamantes, coches vintage y vinos legendarios… La precisión no está reñida con el placer. El mundo del lujo habla un idioma propio que se conjuga a través de tres conceptos fundamentales: tradición, calidad y trabajo artesano. Si a eso añadimos un cuarto, familia, nos encontramos con la ecuación perfecta. Chopard reúne estos cuatro ingredientes en una receta de éxito que la ha convertido en una de las marcas de referencia dentro de la industria del lujo con más de 2,000 empleados, 14 sucursales, cinco centros de producción (tres en Suiza y dos en Alemania) y 1,350 puntos de venta distribuidos en 135 países. Es una de las pocas empresas familiares que aún siguen existiendo en el universo de la alta gama, dominado básicamente por tres grandes grupos. Sin embargo, los hermanos Karl-Friedrich y Caroline Scheufele consideran que eso es precisamente lo que les distingue de otras firmas: “Somos una empresa familiar, no sólo una marca”. Mientras él se ocupa de la división de relojes para hombre y de los aspectos tecnológicos, ella es la directora creativa de las líneas de alta joyería y la responsable de la organización y gestión de las boutiques, perfumes y accesorios. Se trata de un tándem que funciona a la perfección y que se basa en el equilibrio de fuerzas y en el respeto mutuo. “Es un lujo trabajar de esta manera, no hay discusiones como sucede en otros grupos”, corrobora Caroline, sentada junto a su hermano. La marca nació en 1860, en el pueblo de Sonvilier, una población situada en el corazón del Jura suizo. Louis-Uliysse Chopard, un joven artesano, estableció aquí su taller, que pasó a las dos siguientes generaciones hasta que en 1963 Paul André Chopard, nieto de Louis-Ulysse, decidió vender la marca a Karl Scheufele, descendiente de una dinastía de relojeros y joyeros de Pforzheim, Alemania. Karl y su esposa Karin han dirigido durante más 40 años la expansión internacional de la empresa, a la que continúan ligados en calidad de presidentes, mientras sus hijos llevan la marca a un nivel aún más alto, gracias a hitos como la colección Happy Diamonds, que este año celebra su 40 aniversario y sigue siendo un éxito de ventas, o el 20 aniversario de la manufactura de alta relojería que el propio Karl-Friedrich abrió en la localidad suiza de Fleurier, responsable, entre otros logros, de una leyenda dentro de la industria, el L.U.C Triple Certification Tourbillon que presentaron en 2011. Se trata del primer reloj del mundo que cumple con los requisitos del certificado de cronometría COSC, el Sello de Ginebra y el certificado de la Fundación Calidad Fleurier. “Hubo quien nos preguntó si no es demasiado sostener a un reloj tres certificados. Entonces, ¿por qué se fabrican autos que van a 300 km/h cuando el límite son 120?”, bromea Sheufele.
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29 En realidad, los relojes y la velocidad son sus dos grandes pasiones, heredadas de su padre. Mientras es habitual ver a Caroline en la alfombra roja junto a estrellas de Hollywood en el Festival de Cannes —la fiesta que organizaron este año contó con la presencia de Kendall Jenner, Leonardo Di Caprio, Kate Moss y Diana Ross—, él prefiere dejarse ver por carreras de autos vintage como la Mille Miglia, “la más bella del mundo”, según Enzo Ferrari, y el Grand Prix de Mónaco Historique. ¿Qué pesa más, las ediciones de relojes limitadas o la adrenalina del automovilismo? “Diría que ambas o ninguna, lo importante es mantener el equilibrio”, afirma Scheufele. Además, es todo un connaisseur de vinos, lo que le ha llevado a poseer una cadena de tiendas de vinos Premium, Le Caveau de Bacchus, en Ginebra, Lausana y Gstaad y su propio viñedo en la región francesa de Bergerac, Chateau Monestier La Tour.
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Para este gurú del lujo, esta es una palabra que a menudo se emplea mal: no tiene que ver nada con el precio, sino con algo que no se puede cuantificar en cifras… aunque sean muchas. “Para nosotros, lujo significa calidad. La gente sigue valorando una buena marca: todos sabemos distinguir entre un objeto que divierte y otro que está muy bien hecho”.
Christine Scheufele and Karl-Freidrichg Scheufele Mille Miglia 2015, Brescia, Italy, 14th May 2015 (c) Alexandra Pauli for Chopard

Christine Scheufele and Karl-Freidrichg Scheufele. Mille Miglia 2015, Brescia, Italy, 14 de mayo 2015 (c) Alexandra Pauli for Chopard

Flechazo mexicano México es el mercado más amplio e importante para Chopard en toda Latinoamérica, tal y como admite Rudolf Lang, director general de la marca para América Latina y el Caribe. “El año pasado hicimos una gran inversión con la remodelación de nuestra flagship store en Masaryk, cuya inauguración contó con la presencia de un invitado muy especial, Mark Webber, embajador de Chopard y piloto de Porsche Motorsport. En términos de producto, el mercado mexicano se divide entre las colecciones femeninas y masculinas. La línea masculina se centra, sobre todo, en la relojería, por lo que este año durante el SIAR nos centraremos en nuestra colección L.U.C. Con respecto a nuestro mayor best-seller en México en el mercado femenino, sigue siendo Happy Diamond, tanto en relojes como en joyas”, nos desvela. Síguenos en:

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